Nuestro país está lleno de historia, de acontecimientos que han marcado nuestro rumbo como sociedad y que han marcado a los hombres y mujeres del ahora. Nuestro pasado reciente nos demuestra que la sociedad no siempre ha sido igual, que todo cambia con el trascurrir del tiempo y que es imprescindible la participación, siempre muy activa de la sociedad en busca de mejorar sus condiciones de vida.
México ha sido lastimada por ajenos y propios siempre buscando el beneficio personal o para una clase privilegiada, a pesar de ellos somos ahora una de las primeras economías del mundo por sus riquezas naturales con las que cuenta nuestra patria. Sin embargo, nuestro país está sumergido en una profunda desigualdad que lastima a la mayoría de la población, por un lado, los grandes ricos de México se hacen cada vez con más riqueza, la clase trabajadora, a medida que pasa el tiempo se vuelve más pobre, con más necesidades.
La Revolución Mexicana fue un acontecimiento que fue un parteaguas de la vida política y económica de México, el país a principios del siglo XX atravesaba una profunda desigualdad, por un lado los hacendados dueños de grandes extensiones de tierra donde se les explotaba a los campesinos para que trabajaran por un salario miserable que no alcanzaba ni para comer, por otro lado una sociedad, en su mayoría conformada por campesinos pobres que no tenían acceso a la educación, a servicios de salud ni ningún otro apoyo de gobierno. La “democracia” era solo una palabra que sonaba bonito al pronunciarla, el país había sido gobernado por Porfirio Díaz durante más de 30 años, a pesar de haber introducido el ferrocarril, luz eléctrica entre otras cosas, el desarrollo y progreso era solo para unos cuantos, muy parecido como sucede ahora.
El capitalismo mundial y a sus representantes en el país ya nos les convenía un país semifeudal, donde no hubiera mercancías que vender y que producir, a los les convenía que se terminara con etas prácticas y se diera paso a una sociedad donde hubiera la libertad de negocio en una naciente burguesía mexicana.
Los que encabezaron el descontento social, Francisco Villa y Emiliano Zapata quedarán en la historia de nuestro país como héroes de la Revolución y como hombres que querían un cambio profundo en nuestro país. Su legado, su patriotismo seguirá en las mentes de os mexicanos a pesar del tiempo.
La justicia social antes y ahora está pendiente, pues después de haber ganado el movimiento revolucionario, este mismo no tenía los cuadros suficientes, emanados del pueblo con la preparación necesaria para tomar las riendas del país. Fueron los ricos de su tiempo quienes se habían educado en las mejores escuelas y fueron ellos quienes en nombre del pueblo nos gobernaron. Ellos defendieron sus intereses de clase, y aquí estamos con una sociedad que vive en carne propia la injusticia social. Mientras unos cuantos millonarios siguen engordando sus bolsillos, la gran mayoría se debate, todos los días en un país donde hay falta de apoyo a la salud, a la educación, el aumento de la inseguridad, salarios que no alcanzan para dar una vida mejor a las familias mexicanas.
Urge revolucionar todo, cambiarlo todo, México pide a gritos una sociedad más justa y equitativa para todos. El Movimiento Antorchista Nacional está encabezando está lucha, con hombres y mujeres que todos los días trabajan en pro de la sociedad mexicana. Pero para lograrlo necesitamos a un pueblo bien organizado, consciente de su realidad, y con una disciplina al nivel de un revolucionario para poder tomar el poder político de manera pacífica. La historia ya nos enseñó que es el pueblo quien debe tomar las riendas del país, que se debe preparar para ello, Antorcha lo está haciendo y lo vamos tarde o temprano.
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