La gripe española de 1918-1919, según la historia médica, tiene muchas similitudes entre la covid-19 y la enfermedad que dejó más de 50 millones de muertos hace un siglo.
Igual que ahora, cuando comenzó, se consideró algo "banal, "la enfermedad de moda” contra la que "la profesión médica se creía capaz de lidiar exitosamente”. Sin embargo, en poco tiempo, "la preocupación no quedó limitada a la identidad de la enfermedad epidémica, sino también a su grado de difusión y gravedad”. "Procurar estar al aire libre, evitar los lugares con atmosfera enrarecida, ventilar y desinfectar, se convirtieron en recomendaciones generales ante la falta de tratamientos. Se produjo desabastecimiento de algunos productos y protestas de la ciudadanía por la ausencia de medidas, por la disparidad de estas y por la insuficiencia de recursos sanitarios.
Hoy vemos lo mismo que hace 100 años, pero con mayores errores a pesar del avance científico de todo este tiempo que ha logrado la humanidad.
Un sistema sanitario dominado por las teorías neoliberales, adelgazado por la falta de recursos económicos resultado del dominio del mercado capitalista que ofrece salud de calidad a quien puede pagar. La ciencia la han convertido en negocio de ahí que las vacunas no lleguen a todo el mundo. Esto tiene una explicación de lucro, el proteger los intereses del capital.
Los políticos no han aprendido de la historia, ni siquiera de la historia a corto plazo, las lecciones del primer brote. En este momento ya se vio la necesidad de hacer refuerzos y se han hecho escasamente.
La reacción inicial de los gobiernos fue ocultar la realidad sobre todo los gobiernos de occidente y algunas del continente americano; Estados Unidos, México y Brasil. Trump insistió en mayo del año pasado en minimizar los estragos del coronavirus. Mientras Estados Unidos se convertía en el epicentro mundial de la enfermedad, con cifras récord de casos y de muertos. Bolsonaro la llamó una gripita y Andrés Manuel López Obrador invitaba a que no era necesario dejar de saludarnos y de abrazarnos.
Al igual que sucedió hace un siglo. Los gobiernos presionaron a la prensa para que no diera información de lo que estaba ocurriendo. La primera respuesta de los poderes públicos es ocultar. La razón es evitar imponer medidas que afecten el proceso de producción capitalista y evitar que los gobiernos destinen los recursos suficientes para proteger a la población.
Nuestro país es el ejemplo más claro de dicha desinformación, los voceros presidenciales se han dedicado a desinformar a todo nuestro pueblo, desde la gravedad de la enfermedad, la falta de insumos médicos y capacidad de nuestro sistema de salud para atender a los enfermos, del número de contagios y sobre todo de fallecidos por la pandemia. Hoy incluso, cuando existe en el mundo una luz al final del túnel con la aparición de la vacuna, nuestras autoridades siguen con una actitud tan criminal de jugar con la salud del pueblo.
Anuncian la llegada de las vacunas que no existen, crean la esperanza de que ya se vacunará a la población más vulnerable (llamadas telefónicas a los adultos mayores para que se vacunen) con la clara intención de ganar adeptos para el partido en el poder.
Hoy podemos afirmar que el gobierno de la 4T busca por todas las medidas a su alcance, manipular la desgracia de todos los mexicanos para seguir en el poder.
La 4T no carece de memoria, sabe muy bien las medidas que se deben emplear para mitigar los efectos de la pandemia, la experiencia de la influenza en nuestro país fue muy provechosa, pero no quiere aplicarla. Sabe que su gobierno de imposiciones está en peligro y buscará todos los mecanismos para seguir gobernando, incluso la vida de los mexicanos.
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