Como todos tenemos conocimiento, el próximo 6 de junio, los veracruzanos y la mayoría de la población mexicana elegirán a sus representantes en la Cámara de Diputados, el Congreso local, así como a los presidentes municipales, situación que nos obliga, a través de nuestro voto, elegir de manera razonada a nuestros próximos representantes populares.
Antes del inicio de campaña, nos dimos cuenta que varios candidatos, especialmente de Morena, fueron impuestos, sin considerar sus aptitudes, sus logros políticos, su experiencia como funcionarios públicos y, sin tomar en cuenta, a sus afiliados. Lo más sobresaliente y que los mismos militantes de Morena han manifestado es que, los ahora candidatos, se ganaron el lugar desembolsando grandes cantidades de dinero a cambio; solo pongo este breve ejemplo de nuestra política actual. No hay que olvidar que, dentro del partido en el poder, la pelea por los puestos públicos los ha evidenciado ante la opinión pública como personajes que se mueven por el hambre de dinero y de poder.
Pero, ya durante la marcha de las campañas, son sorprendentes, e incluso motivadores los discursos que emiten los candidatos, haciendo que el pueblo; campesinos, colonos, se vean identificados con ellos. Lo menciono porque ésta arma demagógica es utilizada, y promovida en la coyuntura actual.
Antes de proseguir, quiero definir que es la demagogia. Es un término griego antiguo, de dos vocablos δ?μος d?mos, que significa pueblo y ?γειν agein, que significa dirigir. Es decir, es la acción política de manipular y agradar a las masas, considerando ideologías, halagos y promesas no realizables, con tal de conseguir el apoyo del pueblo, convirtiéndolo en un instrumento de manipulación política.
Todo este tipo de halagos y promesas “de campaña” se han escuchado, como, por ejemplo: yo me “comprometo a realizar el puente”, “traeré el agua potable”, “daré seguridad”, “yo estoy con ustedes porque he vivido en carne propia la pobreza”; incluso, algunos otros han condicionado a la población para que voten por ellos pues, de no ser así, perderán sus programas sociales; todo esto se dice a diario, haciendo caer en el juego a las masas desprotegidas que siguen teniendo fe en que los candidatos, de llegar al poder, realmente los sacaran del atraso y de la marginación en la que viven. Por esto, es indignante que estos políticos, que solo aparecen cada jornada electoral para pedir el voto, solo utilicen a la población para alcanzar su ambición de poder y de dinero.
Por ello, es necesario que la ciudadanía no vuelva a caer en este juego sucio. Debemos valorar, no conformarnos con una despensa, una playera, dinero a cambio del voto, y aguantar por años esta misma situación.
Es momento de hacer valer nuestro voto de manera digna, respaldando a los candidatos que han demostrado a través de los hechos, trabajando a favor de la gente atendiendo sus demandas más elementales, al mismo tiempo, que sean personas sensibles, personas que sabemos que, de llegar a un cargo público, atenderán las necesidades de la clase popular. Tal es el caso del ingeniero Samuel Aguirre Ochoa, candidato a diputado plurinominal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la licenciada Janeth García Cruz, abanderada de la alianza Va por México en el distrito XVI que, durante muchos años de gestión y lucha, han beneficiado a miles de veracruzanos, han demostrado ser personas comprometidas con la lucha del pueblo trabajador, y cuya trayectoria y apoyo de la población los respalda. Ellos son un ejemplo, pero debemos considerar estas cualidades en cada uno de los candidatos. Ojalá que todos tomemos en cuenta esto a la hora de emitir el voto este 6 de junio.
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