El primer caso de covid-19 en México se detectó el 27 de febrero del 2020; hoy a casi dos años, oficialmente se tienen registradas más de 300 mil defunciones, aunque según datos extraoficiales la cifra verdadera está muy por encima de lo que el gobierno afirma. La actitud del gobierno federal hacia un problema tan grande y del que poco se sabía, lo cierto es que estos dos años han demostrado que las graves consecuencias tanto en términos económicos como sanitarios tienen que ver más con la actitud de soberbia por parte de las autoridades, principalmente del presidente de la república.
En contra de todas las recomendaciones hechas por organismos internacionales y expertos en la materia, la estrategia del gobierno se basa en las creencias y ocurrencias del presidente. Cuando todos recomendaban el uso del cubrebocas para prevenir el contagio, la respuesta mexicana fue la utilización de estampitas religiosas, mientras el mundo entero exhortaba a la población permanecer en casa el presidente invitaba a todos a que salieran, que no había problema. Esto fue respaldado por el subsecretario de salud, quien afirmó que “la fuerza del presidente es moral, no de contagio” y se jactaba llamando egoístas a aquellos que optaban por el uso del cubrebocas.
Ni el tiempo ni las consecuencias devastadoras para los mexicanos han sido suficientes para que la estrategia gubernamental corrija el rumbo. Decíamos más arriba que las consecuencias de la crisis no solo son sanitarias, sino que se han extendido al terreno económico, y en este aspecto encontramos resultados similares. Diversos gobiernos emplearon planes de apoyo a las personas de bajos recursos, así como a las pequeñas y medianas empresas, otorgando apoyos económicos para que éstas no quebraran. En el caso mexicano, la respuesta fue un nulo apoyo a la población más vulnerable; nunca se implementó un programa nacional de alimentación para que las personas pudieran quedarse en casa y los apoyos a las PyMES fueron raquíticos; el gobierno mexicano implementó el 0.4% del PIB mientras que otros países de la OCDE lo hacen por arriba del 10%, o incluso hasta un 36% como es el caso de Alemania.
Las variantes de covid-19 aumentan la incertidumbre sobre lo que pueda pasar con la evolución de la resistencia del virus a las vacunas, pero hay cosas que sí son posibles de prever y no solo eso, sino actuar en consecuencia. El número de casos detectados aumenta aceleradamente. En lo que va del primer mes observamos la rapidez con la que se propaga el virus, lamentablemente, por parte de las autoridades no hay muchas esperanzas, pues se sigue manifestando la misma indiferencia ante los padecimientos de los mexicanos.
Lo más grave del asunto es que se continúa con una política de desinformación. Desde palacio nacional se incita a la población a salir, se pide a los centros educativos que reanuden sus actividades de manera presencial. Se apela a la utilización de remedios caseros para como defensa contra el virus. Esto último sólo se debe a una cosa, al hecho de que la mayoría de la población no tiene la posibilidad de acceder a los servicios básicos de salud. Ante la incapacidad de proteger a la población, la 4T recurre a este tipo de engaños.
No hay que olvidar que los resultados del sistema de salud son obra de la 4T, el Insabi es muestra de lo que la salud significa para dicha política. En este caso, vemos que del 2018 al 2020, es decir, al inicio de la pandemia, se pasó de 20 a 35 millones de mexicanos que no tienen acceso a los servicios de salud. Aunado a esto, la política de austeridad implementada por el gobierno federal ha hecho que exista un subejercicio del gasto en salud, pues en 2021, en el sector salud hubo un subejercicio del 14%. De por sí los recursos destinados a dicho sector son insuficientes, las autoridades hacen todo lo posible por no gastar, aunque esto signifique dejar sin protección a millones de mexicanos.
Para millones de mexicanos, principalmente los de bajos recursos, la política de austeridad en el sector salud significa dejarlos morir; por lo tanto, es importante que todos los que sufren las consecuencias de este tipo de políticas hagan escuchar su descontento y sufrimiento, que ante la indolencia de la 4T no queda más que hacerlo de manera organizada con el resto de la sociedad.
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