En mi colaboración anterior daba cuenta de las adversidades que hemos enfrentado como movimiento desde el arribo del presidente López Obrador al poder. La campaña emprendida desde antes de la toma de protesta tenía el propósito, primero, de desprestigiarnos ante la opinión pública para generar entre nuestros compañeros serias dudas sobre la honestidad de la dirigencia.
No conforme con ello, vino la cerrazón absoluta a la atención de las demandas, luego se activó la persecución abierta a la estructura financiera y el congelamiento de las cuentas de algunos de los más importantes dirigentes.
Para dar vuelta a la tuerca, el mandatario mexicano pronunció el mismo discurso contra los “intermediarios” acusando del robo de recursos públicos, lo que se repitió en cerca de 200 ocasiones en diversos eventos, y aunque la cifra variaba y nunca se presentaban pruebas, el único propósito era difundir la falsa idea del enriquecimiento de los líderes. Pero eso ocasionó que de inmediato vinieran las réplicas de algunos comunicadores, y junto con ello la actitud hostil y de cerrazón en los gobiernos locales.
Debemos aprender que a pesar de las adversidades, vale la pena luchar y que más temprano que tarde venceremos la resistencia que persiste en otras alcaldías.
Tal circunstancia complicó sobremanera la actividad gestora que realizamos todos los días, y a pesar de insistir sobre la justeza de las demandas, la validez de los derechos constitucionales de asociación y de petición; de referirnos a la obligación de la autoridad de atender sin distingo de militancia o partido todo resultaba infructuoso, pues la gran mayoría de las veces se alineaban con la voluntad del primer mandatario.
Así ha transcurrido durante casi toda la administración federal, y a pesar de ello no hemos desistido de nuestra determinación de seguir unidos, luchando por una vida más digna para la mayoría de la población. En ese contexto, a principios de año nos apersonamos a efecto de entregar los pliegos petitorios a las autoridades municipales.
Así aconteció el pasado miércoles 17 en Fresnillo, donde una comisión encabezada por Guillermo Guerrero Viramontes, líder histórico del antorchismo y quien esto escribe; nos presentamos a las oficinas del ayuntamiento para entregar el pliego petitorio y solicitar audiencia con la alcaldesa Rita Quiñones de Luna, y a diferencia de lo relatado en la primera parte de este escrito, encontramos una situación diametralmente distinta.
A nuestro arribo se apersonó Argelia Aragón Gaytan, síndico municipal, quien nos dijo que a la brevedad expondría a la presidenta los motivos de nuestra presencia y le pediría que se nos agendara una reunión.
No pasaron más de diez minutos cuando regresó a informarnos que nos recibirían en ese momento: nos acomodaron en la sala de reuniones y pocos minutos después se presentó la alcaldesa, a quien le expusimos las solicitudes de servicios básicos, domos escolares, acciones de mejoramiento a la vivienda y apoyos alimentarios.
Nos escuchó con atención y dijo que de acuerdo a la normatividad correspondiente, la capacidad presupuestal y el cumplimiento de los requisitos se ponderarían las demandas.
La concreción de lo expuesto está por verse, pero sirva de antecedente que en su momento también se estableció diálogo en condiciones similares con Saúl Monreal, alcalde con licencia y con quien siempre hubo una actitud receptiva y con honestidad se decía qué acciones se podían atender y cuáles no, y la resultante, sin ser del total cumplimiento, fue positiva.
Tal antecedente puede ser la señal de que pueden materializarse acciones benéficas a favor de los fresnillenses, y con ello, demostrar, que a pesar de las limitaciones, tanto Saúl Monreal como Rita Quiñones gobiernan para la gente.
Por nuestra parte debemos aprender que a pesar de las adversidades, vale la pena luchar y que más temprano que tarde venceremos la resistencia que persiste en otras alcaldías.
La negativa que hoy padecemos afecta a los ciudadanos que representamos, por eso destaco la diferencia que se ha manifestado en Fresnillo, porque en todos los casos se trata de acciones para el bienestar de las familias zacatecanas, que de ello no quede ninguna duda.
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