MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los gobiernos serviles al capital no protegen a los niños

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A pesar de que oficialmente está establecido el día 30 de abril como el Día del Niño y, por tanto, es una fecha para revisar qué asignaturas pendientes hay en la atención de los menores de edad y los avances en el respeto a sus derechos, las estadísticas nos reflejan que cada año su situación empeora más y más, y que las autoridades simplemente no están cumpliendo con su deber. 

Problemas como la explotación del trabajo infantil o el abandono en la aplicación oportuna de vacunas para prevenir enfermedades en los menores de edad están a la orden del día.

Cerca de 3.3 millones de niños y adolescentes en México trabajan, principalmente en el sector agropecuario. Con ello, el país se ubica en el 2º lugar de América Latina con mayor explotación del trabajo infantil. 

Un estudio publicado el 18 de marzo de 2022 por El Economista indicó que “cerca de 3.3 millones de niños y adolescentes en México se encuentran trabajando”, principalmente en el sector agropecuario. Con ello, nuestro país se ubica —dice la nota—, en el segundo lugar de América Latina con mayor explotación del trabajo infantil. 

Asegura también que esta situación está directamente relacionada con los altos niveles de pobreza, ya que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que por cada punto porcentual que aumenta la pobreza, el trabajo infantil crece 0.7 %.

Por su parte, el Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (CEMEES) dio a conocer que en 2017 contábamos con 3.2 millones de infantes en condiciones de explotación laboral; sin embargo, esa cifra para 2022 había incrementado a 3.7 millones, con lo cual, México se colocaba a partir de esa fecha en el primer lugar de toda América Latina.

Señala además que el trabajo infantil no desaparece con el capitalismo, al contrario, ha crecido en los últimos años. “En 2015, había en todo el mundo 152 millones de niños en esta condición, mientras que en 2023 el mal afectaba ya a 160 millones”.

Como si esta lamentable situación que sufren nuestros niños no fuera suficiente, el gobierno mexicano en lo que va del sexenio los ha abandonado totalmente en el terreno de la vacunación: “Gobierno de AMLO dejó a 6 millones de niños sin vacuna; gastó más que Peña Nieto y compró menos”, dice un reportaje publicado por Animal Político el 26 de febrero de 2024.

Agrega que, como resultado de la publicitada austeridad republicana y el supuesto combate a la corrupción:

“En los dos primeros años de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, 6 millones de bebés y de niñas y niños hasta seis años de edad no fueron vacunados. Su Gobierno no compró los biológicos requeridos o lo hizo con retraso”.

“Y aun cuando argumentó que se ahorraría dinero, eso tampoco ocurrió. El Gobierno de AMLO gastó un 24 % más en la compra de vacunas en 2019 que Enrique Peña Nieto en 2018. Peor aún: compró menos dosis.

Por eso, cuando las familias buscaron las vacunas obligatorias para niños, no las encontraron, dejándolos desprotegidos contra la hepatitis B, tétanos, difteria, rotavirus, neumococo o sarampión. Todas, enfermedades prevenibles por vacunación”.

La nota aclara que si bien ningún Gobierno ha vacunado a la totalidad de niños con todo el esquema básico, este gobierno superó cualquier número y dejó a más niños sin protección.

En 2018, 575 mil niños no fueron vacunados, pero en 2019 sumaron 2.6 millones, un aumento del 352 % al comparar ambos años. Y en 2020, se llegó a 3.4 millones de niños desprotegidos.

El trabajo periodístico de referencia abunda que por primera vez en treinta años, el gobierno no compró en 2019 la vacuna BCG para recién nacidos que los protege contra la tuberculosis, a pesar de ser considerada la segunda enfermedad infecciosa más mortífera.

Pudiera pensarse que este abandono en las tareas de vacunación se debió a los gastos del Gobierno por el coronavirus, pero no es verdad porque esto ocurrió antes de la pandemia que llegó en marzo de 2020.

La causa fue, como ya quedó dicho, el cambio que ordenó AMLO en los procedimientos de compra para tratar de cumplir con su política de austeridad y el supuesto combate a la corrupción.

El resultado es que, en vez de parecernos a Dinamarca, ahora nos parecemos más a Angola, un país del continente africano.

Ante este tétrico panorama social, podemos decir que, si por un lado, obligados por la pobreza, los niños y adolescentes se ven en la necesidad de trabajar para ayudar en los ingresos y por ese motivo se ven afectados en su sano desarrollo, la forma en que el gobierno les podría ayudar sería generando empleos bien remunerados para sus padres y combatiendo otras causas de la pobreza como los bajos salarios, la falta de vivienda y de servicios; sin embargo, no solo no cumple con eso sino que además les niega la vacunación a la que tienen derecho. ¿Qué podemos esperar de un gobierno así? ¿Hay algo peor que dejar en el desamparo a la población más indefensa desde la más tierna infancia? Pues por más que parezca inaudito, sí hay algo peor: desaparecieron el INSABI que ellos mismos crearon por inservible; y si antes podíamos conocer por lo menos cuánto gasta y qué compra el gobierno en materia de salud, hoy ni siquiera eso sabemos.

Pero el problema no acaba ahí. “La falta de vacunación no solo deja en vulnerabilidad a generaciones de niños, cuyos efectos podrán verse en el futuro, sino que abre el riesgo a la aparición de un brote o el resurgimiento de enfermedades erradicadas, lo que –además– podría aumentar las hospitalizaciones, secuelas como discapacidades, o pago de seguros por incapacidad laboral.

Esto podría costar hasta 166 mil millones de pesos al gobierno –siete veces más de lo gastado en vacunas en los últimos cinco años–, lo que presionaría las finanzas de las instituciones públicas, de acuerdo con un cálculo de la propia Secretaría de Salud” (misma nota de Animal Político).

En otras palabras, si los Gobiernos de la 4T con tal de no molestar a los dueños de las grandes empresas permiten el pago de salarios de hambre para favorecer la acumulación de grandes fortunas y generan con ello la necesidad de que los niños trabajen para ayudar al ingreso familiar y, por otro lado, con tal de no exigir a los varones el dinero del pago de impuestos más elevados, desatienden la aplicación de vacunas sacrificando la salud de los niños, en un futuro todo eso acabará afectando también a los Gobiernos omisos pero principalmente a las propias empresas, pues la fuerza laboral del país se habrá debilitado y sólo quedará disponible una mano de obra raquítica y enferma y llena de discapacitados.

Cómo podemos ver, no basta con que cada 30 de abril las autoridades federales y de todos los niveles se acuerden que es el Día del Niño y se contenten con llevarles una función de payasos y les entreguen algún regalito al final del evento, gastando, eso sí, millones de pesos en anuncios publicitarios en televisión.

Los gobernantes tienen a su disposición los recursos económicos y de toda índole, pero sobre todo la obligación de cumplir responsabilidades más elevadas; de lo contrario, la maniobra e hipocresía estarán a la vista y eso seguirá así mientras la gente lo permita.

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