Quienes pueden ver las noticias sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, se dan cuenta que casi todas dicen que los rusos son unos asesinos que matan sin consideración. Incluso, el presidente de Estados Unidos (EE. UU.) Joe Biden ha llamado “criminal de guerra” y “carnicero”, al presidente de Rusia, Vladimir Putin. En contraparte, Ucrania aparece como la víctima inocente.
Pero eso no es verdad. Todos debemos entender que Rusia fue orillada a tomar la decisión de atacar a Ucrania, por dos razones: primera porque el gobierno de Ucrania, desde 2014, se integró con racistas fanáticos, admiradores de Hitler, por lo mismo, desde ese año empezaron una guerra contra los ucranianos de origen ruso, a los que les bombardearon las ciudades en donde vivían, los sometieron a brutales torturas, hasta obligarlos a solicitar el apoyo de Rusia. Fueron más de 14 mil muertos desde el 2014.
Segunda razón: los EE. UU. pretenden conquistar a Rusia, pues es un territorio enorme, con riquezas que van del petróleo y gas, hasta todo tipo de minerales necesarios en el armado de los modernos aparatos electrónicos. Además, después de atacar y destruir Rusia, y repartirse el territorio con sus socios de Europa y Japón, los EE. UU. pretenden invadir a China.
O sea, de lo que se trata es de controlar Rusia y China para robarse la riqueza que existe en esos países que a la fecha no se han dejado dominar, como ha pasado, por ejemplo, con los países de América Latina y con los de África, donde los gobiernos se someten a los caprichos de los gringos. Un ejemplo: el embajador de EE. UU. en México fue hasta la Cámara de Diputados a recordarle a los legisladores que México debe estar de parte de Ucrania, no de Rusia.
Todo lo anterior responde a una realidad que no debemos olvidar: vivimos en una sociedad capitalista, en donde los dueños de los grandes medios de producción, los dueños de las grandes empresas transnacionales, como Microsoft, Apple, Facebook, Exxon Mobile, Walmart, Pfizer, McDonald’s, Monsanto, Coca Cola, Nestlé, Volkswagen, Shell, General Electric, todos ellos necesitan materias primas para elaborar sus productos, y también necesitan mercados en donde venderlos. Para eso, se meten en la política de los países e imponen gobernantes usando la violencia, o incluso la guerra, que es su más grande negocio.
A los que defienden su soberanía los invaden. Eso pretenden hacer con Rusia; pero los invasores “avientan la piedra y ocultan la mano” (léase Joe Biden -EE. UU.-, Boris Johnson -Inglaterra-), crean situaciones que engañan a la opinión pública. Ese es el caso de la guerra actual, ya que, desde hace más de 20 años, los gringos y sus aliados europeos de la OTAN, han ido acercando sus bases militares a las fronteras de Rusia. El único país fronterizo con Rusia que aún no es de la OTAN, es Ucrania.
El presidente de Ucrania pide a gritos que se le admita como socio de la OTAN, pero Rusia se ha opuesto firmemente a eso, pues de ocurrir, es seguro que instalan una o varias bases militares muy cerca de Moscú. Vladimir Putin, ha venido diciendo desde hace años: “¡No aceptaré que Ucrania sea parte de la OTAN, debe permanecer neutral, para garantizar el equilibrio militar!”. Nadie le hizo caso, al contrario, los gringos ya habían instalado decenas de bases militares en Ucrania. Por eso, la guerra fue inevitable. Rusia se quiere proteger. Aquí aplica la máxima de que: “Si quieres paz, prepárate para la guerra”.
Ahora, siguiendo el perverso plan de engañar al mundo, todos los medios de comunicación al servicio del capitalismo pregonan que Putin es un criminal; incluso han proclamado la expulsión de la tierra de todo lo que huela a ruso: no quieren rusos en las universidades de Europa, no quieren mercancías rusas, no quieren científicos rusos, ni escritores, ni deportistas, … crean odio contra todo lo ruso. Eso se llama xenofobia, y promueve el rencor y la guerra entre los seres humanos.
Como ustedes pueden darse cuenta, existen responsables intelectuales de lo que está ocurriendo. Es el ansia de riqueza sin medida lo que está detrás del conflicto actual, que puede llevar al mundo a un callejón sin salida. Ese callejón será la muerte y destrucción de la vida en toda la tierra. Los mexicanos también seremos víctimas.
El pueblo mexicano debe hacer que su voz se escuche. Debemos estar a favor de que se respete al pueblo ruso. Que no se le ponga entre la espada y la pared. Que se respete su derecho a vivir en paz con sus vecinos y con todos los pueblos del mundo.
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