Lo primero que destaco, y quisiera llamar a todos a entender, es que las causas de la pobreza y la inequidad no son un secreto ni un misterio inalcanzable, sino que desde hace ciento cincuenta años, fueron estudiadas a fondo, desveladas y explicadas por Carlos Marx de manera científica y que, a pesar de ser calumniado, silenciado y/o deformado, hasta nuestras fechas su explicación se confirma día a día, sus planteamientos y leyes siguen siendo la única explicación verdadera y científica, que llega hasta la raíz de este lamentable fenómeno.
Desde entonces, también, la solución de ese problema está igual de clara y alcanzable, como hace ciento cincuenta años, pero que no se realiza, a pesar de todos los discursos, foros, ensayos y programas para “combatir a la pobreza”, que no han sido ni siquiera una ilusión ingenua, sino un engaño vil, porque no se quiere, porque quienes dirigen el destino del mundo quiere seguir beneficiándose de la pobreza que es, en su otra cara, la inimaginablemente inmensa e injusta acumulación de la riqueza en unas cuantas manos: las suyas.
Así es en todo el planeta, por lo menos en todos los países que siguen siendo capitalistas pues este sistema está hecho para eso, esa es su naturaleza, la de hacer cada vez más ricos a las clases privilegiadas, a costa de condenar a la miseria y al hambre a millones de familias trabajadoras.
México no es la excepción, ni aún con la falsa transformación de Andrés Manuel López Obrador y con todas sus ínfulas con las que, sin pudor ni decoro, se atreve a hablar de los pobres y a decir que él los representa y que está transformando al país para sacarlos de la miseria y acabar con las injusticias.
Ni aún con el jactancioso escándalo que ha pregonado en todas partes a raíz de la publicación de los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) acerca de la medición de la pobreza y su supuesta disminución que demostrarían que AMLO está combatiendo en serio a la pobreza y a la desigualdad. No es cierto, no lo está haciendo ni lo va a hacer jamás porque no lo quiere hacer.
Perdóneme que insista, amable lector, dije al principio que las causas y las soluciones para acabar con la pobreza tienen siglo y medio de haber sido desentrañadas y puestas al alcance de todos. AMLO sabe bien que él no lo está haciendo, pero dice que sí y se llena la boca de frases altisonantes y emocionantes, como si realmente se sintiera alegre y satisfecho, contento consigo mismo y feliz con sus resultados combatiendo a la pobreza. Por eso quiere decir que no es que él esté equivocado o alucinado, sino que sabe que no, pero miente, Es, pues, hipocresía de la más baja estofa.
Dije en mi colaboración anterior que el poco resultado positivo que había en la redistribución de la riqueza era gracias exclusivamente al incremento al salario, lo que no fue ayudado por la política social, pues está trabajó en contrario, favoreciendo a los más ricos, deshaciendo lo poco que hizo el incremento salarial.
Si observamos el porcentaje que representa el ingreso por transferencias en los diferentes deciles, veremos que en el decil I, el 10 por ciento más pobre de los mexicanos, en 2018 era el 1.9 por ciento del total de ingresos por transferencias, pero en 2022 bajó a solamente el 1.48; en el decil II pasó de 2.25 a 2.09, también decreció, mientras que en los deciles de mayor ingreso, por ejemplo el VIII pasó de ser el 4.78 al 5.35, y el decil IX del 7.35 al 7.51, es decir, la 4T le dio más dinero público a los ricos que a los pobres.
En cambio, los ingresos totales, de los cuales el fundamental es el ingreso corriente monetario (los salarios), el ingreso creció más de manera proporcional entre los deciles de menores ingresos. Aunque esto es así porque sus ingresos son tan bajos, que cualquier incremento representa un elevado porcentaje, aunque en números absolutos sea menor a l de los deciles de mayores ingresos. Por ejemplo, en el decil I el ingreso fue de 968 en 2018 contra 1,191 en 2022, el incremento de 223 pesos por persona al mes significa un incremento de 23 por ciento, siendo que esta diferencia crece más en cada decil, aunque su porcentaje sea menor.
Por ejemplo, en el decil IX el incremento de 2018 a 2022 fue de 668 pesos, aunque significa un incremento de solo 7.8 por ciento. Y solamente en el decil X (los que más ganan) crece en solamente 197 pesos, que es un incremento de 0.98 por ciento. Es decir, que con el incremento salarial si hubo una redistribución del ingreso a favor de los más pobres, pues el ingreso del decil de los más ricos creció también, pero menos. Los que brincaron la ambigua “línea de la pobreza por ingresos” del Coneval, de todos modos, no fueron los mexicanos más pobres del decil I, sino los del V, los que en 2018 ganaban hasta 3 mil 484 pesos por persona al mes, y en 2022 pasaron a ganar 3 mil 938 pesos por persona al mes.
Pero este movimiento es realmente insignificante, y a AMLO debería darle pena presumirlo, sobre todo porque, cómo ya dije, de querer acabar con la pobreza con los instrumentos que le pone en sus manos ser el presidente de la República, tener el poder político, ya lo habría hecho, solamente tendría que hacerle caso a Marx. En vez de eso, solamente hace escándalo mediático y su da baños de pureza, que no tiene, para engañar a los más ingenuos, seguir conservando el poder, y de esta manera no tiene que transformar nada, ni tiene que acabar con la pobreza. Con AMLO, las causas de la pobreza siguen intactas y creciendo.
Él no lo va a hacer, eso solamente lo puede hacer la clase trabajadora organizada y convertida en poder político de la nación. Por eso Antorcha está en el camino correcto y representa la verdadera oportunidad de las clases trabajadoras para poder, por fin, acabar con la pobreza y la injusticia.
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