“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”, Bertolt Brecht.
En estos tiempos en que la educación es casi un crimen, en que el gobierno le toma poca importancia a la educación de los mexicanos, en esta época en la que uno aspira a vivir con mejores condiciones de vida, te dicen aspiracionista.
A todos los mexicanos, en especial a los más desprotegidos de este país y del mundo, nos urge que nuestra conciencia se eleve a una calidad de pensamiento científico. Conocer que lo que producimos con nuestras manos y mentes, nada se nos queda, que esa riqueza se la dividen entre los más poderosos del mundo. En nuestros días es muy común escuchar el índice de pobreza que lacera a millones de mexicanos, la inseguridad que vivimos todos, de un desastre en materia de salud y de educación y quienes se sienten dueños del mundo quieren que con todos estos males vivamos acostumbrados sin que nadie proteste.
De todas las organizaciones y grupos no gubernamentales que existen en el país, de los únicos que se han encargado de hacer frente a estos males y de protestar es el Movimiento Antorchista Nacional. Por eso, durante ya 49 años de su existencia, ha sido siempre víctima de ataques directos y ha perdido a muchos compañeros en el camino, pero como nuestro movimiento ha sido dirigido por grandes dirigentes y por un personaje imprescindible el maestro Aquiles Córdova Moran. Nuestro movimiento no ha caído y no podrán tirarlo, porque el maestro ha educado a muchos mexicanos, con una educación científica, una educación que ha aprendido de los grandes revolucionarios como Marx, Engels y Lenin.
La bandera de los pobres del mundo la seguimos sosteniendo todos los antorchistas. Si nos preguntan, ¿en qué hemos contribuido con la patria, con los más desprotegidos de este país? Con la frente en alto y con orgullo podemos decir que en todo, en cultura, en deporte, en educación, en impulsar entre el pueblo la importancia de que una vida mejor sí es posible.
Por eso, urge que el pueblo sepa que, para nosotros, también hay una ciencia que debemos conocer, que hay una ciencia que nos explica los fenómenos económicos políticos y sociales, que hay una ciencia que nos puede salvar a todos los pobres del mundo: el materialismo dialéctico e histórico.
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