Parece que muchos están de acuerdo, al decir que el sistema educativo en México tiene problemas, y que la educación, como producto cultural, no es posible que sea un tema acabado, sino que está en constante movimiento. Cada sexenio se promete un cambio y hasta se compran conciencias con la promesa de mejorar la educación. Cada secretario de Educación afirma que las cosas marcharán bien, pero al momento de las evaluaciones internacionales, como la prueba PISA, los resultados son deficientes.
Al inicio del sexenio morenista de Andrés Manuel López Obrador, pareciera que todo cambiaría de rumbo, pues prometían y afirmaban que eran otros lo que gobernarían, y que todo cambiaría; después de 4 años en el poder, la educación en México no sólo no ha avanzado, sino que ha ido en retroceso.
En la Secretaría de Educación Pública (SEP), han desfilado ya tres secretarios, lo que ha generado el cuestionamiento de muchos críticos al decir que esa dependencia solo la utilizan como un trampolín político.
Un ejemplo claro fue la maestra Delfina Gómez, extitular de la SEP, quien llegó a su cargo hace 18 meses para sustituir a Esteban Moctezuma, actual embajador de México en Estados Unidos (EE. UU.). La actual secretaria de Educación, Leticia Ramírez, quien era encargada de la Oficina de Atención Ciudadana del Gobierno federal, ahora es la nueva titular de la SEP, los cambios realizados en la secretaría parecen no tomar en cuenta las consecuencias que sufrirá la educación en México ante los cambios inapropiados y la inestabilidad que ha causado el cambio de figura pública y sumado a esto la pandemia.
En el periodo de Esteban Moctezuma, calificaron que había huachicol educativo, y que fue la causa de malos resultados en la prueba PISA, sin embargo, no se hizo nada, dejó su puesto sin encaminar a un proyecto incluyente con el rezago educativo, luego de que se diera a conocer que el 35 por ciento de los estudiantes mexicanos de 15 años no obtuvo el nivel mínimo de competencias en el área de matemáticas, lectura y ciencias.
Mientras que, Delfina Gómez y su mal desempeño al frente de la secretaría, tomaron la decisión de cancelar el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, esto hizo valer las críticas de varios sectores de la sociedad al haber dejado sin educación de calidad ni comida a más de 3.6 millones de niños y adolescentes que eran beneficiados; lo anterior aunado al rezago educativo que ya se tenía y que va en aumento. Tan solo en 2020, de acuerdo con los resultados de la medición de la pobreza, de 23.5 millones pasó a 24.4 millones de personas que se encontraban en rezago educativo, es decir, un aumento de 872 mil niños y jóvenes de 3 a 21 años que se sumaron a las estadísticas del rezago educativo.
Después de nombrar a la nueva titular de la SEP, a López Obrador, no se le ve con muchas ganas de hacer mejoras a la educación en México, pues el nuevo plan educativo que pretende implementar en su administración generará muchas generaciones perdidas porque muchos niños volvieron a los planteles en condiciones no aptas, además de no contar con suficiente material didáctico y sin evaluación psicológica para docentes y alumnado, después de la pandemia.
Ante esto le sumamos que hay un plan que pretende adoctrinar mediante la mediocridad a los estudiantes, por lo que se perderán muchas generaciones de ciudadanos críticos, al seguir las ideas de la 4T; además de que el regreso a clases tras la pandemia, nos encontramos con escuelas que no están debidamente equipadas, algunas sin baños y, con la infraestructura en malas condiciones.
Una vez más, nos enfrentamos a la improvisación y soberbia, pues la nueva titular de la SEP, Leticia Ramírez, no cuenta con las credenciales para encabezar una de las secretarías más importantes del país, dicha designación se trata de otra muestra más del desprecio y la arrogancia que AMLO le tiene al mérito profesional.
En Antorcha Magisterial no estamos de acuerdo con que se trate de esta manera a los estudiantes, maestros y padres de familia, pues la nueva secretaria de Educación es una muestra más de un gobierno de improvisaciones y de la ineptitud de la 4T; por ello invitamos a todos a que nos organicemos y alcemos la voz desde nuestras trincheras por una educación más democrática, crítica, científica y popular.
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