Es importante recordar que, con el nacimiento del capitalismo, surgió un fenómeno social, que no sólo ha sucedido en nuestro país, sino en todo el mundo, y que fue el crecimiento de las grandes ciudades, donde se desarrollan las zonas industriales, que a su vez hace que se incremente la demanda de obreros, mismos que antes habían sido trabajadores del campo emigrados a las ciudades en busca de mejores salarios y mejores condiciones de vida.
Estos trabajadores, al llegar a las ciudades no cuentan con una vivienda o un terreno donde construir su casa, por lo que provisionalmente se hospedan con familiares o rentan una vivienda, con la idea de obtener poco a poco una casa propia. Pero las alternativas que existen son las grandes inmobiliarias que venden a crédito, o los bancos, que sólo prestan dinero a cambio de una hipoteca.
Los precios de las casas oscilan desde un millón de pesos en adelante, de acuerdo a los requerimientos de cada familia o de su capacidad económica; lógicamente que los trabajadores no están en posibilidades de adquirirlas por sus precarios ingresos; otra alternativa es la adquisición de terrenos en la periferia de las ciudades, en lugares de difícil acceso y que carecen de todos los servicios públicos, son más económicos y con la ventaja de irlos pagando en “cómodas” mensualidades.
Pero otro sector de la población, el más vulnerable, que lo forma la gente extremadamente pobre, los desamparados, familias desintegradas, los que han quedado huérfanos, los enfermos crónicos, los que tienen alguna discapacidad, personas de la tercera edad que han quedado solas, abandonadas de sus familiares, se ven obligados a ocupar predios públicos o privados, en áreas de reserva ecológica, barrancas, en zonas de alto riesgo, carentes de todos los servicios públicos, arriesgándose a vivir a su suerte.
Esta es una realidad que se vive no solo en México sino en el mundo entero y que es producto del desarrollo del sistema capitalista, el cual se encuentra en franca decadencia. Ese es uno de los principales problemas que nos aquejan, la vivienda, pues es normal que con el crecimiento de las familias aumente el número de habitantes en una casa, dando lugar al hacinamiento, y aunque existen programas gubernamentales de apoyo a la vivienda, sólo son para el mejoramiento, es decir, para ampliarlas con una recámara adicional, con una losa e incluso hasta con un pie de casa, pero lo real es que es mínimo el número de apoyos que el gobierno otorga a los más pobres; hasta el momento no hay leyes ni gobiernos que apoyen a los desamparados para que adquieran terrenos o casas-habitación a precios accesibles; el que solicita, debe estar registrado ante el IMSS; pero incluso quienes tienen Seguro Social, han ido perdiendo ese derecho; ya son mínimos los créditos que otorga el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT).
En el Estado de Querétaro, según datos del Coneval, en el rubro de carencias sociales, en el 2018, el 8.5% de queretanos carecían de vivienda y en el 2020 esta carencia bajó al 6.7%; en cuanto al acceso a los servicios básicos en la vivienda, como agua, luz y drenaje, en el 2018 el 12.7% de las viviendas carecía de uno o más servicios, en el 2020 bajó al 10%.
Si bien es cierto, por los porcentajes mencionados, que Querétaro no es de los estados que presentan mayor rezago en materia de vivienda, es necesario abordar el tema porque aún en la misma capital prevalece el problema. Siguen existiendo cientos de familias, si no es que miles que necesitan un lugar dónde vivir, no es posible continuar pagando rentas muy altas que van de los de 2 mil pesos o más, o vivir hacinados en casas multifamiliares.
Desde hace cinco años, el Movimiento Antorchista de la capital, ha solicitado a las diferentes dependencias gubernamentales (Gobierno del estado, Gobierno municipal y al Instituto de la Vivienda del Estado de Querétaro, IVEQ) créditos para satisfacer dicha necesidad, sin embargo, hasta la fecha no se ha brindado una alternativa, pues las autoridades sólo dicen que no existen programas para brindar créditos para la compra de casas o de terrenos; de esta manera, se menosprecia a quienes necesitan una vivienda.
Ha transcurrido mucho tiempo en espera de lograr una alternativa. Recientemente tuvimos una entrevista con el presidente municipal, Luis Bernardo Nava Guerrero, quien al parecer muestra interés para encontrar alguna solución, se nota en esta administración una mejor actitud para apoyar a los queretanos más humildes. Eso es bueno y confiamos en su palabra.
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