La histórica y agudizada desigualdad social en México, nos exige buscar las causas y las vías científicas para generar un verdadero cambio social en beneficio de las mayorías. Nuestros antepasados se liberaron del yugo de los españoles, terratenientes y caciques. Ahora nos oprime el capital, que se personifica en los capitalistas, extranjeros y nacionales, devoradores de todas las riquezas del mundo entero y protegidos por los gobiernos.
México es un capitalismo tardío, surgió en el período de preparación de la Revolución Mexicana (1910-1921), casi 400 años después de existir ya en Europa. Somos un sistema dependiente y subdesarrollado, ubicándonos en el grupo de los países tercermundistas. Nuestra infortunada vecindad con Estados Unidos (EE. UU), ha facilitado el sometimiento en el que por varias décadas hemos estado sumidos los mexicanos. Los diferentes partidos gobernantes que hemos tenido, ahora Morena, han gobernado para la clase capitalista, por eso cada vez hay más desigualdad social y pobreza en nuestro país.
Ya lo dijeron los clásicos de la Economía Política y después Karl Marx: el que crea la riqueza social es el pueblo trabajador, que con su desgaste físico y mental transforma lo que en el campo y la ciudad se produce. Pero fue Marx quien descubrió que, a la hora de distribuir esa riqueza creada, al que menos le toca es al trabajador, a quien no se le paga todo su trabajo, sino sólo la fuerza de trabajo, es decir, un salario que le permita medio comer y vestirse para sobrevivir con su familia y regresar al día siguiente a trabajar.
Los capitalistas, en cambio, sin trabajar, son los que se quedan con la mayor parte de la riqueza; con la complacencia de los gobernantes, pues les dan todas las facilidades para que evadan el pago de impuestos. Así, acumulan y acumulan cada vez más riqueza, incrementando sus fortunas, como está sucediendo con los más ricos del país que están muy contentos y acomodados con el actual gobierno.
¡Ofensiva desigualdad económica y social en México! Por un lado, la 4T deja que los capitalistas incrementen de forma exorbitante su riqueza. Por otro lado, en estos cuatro años de gobierno de López Obrador, hay cinco millones más de mexicanos que se suman a las filas de pobreza. Con la negativa del gobierno para aumentar impuestos a los capitalistas, no se invierte en servicios públicos, se compran menos medicamentos, se equipan menos escuelas, se recortan salarios, prestaciones de médicos, se eliminan incentivos para desarrollar tecnologías y se eliminan fondos de emergencia, sin planes de reemplazo.
Todos los indicadores apuntan a un mantenimiento o incremento de la pobreza en México: la economía lleva cuatro años de estancamiento, y el sector de la industria de la construcción está debilitado desde que empezó a gobernar la 4T. A la fecha, 12 estados no se han recuperado económicamente como estaban antes de la pandemia de covid-19, siguen decreciendo, ejemplos graves son Campeche -16.9 por ciento, Aguascalientes -6.9 por ciento, Colima -6 por ciento y Veracruz -5.3 por ciento, según la organización “México, ¿cómo vamos?”
En educación, 156,000 infantes egresados de primaria no entraron a secundaria en 2022. Niños y niñas de 6 a 11 años de edad que no asistieron a la escuela, en el ciclo escolar 2021-2022, fueron 487,814. En materia de salud, una de cada 10 personas muere de cáncer y el gobierno de la 4T redujo en 52 por ciento el presupuesto de cáncer de mama. De los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México los trabajadores laboran más número de horas al año. El 26.6 por ciento del personal ocupado labora más de ocho horas diarias y al 44.2 por ciento del personal ocupado no le alcanza su salario para cubrir la canasta básica.
Los científicos Karl Marx, Federico Engels y Vladimir I. Lenin, estudiaron al capitalismo; descubrieron sus leyes, su contradicción fundamental, su desarrollo y formas de manifestarse. Concluyeron que la espiral del desarrollo social lleva a superar este sistema con el socialismo, usando el avance de las fuerzas productivas desarrolladas en el capitalismo, pero ahora en beneficio de las mayorías; es decir, el socialismo plantea distribuir entre todos la riqueza social, que los trabajadores vivan mejor, que sean sanos, que todos trabajemos, que haya más tiempo para descanso, recreación, cultivarse, cuidar a la familia, tener oportunidad de estudiar y practicar deporte y arte, es decir, desarrollar todas las habilidades de los hombres.
Así como la burguesía cuando fue clase social revolucionaria y luchó contra el feudalismo, promovió la transformación social en los siglos XVI, XVII y XVIII. Ahora, en este capitalismo agotado, al pueblo trabajador le corresponde levantar la bandera de la toma del poder político para el pueblo, para que, con el poder político en manos de los trabajadores y sectores revolucionarios de la sociedad, se dirija la producción social y se distribuya la riqueza de forma justa.
China avanza en la larga y complicada ruta de construir el socialismo con características chinas bajo la dirección del Partido Comunista, que acaba de cumplir 100 años con más de 96 millones de afiliados. En los últimos cuarenta años ya sacó de la pobreza a 800 millones de chinos; y en la reciente pandemia, que tantas vidas cobró en el mundo, a mayo de 2022 solo tuvieron 5,226 fallecidos por covid-19. Además, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo. Aunque todavía tiene un gran camino por delante, China ha logrado importantes hazañas porque se guía por el Marxismo-Leninismo. Con tropiezos y éxitos, China está aplicando el Marxismo a las circunstancias concretas del mundo y de ese país.
El marxismo enseña que bajo el capitalismo nunca se terminará con la pobreza y desigualdad social, pues su propia esencia exige que siempre haya pobreza y desigualdad. Pero el marxismo también repara en que la superación de este sistema no depende solamente de la voluntad de las personas, sino de condiciones objetivas que permitan la superación de este sistema: para que se distribuya la riqueza debe existir riqueza. En ese camino avanza China.
Los mexicanos estamos llamados a construir en México un socialismo con características propias, lo exige la realidad y las generaciones venideras. Para esto es necesario politizarnos, generar conciencia de clase para combatir el individualismo que por siglos la ideología capitalista ha sembrado en nosotros, y tenemos también que organizarnos.
Hay que dejar de ser partículas aisladas de polvo humano para convertirnos en roca humana. Así, donde toque y pegue el pueblo, no solo será capaz de destruir las estructuras opresoras, sino que también, como bloque, será capaz de construir un México de progreso y humanismo.
La histórica y agudizada desigualdad social en México, nos exige buscar las causas y las vías científicas para generar un verdadero cambio social en beneficio de las mayorías. Nuestros antepasados se liberaron del yugo de los españoles, terratenientes y caciques. Ahora nos oprime el capital, que se personifica en los capitalistas, extranjeros y nacionales, devoradores de todas las riquezas del mundo entero y protegidos por los gobiernos.
México es un capitalismo tardío, surgió en el período de preparación de la Revolución Mexicana (1910-1921), casi 400 años después de existir ya en Europa. Somos un sistema dependiente y subdesarrollado, ubicándonos en el grupo de los países tercermundistas. Nuestra infortunada vecindad con Estados Unidos (EE. UU), ha facilitado el sometimiento en el que por varias décadas hemos estado sumidos los mexicanos. Los diferentes partidos gobernantes que hemos tenido, ahora Morena, han gobernado para la clase capitalista, por eso cada vez hay más desigualdad social y pobreza en nuestro país.
Ya lo dijeron los clásicos de la Economía Política y después Karl Marx: el que crea la riqueza social es el pueblo trabajador, que con su desgaste físico y mental transforma lo que en el campo y la ciudad se produce. Pero fue Marx quien descubrió que, a la hora de distribuir esa riqueza creada, al que menos le toca es al trabajador, a quien no se le paga todo su trabajo, sino sólo la fuerza de trabajo, es decir, un salario que le permita medio comer y vestirse para sobrevivir con su familia y regresar al día siguiente a trabajar.
Los capitalistas, en cambio, sin trabajar, son los que se quedan con la mayor parte de la riqueza; con la complacencia de los gobernantes, pues les dan todas las facilidades para que evadan el pago de impuestos. Así, acumulan y acumulan cada vez más riqueza, incrementando sus fortunas, como está sucediendo con los más ricos del país que están muy contentos y acomodados con el actual gobierno.
¡Ofensiva desigualdad económica y social en México! Por un lado, la 4T deja que los capitalistas incrementen de forma exorbitante su riqueza. Por otro lado, en estos cuatro años de gobierno de López Obrador, hay cinco millones más de mexicanos que se suman a las filas de pobreza. Con la negativa del gobierno para aumentar impuestos a los capitalistas, no se invierte en servicios públicos, se compran menos medicamentos, se equipan menos escuelas, se recortan salarios, prestaciones de médicos, se eliminan incentivos para desarrollar tecnologías y se eliminan fondos de emergencia, sin planes de reemplazo.
Todos los indicadores apuntan a un mantenimiento o incremento de la pobreza en México: la economía lleva cuatro años de estancamiento, y el sector de la industria de la construcción está debilitado desde que empezó a gobernar la 4T. A la fecha, 12 estados no se han recuperado económicamente como estaban antes de la pandemia de covid-19, siguen decreciendo, ejemplos graves son Campeche -16.9 por ciento, Aguascalientes -6.9 por ciento, Colima -6 por ciento y Veracruz -5.3 por ciento, según la organización “México, ¿cómo vamos?”
En educación, 156,000 infantes egresados de primaria no entraron a secundaria en 2022. Niños y niñas de 6 a 11 años de edad que no asistieron a la escuela, en el ciclo escolar 2021-2022, fueron 487,814. En materia de salud, una de cada 10 personas muere de cáncer y el gobierno de la 4T redujo en 52 por ciento el presupuesto de cáncer de mama. De los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México los trabajadores laboran más número de horas al año. El 26.6 por ciento del personal ocupado labora más de ocho horas diarias y al 44.2 por ciento del personal ocupado no le alcanza su salario para cubrir la canasta básica.
Los científicos Karl Marx, Federico Engels y Vladimir I. Lenin, estudiaron al capitalismo; descubrieron sus leyes, su contradicción fundamental, su desarrollo y formas de manifestarse. Concluyeron que la espiral del desarrollo social lleva a superar este sistema con el socialismo, usando el avance de las fuerzas productivas desarrolladas en el capitalismo, pero ahora en beneficio de las mayorías; es decir, el socialismo plantea distribuir entre todos la riqueza social, que los trabajadores vivan mejor, que sean sanos, que todos trabajemos, que haya más tiempo para descanso, recreación, cultivarse, cuidar a la familia, tener oportunidad de estudiar y practicar deporte y arte, es decir, desarrollar todas las habilidades de los hombres.
Así como la burguesía cuando fue clase social revolucionaria y luchó contra el feudalismo, promovió la transformación social en los siglos XVI, XVII y XVIII. Ahora, en este capitalismo agotado, al pueblo trabajador le corresponde levantar la bandera de la toma del poder político para el pueblo, para que, con el poder político en manos de los trabajadores y sectores revolucionarios de la sociedad, se dirija la producción social y se distribuya la riqueza de forma justa.
China avanza en la larga y complicada ruta de construir el socialismo con características chinas bajo la dirección del Partido Comunista, que acaba de cumplir 100 años con más de 96 millones de afiliados. En los últimos cuarenta años ya sacó de la pobreza a 800 millones de chinos; y en la reciente pandemia, que tantas vidas cobró en el mundo, a mayo de 2022 solo tuvieron 5,226 fallecidos por covid-19. Además, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo. Aunque todavía tiene un gran camino por delante, China ha logrado importantes hazañas porque se guía por el Marxismo-Leninismo. Con tropiezos y éxitos, China está aplicando el Marxismo a las circunstancias concretas del mundo y de ese país.
El marxismo enseña que bajo el capitalismo nunca se terminará con la pobreza y desigualdad social, pues su propia esencia exige que siempre haya pobreza y desigualdad. Pero el marxismo también repara en que la superación de este sistema no depende solamente de la voluntad de las personas, sino de condiciones objetivas que permitan la superación de este sistema: para que se distribuya la riqueza debe existir riqueza. En ese camino avanza China.
Los mexicanos estamos llamados a construir en México un socialismo con características propias, lo exige la realidad y las generaciones venideras. Para esto es necesario politizarnos, generar conciencia de clase para combatir el individualismo que por siglos la ideología capitalista ha sembrado en nosotros, y tenemos también que organizarnos.
Hay que dejar de ser partículas aisladas de polvo humano para convertirnos en roca humana. Así, donde toque y pegue el pueblo, no solo será capaz de destruir las estructuras opresoras, sino que también, como bloque, será capaz de construir un México de progreso y humanismo.
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