MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mal manejo de la pandemia desencadena tercera ola del Covid-19

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“No hay temor a Dios”, dirían los antiguos, así se lamentarían nuestros abuelos; esta frase queda como anillo al dedo ante las letales disposiciones implementadas por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al tratar de obligar a toda costa y pretender imponer dictatorialmente la instrumentación del regreso de niños y jóvenes estudiantes a las clases mediante modalidad presencial, sin considerar, no creo que sea por ignorancia, que son quienes tienen de entre 25 a 35 años de edad los que están padeciendo más fuertemente los estragos de la tercera ola de covid-19, lo que parece no importarle al presidente. En este sentido es completamente inadmisible que quien tienen la obligación de velar por garantizar la salud e integridad de los mexicanos, principalmente de los jóvenes, como es el caso, es el presidente de la república, y sea especialmente el quien pretenda “llueva, truene o relampaguee” que los jóvenes regresen a las aulas para tomar clases presenciales, pese a que apenas ha iniciado el proceso de vacunación a ese enorme sector de la población.

Al respecto, cabe destacar que desde el pasado 8 de julio la Organización Panamericana de la Salud confirmó que México enfrenta la tercera ola de contagio por covid-19, principalmente en Quintana Roo, Baja California Sur y Ciudad de México, asimismo, El Financiero informó el 28 de junio que la tercera ola de covid-19 en México se descontrola, con 19 mil 28 nuevos casos registrados solamente en 24 horas. En el mundo los casos confirmados son 195 millones 760 mil 982, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins, por su parte la Secretaría de Salud informó este miércoles que ya son 239 mil 616 las personas fallecidas por el nuevo coronavirus SARS-COV-2 en el país, además, los casos confirmados ascendieron a dos millones 790 mil 874, mientras que los casos activos estimados de la enfermedad aumentaron a 117 mil 368, resaltando los 19 mil 28 nuevos contagios en 24 horas.

Esta tercera ola de covid-19 alimentada por la variante Delta, que se caracteriza por ser altamente contagiosa y que afecta principalmente a jóvenes, lo que no sucedía con las variantes anteriores, está siendo propicia para que con el relajamiento del distanciamiento social y las irresponsables y letales políticas públicas en materia de salud implementadas por el actual Gobierno federal morenista, se aceleren los contagios y como consecuencia, el incremento de la mortandad por esta enfermedad.

En este sentido, este mal sigue consolidándose como la peor calamidad de salud pública en los últimos 100 años y tal parece que no aprendimos de la historia, principalmente las autoridades, que es necesario extremar precauciones, y realizar acciones responsables y eficientes para impedir la penetración de la pandemia al sector más valioso de nuestra sociedad como son los jóvenes.

Es innegable que las vacunas son las más efectivas en el control de los padecimientos de covid-19 de tal forma que, si un suficiente número de individuos de una población determinada se vacunan, se podrá llegar al nivel de inoculación que termine por interrumpir la cadena de infecciones del virus. Al respecto, según las estadísticas en México se han aplicado más de 60 millones de dosis, de las cuales 38 millones de personas cuentan con más de una inyección y aproximadamente 16 millones y medio cuentan con medio esquema de inmunización.

Esta situación representa un gran problema para afrontar el golpe de la tercera ola de covid-19, toda vez que un gran porcentaje de ciudadanos de entre 35 a 50 años de edad aún no tienen completa su esquema de vacunación, es decir, no han recibido la segunda dosis de ahí que sean también propensos de ser víctimas y con amplia posibilidad de perder la lucha ante el incontrolable padecimiento.

Por ello no se justifican de ninguna manera las pretensiones del líder de la llamada “Cuarta Transformación”, que con el falaz argumento de que las escuelas han estado cerradas durante todo el ciclo escolar, ahora pretenda, a costa de lo que sea, principalmente de la salud y la vida de nuestros jóvenes, un regreso obligado a los planteles escolares.

Afortunadamente en la gran mayoría de las entidades, con excepción de aquellas en las que gobierna Morena, las autoridades han reaccionado y manifestaron su rechazo a tal capricho presidencial, asimismo, han externado que sólo se retornará a las aulas cuando el Semáforo Epidemiológico de covid-19 esté en verde, eso es de aplaudir y reconocer, que el presidente se dé cuenta que no es la única voz cantante en el escenario, y que sepa que su responsabilidad por el mal manejo de la pandemia será juzgada por el pueblo y por la historia.

El repunte de esta tercera ola de covid-19, aunado a la imprudente disposición presidencial del regreso a clases, las concentraciones masivas en vacaciones y la disminución de las medidas de prevención, nos pueden llevar hacia un retroceso mucho mayor y tirar por la borda lo que se había avanzado en cuanto al control de la pandemia, que en el caso de México has sido muy deficiente.

Por otra parte, da gusto igual, que ante el panorama que enfrenta el país con la pandemia, hoy los jóvenes mayores de 18 años acudan en tropel a los centros de vacunación para recibir la primera dosis. Ellos saben del peligro que corren y no desean formar parte de las estadísticas mortales, pero las vacunas no son suficientes, y la estrategia de vacunación es cuestionable, ya que inmoralmente se hizo un uso electoral de la aplicación de las vacunas, es evidente que durante los procesos de campañas se aceleraron la aplicación de vacunas en todo el país, obviamente con la finalidad de crear simpatía por los candidatos de morena, pero porque utilizar maquiavélicamente la necesidad social en un tema tan sensible como la salud y la vida, estos de gente sin escrúpulos, seguidamente, una vez terminado el proceso electoral se desaceleró la aplicación de las vacunas como por arte de magia, y ahora que ya tenemos en enfrente un tercer rebrote, ahora sí, a acelerar de nuevo la vacunación, al respecto queda decir ¿cuánto se hubiera prevenido si la vacunación se hubiese mantenido constante y suficiente?, estamos hablando de vidas.

Por otra parte, diversos sectores de la sociedad han manifestado su desacuerdo con la imposición presidencial de retornar a las presenciales sin antes tener ambas dosis contra covid-19, de tal forma que si a los maestros se las aplicaron porque no hacer lo mismo con los alumnos y estar seguros de que los efectos de un posible contagio serán menores.

En conclusión, la tercera ola de covid-19 es una realidad fehaciente en México, en el que peligra sobremanera la vida de jóvenes y niños, y todo indica que el país se dirige nuevamente a ese trágico despeñadero social de enfermedad, muerte y estancamiento económico que padecimos durante meses, resultado de la conjugación de los efectos de esa contagiosa y letal enfermedad, con la aún más peligrosa irresponsabilidad del gobierno que primero pasó de negar la gravedad de la pandemia y alentar que la gente circulara al desprecio por el elemental uso de tapabocas, a la deficiente aplicación de pruebas masivas para detectar contagios, el abandono de la gente cuando se quedaron sin empleo, la ausencia de vacunas y la manipulación desvergonzada de la información para hacer creer reiteradamente que ya estábamos fuera de peligro, y culminó con una operación que usó canallescamente la vacunación, pues aumentó su aplicación tan solo unos días antes de las elecciones y después volvió a ralentizarla, como resultado, más de 500 mil muertes, lo que ubicó a México en el tercer lugar mundial de muertes por covid-19, a pesar de que somos el décimo país más poblado del mundo.

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