He sostenido que la clase trabajadora de nuestro país, principalmente los obreros del campo y de la ciudad, son los más maltratados por este sistema económico y político en que hoy vivimos. El sistema capitalista de producción, también llamado neoliberalismo, que le exprime todas las energías al obrero para crear y producir mercancías, sin que ese esfuerzo y ese trabajo correspondan con su salario.
Además, han tenido que soportar las pésimas condiciones en las que tienen que laborar en cada fabrica, mina o en cada industria.
Es decir, la clase trabajadora de nuestro país ha sido la más maltratada por los gobiernos, por su falta de inversión en los sectores más vulnerables. Por ejemplo, el reciente desplome de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México. Suceso que hasta el momento no tiene culpables, ni responsables por la muerte de 26 hombres, mujeres y niños, que sólo iban a descansar a sus hogares, después de una larga jornada de trabajo.
Por si esto fuera poco, ahora se presenta una desgracia más, igual o peor para el sector obrero de la minería, de la cual pocos medios de comunicación se han ocupado. Veamos.
Siete obreros mineros murieron atrapados en una mina de carbón en el municipio de Múzquiz, en Coahuila. Ante estos hechos tan lamentables, el portal web esnoticiahoy.com, menciona lo siguiente: los testimonios de los deudos aseguran, haber denunciado previamente las malas condiciones de la mina ante el titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz. Con apoyo de la Asociación Civil Pasta de Conchos y del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, dicen, le hicieron llegar una carta acompañada de fotografías tomadas con fecha del 12 de octubre del año pasado, solicitando su intervención; es decir, “el problema, sí era conocido y el accidente fatal sí pudo evitarse”.
En dicho documento, se denuncian las deplorables condiciones que tenían las víctimas para trabajar; sin agua potable para los trabajadores que laboran bajo tierra, sin equipo de protección personal y de seguridad; sin consola para medir el nivel del gas tóxico, sin botiquín, extinguidores, ventiladores ni auto rescatadores. “Los trabajadores no sabían si estaban afiliados al Seguro Social y si contaban con servicio de salud o no. Esto se debe, dice el testimonio, a que durante décadas se ha permitido a los empresarios operar sin cumplir la ley; muchos de ellos incluso, no cuentan con el permiso correspondiente y “coyotean” el carbón en minas clandestinas”.
Ante tal omisión por parte del Gobierno del estado y del Gobierno Federal, así como del sindicato minero encabezado por Napoleón Gómez Urrutia, que no han podido, o no han querido hacer justicia por la muerte, no solo de los mineros de Coahuila, si no por todos los mineros mexicanos. Es claro que, los obreros deben defender sus derechos y su vida, y exigir mejores condiciones laborales.
Pero no sólo ellos deben exigir mejores condiciones. La clase trabajadora de nuestro país, la más maltratada por los gobiernos y por el sistema capitalista, con su insaciable apetito de acumulación de la riqueza, que los ha dejado sumidos en la miseria, deben exigir también. Hago un fraterno llamado a los millones de trabajadores que se quedaron sin empleo. En 2020, México destacó como el segundo país con la mayor tasa de pérdida de empleo entre la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante abril se perdieron poco más de 12 millones de empleos tanto formales como informales, es decir, el 22 por ciento de los 55 millones 755 mil puestos de trabajo.
Por si esto fuera poco, el pueblo ahora tiene también que padecer el incremento de varios productos de la canasta básica. La tortilla incrementará su precio en un 10 por ciento debido al incremento de insumos como harina, electricidad, gas y combustible; así lo aseguró el Ingeniero Rafael Montalvo, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla (CNIPMT), quién a su vez aseguró que los más afectados serán los pobres. Un golpe más a la economía de los trabajadores.
Como ya mencioné al principio, los más maltratados por todas las tragedias que azotan a nuestro país, por lo que ya vimos, es la clase trabajadora y sus familias. No hay de otra, ya sólo queda organizarse y juntos exigir mejores condiciones de vida para todas las familias que han sido maltratadas por los gobiernos y por el sistema capitalista de explotación. Una vida digna para las clases trabajadoras, no solo es justo, sino necesario.
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