Las problemáticas sociales que las mayorías están padeciendo, como consecuencia del sistema neoliberal, más vivo e imperante que nunca, aunque algunos ingenuos hayan creído que ya lo enterraron por decreto, son la pobreza, pésima política urbana, excluyente política social, negativa, burocracia e ineficiencia para la regularización de la tenencia de la tierra, problemas de legalidad y exclusión para los sectores marginados, encarecimiento de vivienda en renta, raquítico apoyo gubernamental para la autoconstrucción de la vivienda popular, se vive un vacío de justicia social, son algunos problemas que afectan a las mayorías en las grandes ciudades del país. La regularización de la tenencia del suelo es un problema histórico que enfrentan actualmente los tres niveles de gobierno, afectando a la población de más bajos ingresos en todo el país. En Sonora hay 588,968 personas que viven en 178,475 viviendas irregulares, en el sexenio de Pavlovich Arellano se entregaron 27,176 escrituras, a este ritmo de regularización se necesitarían 6 sexenios o 39 años para terminar con la regularización de las viviendas sonorenses. En la capital es algo similar, en Hermosillo hay 187,252 personas que viven en 56,743 viviendas irregulares, en el trienio pasado, con Célida López, se entregaron 1,825 escrituras de viviendas, a ese ritmo necesitaríamos 31 años o 10 trienios de gobierno para resolver este tema. Esperemos que las actuales autoridades hagan algo en serio sobre esta problemática, hasta ahora no vemos nada nuevo.
Actualmente, las grandes urbes presentan problemas debido a la concentración de la población; urbanización, orden político, socioeconómicos, culturales, tecnológico, ecológico, sanitario, etc. Los asentamientos populares están formados por población de bajos ingresos que busca las únicas tierras a su alcance, para autoconstruir su vivienda, es la población que no cuenta con dinero para adquirir un lote urbanizado y con servicios públicos. Los habitantes se enfrentan a la necesidad de sobrevivir en condiciones muy difíciles, espacios que son comunes en las ciudades y actualmente albergan una parte considerable de la población marginal que es excluida de los beneficios del desarrollo de la sociedad, como vivienda y falta de certeza jurídica a su propiedad. Debido a que “cuando la burocracia gubernamental llega a tener contacto con estos sectores marginados sus respuestas para no regularizar sus viviendas son muy a menudo legalistas, justificativas, burocráticas, arbitrarias e injustas y demagogas. Aquí es donde debe intervenir el estado y aplicar la ley para regularizar la vivienda de las mayorías, pero no lo hará. La regularización de cualquier tipo de suelo está regulada por el mercado y las leyes del capital, por ello la gran propiedad privada no tiene problema con la certeza jurídica y toda está escriturada, el estado de los poderosos al servicio de ellos mismos, por tanto, las mayorías solo a través de lucha organizada, tenaz y constante podrán arrancar dichos beneficios.
Introducir los servicios básicos en varias colonias en la periferia de la capital sonorense y comunidades en los ejidos, es prácticamente imposible, debido a que son zonas irregulares o en situación de riesgo. Solo por mencionar algunas colonias que no pueden ser beneficiadas con obra social con el viejo argumento de que no son regulares, como Altares, las Tres Reinas, La Combate, El Guayacán, La Caridad, Las Cuevitas, Piedra Bola, La Nueva Ilusión, Arcoíris, etc. Durante décadas no se ha visto la actitud, el compromiso, trabajo eficiente y prioritario de un buen gobierno en el que vayan por delante los intereses de los que menos tienen, porque debe demostrarse en los hechos y no solo en los discursos. Garantizando un buen servicio público para los que ya los tienen y construyendo nueva infraestructura pública para aquellos que la carecen. Los olvidados de siempre somos víctimas de una exclusión gubernamental que por décadas hemos sido relegados a vivir en esas zonas irregulares por no tener recursos económicos para comprar un lote o vivienda en zona residencial. Realidad que cada vez se agudiza y se entrampa en un callejón sin salida, por ellos Sindicatura e Inmobiliaria municipal en Hermosillo deben de agilizar la regularización de las viviendas que desde hace décadas lo están solicitando, llegó el momento de pasar de las palabras a los hechos o el pueblo se los exigirá el próximo 9 de febrero, cuando asistirá un grupo numeroso de vecinos a buscar al alcalde a solicitar su intervención, debido a que no hay avances en temas de regularización en Hermosillo.
Desde nuestra humilde opinión, los ayuntamientos deben hacerle una propuesta de ley al Congreso de la Unión y los Congresos Locales, para modificar o crear nuevas leyes, para encontrar diversas y nuevas formas de regularizar la vivienda popular en toda la entidad y darle certeza jurídica a cada familia. Los ayuntamientos deben promover e impulsar leyes que simplifique la tramitología engorrosa y burocrática que complica el proceso de regularización; además, deben invertir recursos suficientes para amortiguar los factores de riesgo de las viviendas habitadas durante décadas por familias que no tienen el recurso para poder hacer esa inversión privada, mismas que sí pueden hacer las familias pudientes y por ello pueden vivir en los cerros o peñascos como La Joya o en San Carlos logrando obtener sin problema sus escrituras.
Vecinos de todas las colonias donde su vivienda es irregular en Hermosillo y en todo el estado: no debemos de ceder en nuestra gestión justa y necesaria, para romper por algún lado el círculo vicioso, pues resulta un argumento perfecto para que las autoridades no realicen obra pública, "no hay obra pública porque es irregular; eres irregular, no hay obra pública". Basta de vivir en un sistema de gobierno donde las necesidades de los humildes no son la prioridad a resolver, llegó el momento de que las autoridades se pongan a trabajar en beneficio de las mayorías.
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