Las carencias sociales en Hidalgo son muchas y afectan a gran parte de la población. Según datos de la Secretaría del Bienestar, un tercio de los hidalguenses están en situación “vulnerable por carencia social”.
Más de un millón de hidalguenses no tienen garantizada una o más de las seis carencias sociales que conforman la medición de pobreza: rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación. Y sin embargo, la falta de sensibilidad ante las necesidades, la cerrazón de las autoridades gubernamentales a nivel estatal parece continuar.
Pregonan “primero el pueblo”, “realizaremos tantas obras” y se reanudan una y otra vez las promesas de campaña, como si se viviera en un permanente período de campaña en el que los ciudadanos se tienen que limitar a escuchar.
Durante el sexenio pasado fue evidente para todos el mal gobierno que se sufrió durante seis años, en los cuales no solo no hubo acciones trascendentales que atacaran los principales problemas de rezago y marginación en el estado, sino además, se aplicó una política de represión a cualquiera que pretendiera alzar la voz y exigir solución a sus demandas.
Así, hace dos años, el pueblo hidalguense en las elecciones gubernamentales confió en la actual administración que encabeza Julio Menchaca, un Gobierno “diferente”, que prometía que “primero el pueblo” era su oferta política a lo largo de su campaña y que les permitió arribar al poder sembrando expectativas que hasta ahora no se ve que vayan a cumplirse.
Pregonan “primero el pueblo”, “realizaremos tantas obras” y se reanudan una y otra vez las promesas de campaña, como si se viviera en un permanente período de campaña en el que los ciudadanos se tienen que limitar a escuchar y continuar esperanzados en que algún día las anheladas y anunciadas obras llegarán a sus colonias.
Y cuando se acercan a las puertas del Gobierno a reclamar sus derechos, la respuesta es la misma: “No hay dinero para obras”. Sin embargo, sí hay para la campaña permanente y para invertir millones en publicidad.
Los antorchistas no cejaremos en nuestra lucha, seguiremos insistiendo en que el Gobierno escuche y atienda las demandas de sus ciudadanos, pues mientras no haya un Gobierno del pueblo y para el pueblo, no podemos limitarnos a observar, las necesidades de las familias no esperan y las carencias se sufren día a día.
Seguiremos en plantón hasta que se resuelva la cuestión que por años se han planteado los hidalguenses: ¿Hasta cuándo se atenderán respetuosa y diligentemente los problemas de toda la ciudadanía, desde los de agua potable, salud, educación, seguridad y respeto a la vida y bienes de las personas? Quizás hasta que el pueblo gobierne.
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