Sin duda alguna, el principal agente de cambio en la lucha estudiantil deben ser los propios estudiantes. Ellos, mejor que nadie, conocen las carencias que día a día viven, las inclemencias a las que están sometidos y la solución a sus demandas. Sin embargo, es necesario el apoyo y respaldo irrestricto de sus padres, de sus docentes y de su comunidad, puesto que estas luchas, nunca son por intereses individuales ni mezquinos, sino por el contrario, siempre, al final de cuentas, se trata de un beneficio en favor de la comunidad en donde se ubica la escuela.
Muestra de ello es el Bachillerato Oficial “Diego Rivera”, ubicado en San Pablo Anicano, uno de los municipios que conforman la Mixteca Baja de Puebla y olvidado por las autoridades gubernamentales de distintos niveles. Aquí ha comenzado a construirse un techado, demanda tan importante como también lo es una plaza cívica que permita a los jóvenes desarrollar actividades cívicas, académicas, culturales y deportivas en mejores condiciones materiales.
La construcción de la techumbre correrá a cargo de la actual administración municipal, como resultado de una jornada de lucha de la comunidad estudiantil de este Bachillerato, quienes nunca cejaron en la necesidad de esta obra y, un día sí, y el otro también, dieron seguimiento ininterrumpido a su gestión, siempre de forma organizada y colectiva, haciendo uso de su fuerza numérica y, sobre todo, teniendo de su lado la razón de que su demanda es justa y necesaria.
En el caso de la construcción de la plaza cívica, con la lucha de estos estudiantes se logró que las autoridades municipales brinden el material necesario, mientras que la mano de obra correrá a cargo de los padres de familia y docentes, quienes, con este tipo de acciones concretas demuestran el respaldo a lo estudiantes.
¿Cuál es la relevancia de esto? En primer lugar, que la lucha colectiva y organizada, por muy difícil y adversa que parezca, siempre da resultados; aquí, por ejemplo, vemos el fruto de una lucha encabezada por los propios estudiantes. Segundo, que el respaldo de los padres de familia y docentes debe ser siempre de principio a fin, no sólo de palabra, prueba de ello es que, ahora, ellos son quienes encabezan la construcción de la plaza. Tercero. Que, al aceptar poner la mano de obra para la construcción de dicha plaza, los demandantes dan muestra de su conciencia para un beneficio mayor, es decir, no sólo exigen que las autoridades cumplan su obligación, sino que ellos también contribuyen haciendo lo propio.
Pareciera, pues, que estas luchas son fáciles, que basta con ir a pedir para que al otro día las autoridades resuelvan. Quienes han encabezado una demanda haciendo las gestiones correspondientes saben que la mayoría de los casos son viacrucis tortuosos, de ir y venir, de horas de antesala, de promesas incumplidas y plazos que se postergan una y otra vez. Por eso es importante reconocer este triunfo de los estudiantes del Bachillerato Oficial “Diego Rivera”, así como del comité de padres de familia y directivos.
Ítem más. Estas obras, tanto el techado como la plaza, serán un beneficio directo para la institución educativa, por tanto, ninguno de los involucrados se lo llevará al terminar su estancia en la escuela, sino por el contrario, permanecerá ahí beneficiado a las futuras generaciones de jóvenes que cursen sus estudios de nivel medio superior en dicha escuela.
Con esto, no sólo se logra mejorar las condiciones materiales de la escuela, sino que también contribuye al progreso y desarrollo de la comunidad, pues ahora tendrán una escuela con mejores condiciones para el desarrollo de los jóvenes y así evitar que tengan que desplazarse a otras comunidades en busca de continuar sus estudios académicos.
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