Como un vendaval de promesas y transformaciones, así llegó Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia de México en 2018. Un aire de cambio y esperanza se cernía sobre el país, especialmente en el ámbito educativo, donde se prometía una reestructuración profunda de los libros de texto gratuitos. Sin embargo, lo que se ha materializado en la práctica dista mucho de aquella ilusión inicial.
La más reciente polémica rodea a estos nuevos libros de texto, cuyo contenido ha sido transformado para alejarse del presunto enfoque “neoliberal” y abrazar lo que el presidente denomina un enfoque “humanista”. Sin embargo, ¿qué tan humanista puede ser una educación que recorta esencialidades como las Matemáticas? ¿Qué humanismo se esconde detrás de una manipulación ideológica encubierta?
Las críticas no se han hecho esperar. Pedagogos, catedráticos y padres de familia han alzado sus voces, señalando que estos nuevos libros están a años luz de reflejar la realidad nacional y mucho menos de cumplir su pretendida vocación progresista. Irma Villalpando, doctora en pedagogía y profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destaca en su análisis Los nuevos libros de texto gratuitos: un enorme retroceso, la preocupante falta de calidad de estos materiales educativos. No sólo se ha desatendido el debido proceso jurídico y pedagógico en su elaboración, sino que se ha omitido la consulta a los actores involucrados en el sistema educativo.
Lo más alarmante es que, el mundo de las Matemáticas, una disciplina fundamental en la formación de cualquier individuo, se ha visto mermado en los nuevos libros. La enseñanza de las Matemáticas se ha diluido en campos formativos, perdiendo su estructura y su valor intrínseco. Esto no solo socava la importancia del pensamiento lógico-matemático, sino que también plantea la pregunta: ¿por qué se está relegando una materia crucial a un segundo plano?
La lucha no ha sido en vano. Organizaciones como la Alianza de Maestros y la Unión Nacional de Padres de Familia han denunciado el proceso de creación y selección de estos libros, evidenciando sus carencias y defectos. Sin embargo, la respuesta de AMLO es contundente y desafiante: los libros de texto gratuitos no se retirarán ni se esconderán, porque, según él, representan un avance en la dimensión social y humanística de la educación.
Pero ¿qué tan social y humanista puede ser una educación que omite deliberadamente la verdadera historia y en su lugar inserta narrativas sesgadas? ¿Cómo se puede hablar de humanismo cuando se excluyen materias esenciales como las Matemáticas, esenciales para el desarrollo intelectual y la competitividad futura de los estudiantes?
La suspensión judicial de la impresión de los nuevos libros de texto gratuito, dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), evidencia el desacato del gobierno ante los procesos legales y las necesidades educativas del país. A pesar de las denuncias y advertencias, AMLO insiste en que los libros se distribuirán sin cambios, desestimando las voces críticas y la legalidad vigente.
Pero ¿qué tan social y humanista puede ser una educación que omite deliberadamente la verdadera historia y en su lugar inserta narrativas sesgadas? ¿Cómo se puede hablar de humanismo cuando se excluyen materias esenciales como las Matemáticas, esenciales para el desarrollo intelectual y la competitividad futura de los estudiantes?
Esta controversia va más allá de la política; es un reflejo de la concepción que tiene este gobierno sobre la educación y el papel que juegan los ciudadanos en la construcción de la misma. La imposición ideológica y la falta de consulta real a la sociedad y a los expertos son un triste testimonio de una visión cerrada y unilateral.
En un momento en que el mundo exige pensamiento crítico, adaptabilidad y conocimientos sólidos, México no puede darse el lujo de comprometer la calidad educativa por un interés partidista. La educación debe ser el faro que guíe a las nuevas generaciones hacia un futuro brillante y lleno de oportunidades, no un instrumento para promover agendas políticas.
En última instancia, el debate sobre los libros de texto gratuitos en México trasciende los límites de una discusión educativa. Es un llamado a la sociedad para defender la educación como un derecho fundamental, libre de manipulaciones ideológicas y compromisos partidistas. Los niños y jóvenes merecen una educación que fomente el pensamiento crítico, la exploración y el desarrollo integral. No podemos permitir que los libros de texto sean utilizados como herramientas de adoctrinamiento político, socavando el futuro de nuestro país.
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