La política en Querétaro hoy en día es: circo, maroma y teatro. Claro, esto ocurre en todos los rincones del país, pero bastará Querétaro para ilustrar la deficiencia de la política que se aplica en el país, frente a una creciente desigualdad que día con día se agudiza más y más. En la prensa local se dio a conocer que en la capital del estado existen 78 mil jóvenes que no estudian ni trabajan, de acuerdo a la información que vertió el Director del Instituto Municipal de la Juventud, David Castro Nieto, apoyándose de los datos de la Comisión Nacional de Población; lo que representa el 23 % de la población juvenil en el municipio, y a quienes coloquialmente se les denomina "ninis". Y es que estamos hablando de jóvenes de entre 12 y 29 años de edad.
Por otro lado Pancho Domínguez, gobernador del estado, durante su participación en la CONAGO dijo: "Si en algo debemos asegurar la "igualdad" en Querétaro y en el resto de nuestros estados, es en la oportunidad de estudiar". Y sí, muy cierto, eso sería lo idóneo en una sociedad preocupada realmente en preparar a sus hijos, como pilares de progreso real y verdadero para el país. Pero la terca realidad nos está demostrando lo contrario; sólo en el municipio de Querétaro la CONAPO afirma que existen 78 mil ninis, lo que convierte a la "igualdad" pronunciada no sólo por el actual mandatario estatal, sino por muchos otros políticos que alardean en el discurso sobre la importancia de impulsar la educación para todos, en una rotunda utopía. ¿De dónde salen tantos ninis y por qué? ¿No es esa la razón del actual incremento de la delincuencia y la violencia en el estado? Si es así ¿quién es el culpable de tal situación? y ¿cómo resarcir esta realidad?
No se necesita analizar a profundad para responder estas cuestiones, ya que todo mundo sabe que la falta de empleo para todos los que lo necesitan, que generalmente son los jefes de familia, y un salario suficiente para satisfacer las necesidades básicas de los miembros de la casa, provoca que además del papá, la mamá también se ponga a trabajar, dejando en el desamparo a los hijos para caer en las garras de la televisión, las telenovelas, las maquinitas, la internet, de las drogas y el alcoholismo, o sea, para caer en una sociedad que día con día cae en la descomposición, apoderándose de las mentes de la juventud, induciéndolos a los vicios y a la violencia. En agosto pasado el INEGI colocó a Querétaro en primer lugar a nivel nacional en el consumo de alcohol y tabaco en jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, o sea, casi el mismo rango de edades que proporciona la CONAPO para los ninis. Cabe volver a preguntar: ¿de dónde nacen los ninis entonces? ¿de la pobreza? y ¿los jóvenes que no pueden continuar con sus estudios? No tengo la menor duda, es de la pobreza. Por eso ante las precarias condiciones socioeconómicas de las familias, lo que se está creando con los jóvenes es un caldo de cultivo para la delincuencia, a la que temen tanto las autoridades estatales.
Por tanto, antes de pensar en armar hasta los dientes a la policía, para castigar a los delincuentes, la autoridad debe aceptar que la delincuencia se ha incrementado por culpa suya, al no crear mejores oportunidades para todos. Hoy la educación no es igualitaria, ni podrá serlo pronto, porque mientras unas instituciones cuentan con instalaciones de primer mundo, otras no tienen ni siquiera salones dignos dónde recibir sus clases. Hoy el joven que no cuenta con el apoyo económico suficiente para solventar sus gastos escolares sobre todo a nivel universitario, no puede estudiar. Y es que en cada sexenio se han implementado reformas y más reformas a la educación y sin embargo, seguimos padeciendo los mismos problemas. El apoyo a la educación no se trata de discursos, sino de poner manos a la obra. Para exigirles al padre y a la madre de familia más atención a los hijos; lo primero que tiene que hacer la autoridad es brindarle mejores condiciones de vida, principalmente en el incremento del salario. Porque en las condiciones actuales, con un salario mínimo de 70 pesos, el jefe de familia primero piensa en la subsistencia que en el buen cuidado y la buena orientación de los hijos. Sin embargo, la clase política está más preocupada en su bienestar personal. El tema que hoy involucra a todos los partidos políticos por las administraciones salientes, es el enorme robo que han causado al erario público. Se atacan unos a otros, pero siendo sinceros, sólo buscan pretextos para distraer, ya que todos son iguales.
En estas condiciones de la política actual, poco se podrá hacer para acabar con la desigualdad social, háblese de la educación, y de la pobreza. Mientras persista este modelo económico, que sólo beneficia a unos cuantos privilegiados, difícilmente se podrá hablar de una igualdad social. Difícilmente podremos hablar de un incremento serio de los salarios para la clase trabajadora, porque la clase empresarial, y la clase gobernante, no están pensando de manera seria en revertir la situación. El pueblo no puede tener sueños guajiros, no puede confiar en que la clase política combatirá la desigualdad social; porque ellos están bien así como están. Y les conviene que exista ignorancia en los jóvenes para que nunca reclamen un mejor país. En el discurso dicen: todo el apoyo a la educación, pero no se trata de decir, se trata de hacer, y es ahí donde la puerca torció el rabo. Por tanto, lo que urge en el país es cambiar el modelo económico, porque el actual es el causante de que existan 100 millones de pobres y de que incremente la delincuencia y el crimen organizado. El hombre tiene hambre y tiene que saciarla sea como sea. Y en esto por más que se blinde el Estado, haciendo reformas o inventando programas de subsistencia y armando mejor a la policía, si no atiende el problema a fondo, el crimen organizado y la delincuencia más temprano que tarde llegará Querétaro. Esperamos pues mejores resultados con Pancho cumpliendo su palabra de campaña.
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