La sucesión de los partidos políticos en el poder es una muestra de que el modelo económico en México, esto es, el modelo neoliberal, se desgasta cada vez a mayor velocidad, pues la clase política mexicana ha sabido “reinventarse”, saltando de un partido a otro con el mayor descaro y de esa manera presentarse como algo nuevo.
Pero no olvidemos que son los defensores a ultranza de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, tenemos que reconocerles su habilidad para engañar a los más despistados y presentarse como los representantes de la mayoría.
El llamado segundo piso de la 4T, que nos gobernará hasta el 2030, no se le escucha preocupado por la situación de los trabajadores que no les alcanza para comprar la canasta básica.
La virtual presidenta Claudia Sheinbaum ya anunció que no habrá aumento de impuestos para los ricos, y ha tenido reuniones con los empresarios más poderosos de México y los corporativos más importantes, como Blackrock
No se escuchan sus propuestas para mejorar en serio la crisis sanitaria, ni cómo van a desarrollar un sistema educativo donde se detenga la deserción escolar, pues más de un millón de niños abandonaron sus estudios.
Tampoco se habla de cómo se va a resolver la falta de recursos para mejorar la infraestructura de las escuelas, ni cómo mejorar las prestaciones del personal educativo, qué medidas se van a aplicar para detener la violencia, de dónde se van a recaudar más recursos para vivienda y para servicios públicos.
Mientras nos entretienen con el futuro del poder judicial, lo que ya es seguro es que va a continuar con un plan de austeridad, continuar el adelgazamiento del Gobierno como dicta la política neoliberal.
Pero no sólo eso, la virtual presidenta Claudia Sheinbaum ya anunció que no habrá aumento de impuestos para los ricos, y ha tenido reuniones con los empresarios más poderosos de México y los corporativos más importantes, como Blackrock, que dirige Larry Fink, quienes son los dueños prácticamente del mundo de las finanzas, controlan las principales empresas capitalistas y tienen grandes inversiones en el complejo industrial militar de Estados Unidos.
¿Podemos realmente hablar de un Gobierno del pueblo, cuando la verdadera preocupación de los morenistas es rozarse con el gran capital? ¿Estarán planeando con los grandes tiburones del capitalismo mundial cómo resolver los graves rezagos sociales, la crisis en la salud, en educación, en detener la violencia? No lo creo.
La tarea de crear un verdadero proyecto popular que encabece a las mayorías no queda en el olvido, ni está rebasada. La realidad nacional nos indica que el Gobierno que está por iniciar no tiene un pacto con los pobres de México, sino con la gran burguesía, que llegó al poder con un discurso populista, ofreciendo controlar al gran público con pequeñas ayudas.
Le ofrece a los poderosos intereses de los corporativos que sus inversiones en México estarán garantizadas, pues los más de 30 millones de mexicanos que reciben ayudas seguirán controlados por el Gobierno.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario