A propósito de mi visita a las colonias de Ecatepec, Estado de México donde se encuentran los grupos antorchistas de este municipio he platicado con ellos para proponerles elevadas tareas políticas (las cuales aceptan con gusto) y me convence cada día más de que la propuesta que plantea el Movimiento Antorchista Nacional para la solución de los males económicos y políticos del país (la de cambiar la estructura social que actualmente nos domina, por una que en verdad vele por los intereses de la mayoría y no solo de unos cuantos).
Este planteamiento lo hizo, desde hace 48 años, el dirigente nacional de Antorcha, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, quien tuvo la inteligencia y capacidad de construir una organización de masas que lucha contra la pobreza; una organización que hoy por hoy es la más grande y estructurada de México y, por eso, es la que se mantiene vigente y vigorosa a pesar de los obstáculos que nos han puesto aquellos que nos ven como un peligro para sus intereses.
Sobre todo en los últimos tiempos en que Morena se ha empeñado en desconocer la verdadera lucha social, en querer desaparecer a las organizaciones sociales, como Antorcha. El flamante presidente municipal de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras, se empeña en seguir la misma línea que su jefe López Obrador, quien no pierde la oportunidad de desprestigiar al Movimiento Antorchista, haciendo acusaciones falsas, cosa que no nos extraña porque sabemos que sus intereses no son defender al pueblo y menos al que está organizado en Antorcha.
Pero los gobiernos de Morena se equivocan pensando que al no resolver ni una sola necesidad de la gente más desprotegida y desprestigiando a Antorcha, van a terminar con la lucha del pueblo organizado. No, no lo van a hacer porque los antorchistas somos capaces de ver más allá de lo que sucede en la vida diaria y sabemos que el mal gobierno de la 4T cavará la propia tumba de los falsos mesías.
A casi cuatro años de que López Obrador gobierne México, este ocupa el último lugar en inversión del gasto público comparado con países europeos. Según la OCDE, en 2020, el gasto público de algunos países fue el siguiente: Francia, 62.1%; Finlandia, 56.7%; Canadá, 52.4%; México, 29.1% (Banco Mundial 2020). El promedio OCDE es 48.3%, a ese debemos aspirar para que la población alcance una mejor calidad de vida.
El gobierno desapareció el Seguro Popular, que tenía 42.1 millones de derechohabientes; ahora el Insabi solo “atiende” a 26.9 millones. O sea, 15.6 millones quedaron fuera. Ahora las familias gastan más en medicinas y consultas: en 2018 gastaban 901 pesos al trimestre; para 2020 gastan 1,266 (Coneval, Enigh).
Hay datos que no solo alimentan nuestros conocimientos, sino nos fortalecen porque reafirman nuestra decisión de lucha, la cual es correcta: en agosto de 2021, decíamos: “27 por ciento de los planteles de educación básica y 22.8 por ciento de las escuelas de educación media superior carecieron de agua”.
Los antorchistas entendemos que no basta luchar por satisfacer las necesidades inmediatas de la gente, como son: el agua, drenaje, la luz, los programas sociales, infraestructura escolar etc., que por cierto los gobiernos morenistas no son capaces ni siquiera de resolver ni un camión para la basura.
Cabe mencionar que es importante luchar por estas demandas sí, pero no es suficiente; peor sería dejar que los gobiernos se gasten y se roben el presupuesto del pueblo, como lo hacen ahora los gobiernos de Morena, que dicen estar con el pueblo, pero salieron peores que los otros. Insisto: luchar por necesidades inmediatas no es suficiente, pues aun resolviendo cualquiera de las demandas antes mencionadas, la gente sigue tan pobre como siempre y sufren de desempleo, violencia, falta de atención en la salud pública, mala calidad educativa, falta de vivienda, narcotráfico, salarios de hambre, inflación que nos está ahorcando porque ya no alcanza para comprar ni las tortillas.
Los mexicanos soportan todos esos problemas porque desconocen las causas profundas que los generan, causas que el mismo partido Morena esconde y afila los mecanismos de distracción, manipulación y dominio; por eso plantea absurdos como tirar la estatua de la libertad o rollos como el de la “pobreza franciscana”, que solo harán más pobres a los pobres. Con eso, López Obrador esconde que la causa del problema se llama sistema capitalista.
Por lo tanto, la lucha de nuestro movimiento debe ir más allá y así la debemos concebir: debemos prepararnos para cumplir elevadas tareas políticas como la de que el pueblo debe tomar el poder político de esta patria para gobernar en favor del pueblo mismo.
Debemos seguir dando luz al resto del pueblo desorganizado, al pueblo que enfrenta sus problemas de manera individual, a aquellos que aún no conocen la alternativa de luchar juntos como clase trabajadora y explotada; a aquellos que aún no se dan cuenta que no están solos, que tenemos algo en común, que padecemos la misma enfermedad que se llama pobreza y que el remedio lo propone nuestra organización: tomar el poder político del país para construir una patria más justa.
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