Fueron varias las voces que se alzaron, entre otras, la mía, cuando nos enteramos de la irresponsable medida de que se regresaría a clases sin haber vacunado a todos los involucrados y vaticinamos que los contagios crecerían, pero el gobierno de la 4T hizo oídos sordos tal como acostumbra, se empeñó y autoritariamente decretó el regreso a las aulas y aunque aún es pronto para dar un diagnóstico de las catastróficas consecuencias, ya se vislumbran nuevos problemas y ya se están presentando algunos resultados.
Es totalmente cierto que los estudiantes poco o nada han aprendido en la modalidad de educación virtual, que han perdido el interés por el estudio, que los padres tienen que escoger entre cuidar que se conecten y hagan sus labores académicas o salir a trabajar para mantenerlos; que es un mínimo porcentaje de alumnos el que tiene las condiciones adecuadas para este tipo de educación, etc., y por lo tanto, la conclusión lógica de padres, maestros y alumnos es que urge el regreso a las aulas, pero no en las condiciones que el gobierno lo decretó. Antes de tomar tan urgente medida se hace necesario, en primer lugar garantizar la vacunación de todos los involucrados y no sólo de los maestros, que son una mínima parte del total de la población que se verá afectada, hacer un proyecto que contemple el acondicionamiento de las escuelas y de donde se obtendrá el recurso para la compra de material tan indispensable como gel antibacterial, cubre bocas, y material sanitizante, se debe garantizar agua para el lavado de manos continuo y un transporte seguro, clases escalonadas para atender a menos alumnos a la vez.
Desde principios de junio algunas organizaciones estudiantiles e instituciones se manifestaban en el sentido de que eran necesarias estas medidas para el regreso a clases seguro y que de otra forma seria homicidio. No hicieron caso nuestros gobernantes, nada de esto se contempla por parte de las autoridades de la Secretaría de Educación y a unos cuantos días de la reapertura de las escuelas ya se están presentando casos de contagios, pocos son los que han salido a la luz, como el del portal LJA.MX, que documenta dos casos en escuelas de Aguascalientes; Milenio del 26 de junio documenta otros dos casos en las escuelas de Saltillo y Parras de la Fuente, ambos del estado de Coahuila; El Universaldel 16 de junio habla de cinco casos en la CDMX, Milenio reporta cierre de una escuela en Campeche, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Si bien es cierto que un joven o niño está en mejores condiciones de soportar la enfermedad, éstos no son infalibles, también está documentado científicamente que tienen el riesgo de sufrir un infarto fulminante antes de los 30 años, todo depende de sus condiciones, como alimentación (desde la primera infancia), del acceso a la salud y cuidados que se tengan durante la recuperación. De los millones de estudiantes que hay en nuestro país, ¿cuántos cuentan con las condiciones óptimas para resistir?, ¿tu hijo o hija resistirá? Amable lector, te invito a reflexionarlo.
Así que, aunque las autoridades federales se esfuercen por tranquilizarnos, (como ya es su costumbre) y decirnos que el color del semáforo epidemiológico ya cambio a verde y los contagios están a la baja, que basta con haber vacunado a los maestros, etc., es totalmente falso, la realidad nos está golpeando la cara y no se puede modificar con simples declaraciones y buenas intenciones. La realidad es terca… ante la falta de condiciones sanitarias elementales en las escuelas se pone en serio riesgo a maestros y alumnos, así como también a las familias. Que conste que ha habido quien lo señale a tiempo y no sólo eso, se ha invitado a luchar para evitar males mayores.
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