En los últimos meses, el problema de la sequía en México ha dado mucho de qué hablar, pues ha comenzado a detonar graves problemas en diferentes ámbitos, tanto en lo agropecuario como en la vida cotidiana de los habitantes, pues estamos a punto de rebasar la sequía más grave de la historia que fue la de 2021, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Según la misma comisión, el 80 por ciento del territorio mexicano presenta algún grado de sequía; 16 estados son los más graves porque el 100 por ciento de su territorio presenta sequía en niveles que va desde moderada a severa, entre estos estados se encuentra Michoacán, un estado que se ha caracterizado por su diversidad en su flora y fauna, y que había sido conocido por tener en su territorio al segundo y tercer lago más grandes del país que son Cuitzeo y Pátzcuaro.
Pero hoy, desafortunadamente, esos lagos, comienzan a desaparecer; hace algunos años leí un artículo del líder antorchista en Michoacán, en ingeniero Omar Carreón Abud y que se titulaba, “¿No oyen llorar al lago?”, un escrito que, desde 2018, nos anunciaba ya el futuro que le esperaba al lago de Pátzcuaro y al que se han sumado ya el lago de Cuitzeo y también el de Chapala (Jalisco), una muerte, que como tituló Gabriel García Márquez alguna de sus novelas, era la “Crónica de una muerte anunciada”, pues la actividad humana realizada en un modo de producción, ha comenzado ya a pasarnos la factura.
Tan es así, que el lago de Pátzcuaro, aquel que como dijo el maestro Omar Carreón inspiró a las redes de plata, se encuentra ya al 28.1 por ciento de su capacidad de almacenamiento, mientras que el de Cuitzeo tiene el 32.8 por ciento de su capacidad, y esto, no es algo difícil de entender si analizamos que durante muchos años, las grande huertas aguacateras han sacado de entre 20 a 50 pipas al día para regar sus cultivos, huertas, que como bien sabemos, no son de pequeños agricultores, sino de las grandes empresas, es pues, una muestra clara del daño y la explotación de los recursos naturales que las empresas privadas hacen en el territorio mexicano.
Pero como comentaba al principio de este trabajo, no es el único sector en el que se muestran los estragos de la sequía y la escasez de agua, pues los hogares morelianos, esos que se encuentran a la orilla de la gran ciudad, han presentado durante meses, la falta de agua en sus casas, lo que ha imposibilitado que las familias puedan llevar a cabo sus tareas cotidianas, pues les ha tocado reciclar el agua; la que utilizan, por ejemplo, para lavar ropa, es la misma que deben utilizar para hacer el aseo de sus hogares o mantener los sanitarios limpios.
Existen familias que han tenido que pasar más de tres meses sin el abastecimiento del vital líquido, y a quienes la poca remuneración que perciben por su trabajo, los que aún cuentan con empleos, les ha vuelto imposible poder comprar pipas de agua, tan es así que los han orillado a comprar platos y vasos desechables para poder ahorrar un poco de agua y puedan utilizarla para bañarse y mantener a sus hijos con la higiene básica y tratar, en la medida de lo posible, impedir enfermedades gastrointestinales a las que los niños se vuelven más propensas en estas épocas de calor.
Pero dentro de esas familias, hay algunas que sufren la carencia del agua, mucho más que otras, tal es el caso de Rosa Santiago, quien vive en su casa con su hija y su esposo que es discapacitado.
En entrevista, Rosa relató, con las pruebas en mano, que desde mediados del 2022 ha tenido que estar comprando pipas para medio llenar su aljibe, pues su esposo ha tenido que usar pañales día y noche, lo que obliga a una mayor higiene, por lo que no puede darse el lujo de quedarse sin agua.
Esta situación se ha presentado no solo en Michoacán, sino en el país entero, y ha sido tan grave que según datos publicados por El Sol de México, el 21 de junio, han sido ya 37 personas las que han perdido la vida por este golpe de calor.
Y aunque muchos gobiernos y autoridades quieran quitarse la responsabilidad hablando del cambio climático, debemos tener en cuenta que ese cambio se debe, por una parte, a las grandes cantidades de agua que utilizan las empresas para su funcionamiento, y por otro lado, a que esas mismas empresas contaminan los recursos hídricos, pues anualmente se vierten entre 300 y 500 millones de toneladas de desechos.
Todo esto, aunado a que 157 mantos acuíferos se encuentran sobreexplotados, pues son los que, con grandes concesiones otorgadas por Conagua, dan prioridad a las grandes empresas para su funcionamiento, pues en el país, las empresas que más agua extraen en nuestro territorio son: Coca Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Aga, Jumex, NutriJugos, Bimbo, Kellogs y Peñafiel, todo esto, a costa de son millones de hogares mexicanos los que no tienen agua todos los días.
Así que, entonces, las autoridades empezando por el presidente de la República, no pueden desentenderse de esta gran problemática, pues es una situación que sí está en sus manos cambiar, pero para ello, tendrán que afectar a los multimillonarios y hacer realidad la promesa que no se ha materializado en los cinco años de gobierno de Morena, que era dar prioridad los más pobres de México, y para hacerlo, debe trabajarse en conjunto con los tres niveles de gobierno, así como con especialistas para crear y poner en marcha un plan hídrico que cree una red de agua potable capaz de llegar a todos los hogares mexicano. Mientras eso no suceda, el desabasto y las muertes por falta de agua será una bandera más con la que Andrés Manuel López Obrador, pasará a la historia.
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