La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se formó en 1949, con la firma del Tratado de Washington, bajo el amparo del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. El espíritu de esta Carta es el de mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin, tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, así como para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz. Quedó integrada por 12 países: dos del continente americano y 10 del europeo (Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Francia, Reino Unido, Portugal, Bélgica, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega y Países Bajos).
Estos 12 países se comprometieron a defenderse mutuamente en caso de agresión armada en contra de cualquiera de ellos y más en específico, por parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esto era en apariencia, pues tras la disolución de esta en 1991, dicha organización militar y política no solo no desapareció, sino que ha crecido en el número de países que la integran en Europa, convirtiéndose en el brazo armado del imperialismo estadounidense, quien la ha utilizado para llevar a cabo invasiones, bombardeos, sanciones y golpes de Estado sobre diversos países, como, por ejemplo, Irak, Libia, Irán, Siria, Yugoslavia, Afganistán, Cuba y Ucrania.
La realidad ha demostrado que la OTAN viola permanentemente la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, sin que ninguno de los gobiernos que hoy se rasgan las vestiduras ante las acciones en defensa de Rusia que Vladimir Putin está efectuando en Ucrania hayan alzado la voz ante las múltiples atrocidades cometidas por la OTAN.
La OTAN no sólo no desapareció con la disolución de la URSS, por el contrario, se ha venido expandiendo en Europa violando los principios de soberanía y de igualdad de los países miembros y violando los tratados internacionales. Esta carrera inició en 1999 cuando destruyó Yugoslavia con ataques aéreos sin la autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU, y olvidándose de que se había comprometido con Rusia a no extenderse hacia Europa de Este, avanzó su proceso de expansión hacia el este, hacia la frontera con Rusia, absorbiendo a varios países que fueron parte del Pacto Varsovia* y a las ex repúblicas soviéticas. Hoy la OTAN está conformada por 30 países y Washington obtuvo así un triple resultado:
1. Extiende hasta las puertas de Rusia -y dentro de territorio de la antigua URSS- la alianza militar que obedece las órdenes de Estados Unidos: ya que el comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa siempre es por tradición un general estadounidense, nombrado directamente por el presidente de Estados Unidos, y los demás puestos de mando fundamentales, también están en manos de militares norteamericanos.
2. Al mismo tiempo, Washington pone a los países del este de Europa no tanto al servicio de la OTAN, sino directamente al servicio de los Estados Unidos, ya que Rumania y Bulgaria ponen a disposición de Estados Unidos las importantes bases militares de Constanza y de Burgos en el Mar Negro.
3. Con la ampliación de la OTAN hacia el este, Estados Unidos refuerza su propia influencia sobre la Unión Europea, debido a que, de los 27 países miembros de ésta, hoy 21 son también miembros de la OTAN.
El Consejo del Atlántico Norte, que es el órgano político de la OTAN, toma las decisiones de conformidad con lo que se ordena en Washington. La participación de las principales potencias europeas en tales decisiones es siempre objeto de conjuraciones secretas con Washington en busca de concesiones mutuas, lo que implica un debilitamiento de los parlamentos europeos, ya privados en este momento de verdadero poder de decisión en materia de política exterior.
Jens Stoltenberg, quien es más vocero de Estados Unidos que de la OTAN, declaró “mantenemos la puerta abierta, y si el objetivo del Kremlin es tener menos OTAN en las fronteras de Rusia, solo obtendrá más OTAN”.
En la escalada Estados Unidos-OTAN-Rusia, claramente destinada a hacer estallar una guerra en medio de Europa, entran en juego las armas nucleares (lo que está prohibido por el Derecho Internacional), ya que Estados Unidos desplegará armamento de este tipo en varios países de toda Europa apuntando directamente hacia Rusia. Hoy tienen prácticamente cercado a ese país. Sólo Bielorrusia y Ucrania no tenían tropas de la OTAN dentro de su territorio.
Si la OTAN se hubiese establecido en Ucrania sus misiles tendrían la capacidad de atacar ciudades rusas como Moscú o San Petersburgo en 5 o 7 minutos, según el misil que utilizaran. Putin consideró inaceptable una amenaza a la seguridad nacional rusa y se preguntó ¿cómo reaccionaría Washington si su país, es decir, Rusia instalara bases militares en la frontera de Estados Unidos con México o Canadá? No hubo respuesta, sólo nuevas sanciones económicas y, por parte de Biden, graves insultos publicados en los medios internacionales.
Todo esto pese a que, en 1997, bajo el impulso del presidente W. Clinton, la OTAN y Rusia, entonces presidida por Boris Yeltsin, firmaron un “Acuerdo de Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad” y que en el 2002 se creara un “Consejo Rusia-OTAN”, con el propósito de estimular la cooperación entre ambas partes. Con el golpe ucraniano de 2014 esta industriosa construcción se derrumbó y hay que recordar que el “nervio y músculo de la OTAN es el Pentágono”, quien no conoce el significado de la palabra “diplomacia”.
A partir de aquí se ensañaron con un peligroso acoso mediático en contra de Putin, acusándolo de dictador y de injerencista en la política de otras naciones distintas a la suya y hoy los resultados están a la vista. Una tragedia que podía haberse evitado y ante la cual no hay neutralidad posible. Hay un bando agresor: Estados Unidos y la OTAN, y otro agredido: Rusia.
Es en este contexto es que llega la crisis actual. El despliegue de tropas rusas en la frontera ucraniana responde al rotundo no de Rusia ante la posibilidad de que Ucrania se sumara a la OTAN. Rusia no podía permitir el despliegue de tropas y armamento de la alianza en un país fronterizo. Finalmente, Rusia tuvo que bombardear la parte del ejército ucraniano que está vinculado con la OTAN y en tres horas el ejército ruso destruyó toda la defensa antiaérea ucraniana.
Rusia no puede permitir que los representantes del imperialismo la acorralen primero, y la sometan después. Rusia está en su derecho a defenderse y todo aquel que no esté ciego, se dará cuenta de que la OTAN y los Estados Unidos quieren apoderarse del mundo entero, de sus riquezas, para lo cual recurren a todos los medios a su alcance. Hay que descubrir el verdadero rostro de la OTAN y de Estados Unidos, desenmascararlos, ellos son los agresores de siempre, los que han generado muertes, sufrimientos y hambre en la tierra, son lobos disfrazados de ovejas.
* El Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, más conocido como Pacto de Varsovia por la ciudad en la que fue firmado, un acuerdo de cooperación militar firmado el 14 de mayo de 1955 por diversos países de Europa del Este. Diseñado bajo el liderazgo de la URSS, su objetivo expreso fue contrarrestar la amenaza de la OTAN.
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