Indudable es que los pueblos o las sociedades en su conjunto pueden y deben tomar decisiones trascendentales para su mejor desarrollo, bienestar y progreso. Para ello deben conocer de la mejor manera, tanto los orígenes y evolución de los problemas que los aquejan, así como las posibles soluciones a los mismos. De ahí la necesidad urgente de que el pueblo se eduque, se politice, se concientice y analice con profundidad los fenómenos y las causas que los provocan, de que identifique los hechos más elementales, que, aunque pudieran parecer irrisorios, son elementos esenciales en la comprensión de los orígenes de graves problemas, y que su falta de comprensión afecta decisivamente la voluntad de los ciudadanos para lograr el desarrollo de pueblos, colonias, municipio, estados y del país en general.
Veamos un ejemplo de lo arriba afirmado. Es totalmente asombroso e indigno que, en pleno Siglo XXI, como forma de darse un gobierno y resolver sus problemas de atraso, marginación, injusticia y abandono, la ciudadanía mexicana siga aceptando la venta de su voto a un candidato que, por el simple hecho de comprar la conciencia ciudadana, aprovechándose de la ignorancia y la pobreza que padecemos, ya nos está diciendo los verdaderos propósitos que lo animan y la catadura moral que lo enviste. Además de los defectos que incapacitan a un candidato de esa calaña para gobernar y trabajar por nuestro bienestar, queda exhibido como un arribista ansioso de poder y de riqueza fácil como su forma de vida, y por quien no deberíamos votar nunca, pues con el uso grosero de la manipulación no se resolverán los problemas económicos personales, y mucho menos los problemas sociales, políticos y materiales de los lugares donde habitamos. Esto que sucede con candidatos que no conocemos, se presenta en forma doblemente grave con candidatos cuyo largo historial vandálico ya conocemos de sobra, pero que aun así aceptamos el soborno y el engaño.
Como puede verse, la gravísima despolitización que padecemos como nación nos lleva a convalidar con nuestros actos, hechos que la misma vida ha demostrado que son una vía totalmente ineficiente y equivocada para resolver los problemas que vivimos, y cuya práctica consuetudinaria es origen y causa del agravamiento de todos los males que nos tienen postrados como nación. A la par, viene una enorme degradación que nos impide distinguir a nuestros verdaderos defensores y aliados, reconocer sus méritos y valorar su trabajo, para aceptar como elemento fundamental de desarrollo, su dirección limpia y honrada como gobernantes. Terminamos, pues, entregando el poder a nuestros enemigos y saqueadores. Díganlo si no, las recientes elecciones llevadas a cabo en Chimalhuacán.
Los electores no ignoran el trabajo honrado, tesonero, limpio, decidido e inquebrantable de Jesús Tolentino Román Bojórquez, como dirigente del Movimiento Antorchista y como presidente municipal de ese lugar, labor que transformó radicalmente la faz de la ciudad y la vida de los chimalhuacanos.
Chimalhuacán pasó de ser la capital del lodazal y las tolvaneras (dependiendo de la temporada), a una ciudad con más del 99% de calles pavimentadas; dejó de ser basurero público y con aguas negras a cielo abierto, para convertirse en ejemplo de salud pública; se fundaron hospitales; se construyó un planetario; se construyeron en elevado número instituciones educativas de nivel básico, medio superior e, incluso, universidades; se dotó de unidades deportivas para la práctica masiva del deporte, logrando de esta manera el alejamiento de los jóvenes del alcoholismo, la drogadicción y el sexo prematuro, además de destacar atletas de alto rendimiento; se dotó de agua potable al 99% de la población; se construyeron teatros y auditorios para difundir la cultura, y para la práctica y exhibición de las bellas artes tales como: la música, la danza, el baile, la pintura, la escultura, la poesía y el teatro; los grupos dancísticos, musicales, de declamación y de teatro, son prueba irrefutable de la labor cultural prohijada desde el poder municipal para la grandeza de Chimalhuacán; se construyeron centros recreativos para la diversión sana de las familias. Todas la acciones materiales y culturales transformaron la vida de jóvenes y de adultos mayores, por eso no hay exageración alguna cuando se dice que Jesús Tolentino Román Bojórquez cambió la faz de Chimalhuacán y transformó moral, física e intelectualmente la vida de sus habitantes.
Por estas razones, cometen un grave atropello y un flagrante delito quienes, escudándose tras el anonimato, amenazan, injurian, ofenden, calumnian y difaman a tan noble varón cuyo único delito ha sido poner su vida, su inteligencia y su entrega apasionada, a la búsqueda de una vida mejor para todos los pobladores de Chimalhuacán sin distinción ninguna. En igual posición caen los periodistas que, abusando de la libertad de expresión, publican información falsa y tendenciosa para hacer aparecer al gobierno de Tolentino, como algo totalmente diferente y opuesto a la realidad que puede ver y tocar la ciudadanía en general. Negar y demeritar el honrado y fructífero ejercicio gubernamental, es prueba de la grandeza del atacado y también de la vileza moral del atacante.
La labor descrita líneas arriba es prueba irrefutable de lo que he afirmado. De aquí se deduce que todo el estercolero lanzado buscando desprestigiar al biólogo Tolentino no demuestra ningún grado de culpabilidad y sí prueba que, si se le ataca con tanto furor, es porque se quiere borrar de la mente y de los corazones nobles de Chimalhuacán la grandeza de ideales que animan al Movimiento Antorchista, materializado en el trabajo de Jesús Tolentino Román. Se está cometiendo doble engaño: ya te llevaron a votar por tus enemigos y quieren hacerte creer que la obra transformadora vivida por Chimalhuacán, no existe. ¡No lo permitas!
Nunca, en ningún lugar, en tan poco tiempo, se ha logrado tal grado de desarrollo, fruto de la práctica de una honradez acrisolada, cimentada en un compromiso social producto de la idea de que un mundo mejor es posible. Nadie ha hecho tanto en tan poco tiempo por el bienestar de sus congéneres. Por eso, sin lugar a dudas (y no es sangrar por la herida), es un error histórico, producto de la despolitización del pueblo, haber ignorado la cantidad, la importancia, la calidad y la grandeza de la obra enorme que se ejecutó por Jesús Tolentino al frente del gobierno municipal, y haber entregado el poder, por dinero y manipulación, a quienes nada han hecho por Chimalhuacán. Quienes votaron en contra de Tolentino cargarán sobre sus espaldas la ignominiosa “gloria” de haber tornado a Chimalhuacán a la época obscurantista, de muy triste memoria, en la que volverá a señorear el atraso, la incultura, el abandono, la inmundicia, y la marginación.
Vistas y analizadas así las cosas, adquiere su verdadera dimensión la despolitización de la ciudadanía, que la llevó a depositar el voto en favor de quien nada ha hecho ni hará en favor de Chimalhuacán; se hizo a un lado la obra histórica, material, social y política del Movimiento Antorchista, representado dignamente por Jesús Tolentino Román. Mediante un elemental ejercicio de reflexión, aquilatar esta obra nos hubiera permitido concluir que, con todo y las posibles diferencias que existieran en torno a la candidatura de Tolentino, sólo su gobierno era el único capaz de seguir conduciendo los destinos de Chimalhuacán por la ruta de la paz, el desarrollo y el bienestar. Tolentino fue la única y verdadera alternativa de un gobierno progresista para todos y en favor de todos y, por tanto, el único merecedor de nuestro voto.
La despolitización y la manipulación nos hizo víctimas de intereses bastardos, nos impidió recordar que la superación de los pueblos es obra del pueblo mismo y nunca fruto de la labor de tramposos iluminados o de falsos redentores; nos impidió recordar cómo vivíamos y cómo vivimos; nos llevó a olvidar que los lobos con piel de corderos siguen siendo lobos y nos llevó a creer en falsas promesas y en soluciones mágicas.
Sabedor de esto, seguro estoy que la lucha por transformar la conciencia de los ciudadanos chimalhuacanos para que ya no sean presa fácil de chantajes, manipulación y engaños, y logren tomar decisiones con cocimiento de causa, sólo será posible bajo la dirección de Tolentino y con el apoyo decidido de los activistas. Antorcha realizará con denodado esfuerzo la educación política del pueblo chimalhuacano, para evitar que sigan siendo víctimas de sus propios actos.
No queda más que concluir con igual decisión y fortaleza, como lo hizo fray Bartolomé de las Casas, cuando fue entregado a sus enemigos por los indígenas a los que defendía, ¡Hijos míos los han envilecido tanto que no tienen valor para agradecer, pero por esa razón más los he de defender! Únicamente con hombres así, y Jesús Tolentino es uno de ellos, lograremos la superación de los mexicanos.
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