El 24 de enero, se celebró el Día Internacional de la Educación en México, en el que varias instituciones promovieron actividades académicas en conmemoración de esta fecha importante. Pero conviene preguntarse, ¿realmente tenemos un motivo para celebrar este acontecimiento nombrado por la Asamblea de las Naciones Unidas? Nada que celebrar.
México tiene un alto nivel de deserción escolar y pobreza de aprendizaje; pese a que la educación es un derecho básico de todos los niños, niñas y adolescentes, que les proporciona habilidades y conocimientos necesarios para desarrollarse como adultos y además les da herramientas para conocer y ejercer sus otros derechos. Aquí ocurre poco porque las oportunidades no son iguales si comparamos a México con otros países; más de 4 millones de niños, niñas y adolescentes no asisten a la escuela, mientras que 600 mil más están en riesgo de dejarla por diversos factores como la falta de recursos, la lejanía de las escuelas y la violencia que existe en sus comunidades o ciudades, también están aquellos que viven en comunidades indígenas o hablan una lengua originaria pues ellos corren el riesgo de no ir a la escuela o de tener un bajo aprovechamiento escolar, muchas veces los niños, niñas y adolescentes indígenas en México presentan más dificultades y tienen menor acceso a la educación, por ejemplo, solamente uno de cada 10 adolescentes que sólo hablan una lengua indígena y no español asisten a la escuela en México, en comparación con siete de cada 10 del resto de la población.
Pese a que la UNICEF, en México, desarrolló proyectos y ha decidido apoyar con políticas públicas para promover el acceso de niños, niñas y adolescentes a una educación inclusiva y de calidad y reducir el abandono escolar, esto no ha sido suficientemente eficaz; la fallida política de seguridad del gobierno de la 4T tiene que ver mucho, pues cobra la vida de los estudiantes en varias partes del país, esto como consecuencia de la pésima política educativa que ejercen en la población estudiantil.
En resumen, la educación en México tiene varias complicaciones, es insuficiente, desigual y su calidad es incierta debido a las carencias en medición e información. Estas características se profundizan, pues entre más alto sea el nivel escolar y dependiendo de la región geográfica, de acuerdo con el informe diagnóstico del Derecho a la Educación del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
En diferentes partes del país hemos visto la urgente necesidad de luchar y exigir mejores resultados, que se inyecte el recurso necesario para que las escuelas funcionen mejor, que se invierta en infraestructura educativa, equipo de cómputo, pues todo esto, aunado al rezago educativo, la falta de maestros, materiales, actualización de programas y planes de estudio, son los factores que merman la educación en México.
Llamo a todos los estudiantes y maestros para que alcemos la voz ante este problema, que el gobierno realice un programa que ayude realmente a contrarrestar el rezago educativo, que se ponga en práctica lo que dicta la Constitución Mexicana: derecho a la educación. No existe otra alternativa más que seguir luchando porque en México se viola el derecho a la educación y debemos de trabajando por mejorar la condición escolar en beneficio del presente y el futuro del país.
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