Desde diciembre de 2020, a México comenzaron a llegar las primeras vacunas contra el Coronavirus y el Gobierno federal anunció un plan de vacunación nacional para lograr la inmunidad de rebaño, es decir, vacunar a más de 80% de los mexicanos. El presidente Andrés Manuel López Obrador, ayudado por toda la propaganda que ofrecen los medios de comunicación, las redes sociales y los anuncios a través de todos los gobiernos de su partido, sostuvo que la vacunación comenzaría de inmediato con los médicos, los adultos mayores y que la fase final de este proceso se llevaría a cabo en marzo de 2022 con la vacunación de los jóvenes. México aplaudió el anuncio presidencial.
El jueves 25 de marzo, pocos días después de que a nuestro país llegó el virus de la pandemia, México superó las 200 mil muertes por coronavirus, cifra ofrecida por las autoridades gubernamentales. Según algunos científicos, que hacen análisis más serios, la cifra de muertos es mucho mayor y podría alcanzar el medio millón o superarlo.
La pandemia nos dejó reveló una crisis sanitaria, una crisis económica, una crisis gubernamental y mucho sufrimiento y molestia entre los mexicanos. De manera que el anuncio de una vacuna contra esta terrible peste fue un salvavidas del que todos nos quisimos sujetar.
Pero, bajo el gobierno de Morena y bajo las órdenes de López Obrador, todo el proceso de vacunación es un desastre completo. Según el gobierno, México había comprado vacunas para inmunizar a todos los ciudadanos, pero las farmacéuticas no nos mandan las dosis acordadas, nos dan largas, nos dejan en la cola de los envíos, nos suspenden envíos y nos tratan con la punta del pie. Así que vamos ya muy retrasados con la vacunación.
El gobernador del estado, el morenista Miguel Barbosa Huerta, opinó como “científico” sobre el riesgo de contagios, las formas de prevenir una reinfección y sobre las vacunas. ¡Uf! El 14 de marzo de 2020, Barbosa sentenció que “la vacuna contra el coronavirus es un plato de mole de guajolote”. Una verdadera barbaridad. El morenista decía, el 25 de marzo de 2020, cuando en el estado había 38 personas infectadas: “La mayoría (de los contagiados) son gente acomodada. Si lo saben, ¿o no? Si ustedes son ricos tienen el riesgo; si ustedes son pobres no. Los pobres estamos inmunes”. La declaración le dio la vuelta al mundo y evidenció la ignorancia de Barbosa. Unos días más tarde, el 31 de marzo, el mismo gobernador recomendaba un “caldo de pollo, con su cebollita y su chile bien picoso y ajo” para que quienes tuvieron coronavirus no se reinfectaran. Ese mismo día, en México ya habían muerto 29 personas por covid-19; en el mundo habían fallecido 41 mil personas. A pesar de estas cifras de horror, al gobernador no se le ocurría revisar a detalle y mejorar los hospitales poblanos para la atención de los infectados, ordenar que los médicos poblanos se capacitaran en los tratamientos más avanzados del mundo, que tuvieran todas las condiciones de seguridad (trajes completos, cubrebocas, sanitizantes, etc.) para poder curar a los enfermos y la compra masiva de medicamento, de tanques de oxígeno, de camas para intubación y todo lo necesario para salvar vidas. Menos se le ocurrió hacer una compra masiva de pruebas para la población y, obvio, jamás pensó ni ordenó un plan efectivo para enfrentar la nueva peste. Estos errores del barbosismo nos costaron miles de muertos.
Un año después del primer contagio, en Puebla los muertos suman 10 mil. Es un verdadero desastre. En la República Popular China, lugar de nacimiento del Coronavirus y en donde viven cerca de mil 400 millones de personas, los muertos por covid-19 no superan los 4 mil 500. Puebla tiene una población que representa al 0.47% de la población de China, pero gracias a Morena los doblamos en número de muertos por Coronavirus. China ya creó su vacuna Sinovac, está vacunando a su población y ha implementado los nuevos pasaportes Covid para que la población tenga más libertad de movimiento. Puebla ni siquiera tiene las vacunas necesarias y el proceso de vacunación en el estado es un desastre. Hasta el momento, según las cifras oficiales, se han vacunado a 72 mil 442 personas de la tercera edad en Puebla… pero solo con la primera dosis; es decir, ningún abuelito está completamente vacunado. Es curioso que, en Estados Unidos, hasta el 15 de febrero pasado, 70 mil poblanos ya habían sido vacunados en California, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, así como en partes del noreste de Pensilvania. Los mexicanos con posibilidades económicas viajan hasta Amarillo, Texas, y otras ciudades estadounidenses para vacunarse. Así está el desastre de vacunación en México.
El gobierno debe vacunar a todos los mexicanos y a todos los poblanos, porque la primera obligación de un gobierno es mantener con vida a su población, esa es la principal tarea de un gobierno serio y responsable. Eso, hasta ahora, Morena no lo ha podido hacer, y nosotros debemos exigir las vacunas necesarias. En las próximas elecciones, nosotros tenemos que darnos cuenta que hay que elegir a un gobierno que sí se preocupe por nosotros, pues este gobierno da pena, no sabe y no consigue la vacuna, es un verdadero desastre y, además, se está haciendo propaganda de que ellos son los que están vacunando a la gente, cuando es su deber. No es un favor, es su deber. No nos dejemos engañar: las vacunas las paga el pueblo y nosotros tenemos que exigirle que se vacune al pueblo. Si la vacuna la compra el pueblo al pueblo se le tiene que vacunar, esa es nuestra tarea.
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