Hay micrófonos y cámaras que siguen apagándose y otros que cada vez toman más fuerza de la necesaria. En esta semana, el asesinato de un periodista más cimbró el territorio michoacano. El pasado martes 15 de marzo se registró el homicidio, a sangre fría, de Armando Linares, en el municipio de Zitácuaro, esto después de que denunciara las amenazas que recibió tras la muerte de su colega, el periodista Roberto Toledo.
Este es el segundo asesinato en el estado y el número ocho a nivel nacional, que se suman a los 51 homicidios de periodistas en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador; y mientras por un lado se silencian para siempre los micrófonos de estos periodistas, cuyo delito es ejercer la profesión que eligieron, por otro, se le dan al presidente todos los micrófonos en todas las plataformas para que tenga la libertad de criticar a todos los que no concuerdan con el camino por el que lleva al país, lo que ha generado que inevitablemente nos tenga en la orilla del despeñadero.
Digo esto, porque en lo que va del mes, y al momento de escribir estas líneas, el mismo presidente, ese que desestima la muerte de los periodistas, ha vuelto a las andadas para atacar al Movimiento Antorchista Nacional desde las tribunas a las que tiene acceso. El primer ataque lo hizo desde su mañanera del viernes 11 de marzo en Chiapas, y el segundo, en su mañanera del día 17 de marzo desde Palacio Nacional, aunque caso curioso, ese mismo gremio de periodistas, al que ataca también y al que no le da garantías de vida, es el mismo que en muchos casos hace réplica de sus acusaciones a otros sectores como es el antorchismo nacional.
Pero no es la primera vez que el presidente arremete contra el antorchismo; desde que inició su mandato, nuestra organización ha sido atacada más de 150 veces desde el púlpito nacional, ¿nuestro crimen? No ser adeptos del presidente y decir, desde los tiempos en que López Obrador se encontraba en campaña en 2018, que el plan que presentaba para el país era erróneo y que lo único que ha hecho es quitar los apoyos al pueblo para aplicarlos a los programas clientelares con los que pretende aferrarse al poder político.
Es además importante señalar que cuando el presidente es enfrentado por cualquiera de los actos delictivos y corrupción que sí han cometido sus familiares y miembros de su gabinete de alta confianza, grita a los periodistas que deben mostrar pruebas, a pesar de que esas sí existen, pero para él las leyes no aplican, y arremete a diestra y siniestra diciendo lo que quiere y en contra de quien él elija, sin tomar en cuenta el consejo que promulga. De lo dicho contra el Movimiento Antorchista, ni una prueba ha podido presentar.
Tan estultas son sus acusaciones y con tan mala información, que el presidente afirmó el 11 de marzo que nuestra organización había recibido 10 mil millones de pesos al año de parte de la Secretaría de Bienestar, anteriormente llamada Secretaría de Desarrollo Social, pero seis días después dijo que la cantidad había sido de 20 mil millones de pesos; un cambio así de cantidades y con el acceso a la información que tiene por el puesto que ocupa, no demuestran otra cosa más que no tiene nada concreto y real en contra nuestra.
Querido lector, déjeme decirle, de nueva cuenta, que no fue ni la primera cantidad mencionada por López Obrador, ni la segunda, pues nuestra organización no ha recibido, jamás, ni un peso por parte de los funcionarios; todo lo que se ha realizado ha sido a través de las gestiones, y tanto las obras como apoyos de despensas, vivienda, entre otros, fueron entregados a los beneficiarios directamente de manos de funcionarios gubernamentales.
De poco o nada servirá que este escrito llegue a las manos del presidente, pues como bien se dice “no hay peor ciego, que el que no quiere ver”, y tras repetir por casi 50 años, a través de los escasos mecanismos que tenemos a nuestro alcance, en comparación con los que tiene López Obrador, de cómo ha crecido nuestra organización, hay algunos que siguen queriendo hacerse los sordos. Pero la realidad, que siempre está presente y que no depende de los caprichos y voluntades de una persona, ha demostrado lo contrario.
Las obras que ha gestionado el antorchismo son tangibles y disfrutan de sus beneficios todos los mexicanos que tienen acceso a ellas, sin distinción de partidos, pues siempre hemos sido partidarios de que todos los que pertenecemos a esta sociedad tenemos derecho a una vida más digna, y por eso luchamos.
Por último quiero que sea a los más humildes a quienes lleguen estas líneas, pues al final es para ellos que escribo; quiero que sepan que el simple hecho de que nuestra organización siga viva a pesar de los constantes ataques, es una prueba fehaciente de que no dependemos económicamente de nadie, que todo lo que hemos logrado ha sido a base de esfuerzos y sacrificios de todos los mexicanos que militan en nuestras filas; que el Movimiento Antorchista Nacional, como siempre lo hemos dicho, arropará a quienes estén dispuestos a luchar por una patria más justa para todos. Mexicanos, más alternativas de bienestar, un mejor futuro para nosotros y nuestros hijos, un México más humano y sensible, son posibles; únanse a Antorcha y luchemos todos juntos por sacar a nuestro pueblo adelante.
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