Al puro estilo de la película La ley de Herodes, el ayuntamiento de Chimalhuacán formula y ejecuta acciones pasando por encima de la ley, incluso de la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su Artículo 9º dice: “No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito…”.
Tal es el caso del Reglamento de Mercados, que ya para terminar el periodo de gobierno de Xóchitl Flores, emite una serie de disposiciones contrarias a nuestra Carta Magna.
El Odapas y su directora, en menos de año y medio en la dirección del organismo, ya tiene a más de la mitad de chimalhuacanos sin agua.
Veamos, en sus artículos IV y V del nuevo Reglamento de Mercado del Chimalhuacán dice: "Vigilar la labor de las mesas directivas de los mercados" y "Destituir de su cargo a los integrantes de las mesas directivas en caso de detectar irregularidades", respectivamente. Como se puede observar, esta disposición es contraria al artículo mencionado de nuestra Carta Magna.
¿Acaso no se entiende que es derecho de las organizaciones guiarse por sus propios intereses? ¿Qué les da derecho a inmiscuirse en la vida de las organizaciones, cuando estas han sido electas democráticamente? Las mesas directivas de los mercados son organizaciones que la misma ley permite para tener un vínculo legal con las instituciones gubernamentales e, incluso, con la misma ciudadanía, que puede elevar su queja a los representantes de los mercados cuando hay irregularidades en la relación comerciante-cliente.
Lo único que podemos colegir es que las huestes administrativas de la actual munícipe, que por el puesto administrativo que les dieron, ya se sienten con derecho a cortar, como en la película de referencia, las hojas de la Constitución que les estorba para cumplir sus caprichos o fechorías, se sienten encumbrados por el minúsculo cargo que ostentan y ponen en evidencia su ignorancia respecto a los temas del Derecho Administrativo.
La improvisación en el nombramiento de funcionarios en la actual administración que gobierna Chimalhuacán ha provocado problemas e inconformidad de la ciudadanía. Es el Organismo Descentralizado de Agua Potable, Saneamiento y Alcantarillado (Odapas) el que va a la punta de una mala administración.
El pasado 12 de marzo, la directora fue prácticamente secuestrada por las reiteradas fallas en el abasto del agua potable en la red hidráulica municipal. Los gritos y muestras de enojo no se hicieron esperar: “Desde que ustedes entraron, en referencia al Gobierno municipal actual, nos empezó a faltar el agua”. La funcionaria permanecía impávida y muda.
Esta es una de tantas historias que ocurren a diario por la improvisación en la dirección o administración de un organismo muy sensible a las fallas.
El Reglamento de Mercados es otro ejemplo: “Destituir de su cargo a los integrantes de las mesas directivas…” prepara el terreno para la imposición de mesas directivas en los mercados, también para ejecutar los más perversos planes en contra de los dirigentes de los locatarios, con la posible invención de “irregularidades”, motivo suficiente para, de acuerdo al reglamento de marras, intervenir flagrantemente, aún en contra de la voluntad de los comerciantes.
Mantenerse pasivo ante el atropello que el Gobierno municipal de Xóchitl Flores y su Departamento de Mercados pretenden realizar con su reglamento es abrir las puertas a la imposición de disposiciones “legales” que contravienen a la Constitución, es permitir que el actual ayuntamiento viole la vida autónoma y democrática de los mercados, es darle la oportunidad a los ignaros que la asesoran, que sigan destruyendo lo logrado en Chimalhuacán, como está ocurriendo en el Odapas y su directora, que en menos de año y medio en la dirección del organismo ya tiene a más de la mitad de chimalhuacanos sin agua.
El Reglamento de Mercados tiene dedicatoria: es en contra de las mesas directivas y sus dirigentes levantiscos, los que no se someten a sus designios, los que defienden la vida autónoma de sus mercados, algunos de ellos propiedad de los locatarios.
Pero también es una amenaza velada en contra del ciudadano que se oponga al orden común impuesto por reglamentos que pasan por encima de la Constitución.
Así las cosas, denunciar leyes y reglamentos contrarios a los designios constitucionales también es defender nuestros derechos políticos y civiles, particularmente nuestro derecho a la organización, es poner en evidencia la falta de sapiencia e improvisación de los funcionarios que hoy dirigen los destinos de Chimalhuacán.
Antes de ser Gobierno, la actual presidenta municipal de Chimalhuacán gritaba a los cuatro vientos que mejoraría la vida de un municipio en el que “no se había hecho nada”.
Hoy la realidad es otra, muy contraria a las pretensiones y deseos, “no sabe gobernar”, es la conclusión ciudadana, es la conclusión que esa misma realidad que le golpea en el rostro como justo reclamo, fue, además, el grito desesperado de las vecinas que protestaron ante la falta de agua frente a la directora del Odapas.
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