Un insigne pensador alemán, sostuvo que "la Cultura, no es para la inmensa mayoría de los hombres, más que el adiestramiento que los transforma en máquinas". Y esta idea sigue siendo literalmente cierta para una sociedad capitalista como la nuestra: al sistema económico y a la clase en el poder que lo sustenta, lo único que les interesa es contar con una fuerza de trabajo que forme parte del engranaje productivo, que mueva otras máquinas pero que el hombre mismo se mueva al ritmo que le marca la maquinaria en constante movimiento, si es posible, al máximo de sus potencialidades. Así, de esa forma, se acaba con toda creatividad humana y queda cercenada toda iniciativa, el hombre no es más que una pieza del inmenso engranaje productivo, el Chaplin de la película Tiempos Modernos, un robot, pues lo único que importa es la obtención de ganancias al precio que sea, a un ritmo incesante del proceso de trabajo y cuyo límite está impuesto por los mercados, cada vez más cruentos, calculadores y sin escrúpulos, del mundo contemporáneo.
Por tanto, la capacitación técnica del personal, de la fuerza de trabajo, está en función de las necesidades del gran capital y nunca, por supuesto, se piensa en la formación de un hombre culto y sensible, pues éste sería un riesgo para el sistema de control administrativo de las empresas. Pero no sólo eso, un hombre culto y sensible sería un riesgo para el sistema social entero, en la medida que reaccionaría contra cualquier injusticia, donde quiera que se presente, uniría su voz con sus iguales para defender sus derechos y aspiraciones legítimas, y no sería presa fácil de la manipulación política e ideológica que despliega la clase dominante en todo momento.
Por esas y otras razones no existe en el sistema educativo un equilibrio entre Ciencias y Humanidades, tampoco se despliega en las nuevas generaciones el amor por las Bellas Artes, la Historia, etc. En esas circunstancias descritas es muy raro que algún gobierno estatal o municipal, del color que sea, desarrolle algún programa serio de actividades culturales y deportivas, con el fin de poner al alcance del pueblo la enorme riqueza cultural que ha acumulado la humanidad a lo largo de milenios. Mucho menos vamos a encontrar inversiones millonarias en infraestructura para el mismo objetivo, pues no es de interés de la clase política que hoy nos gobierna.
Estando así las cosas, quiero hacer saber a mis escasos pero estimados lectores que, esta semana dio inicio la construcción de la Casa de la Cultura en la colonia Gerardo Pérez, la primera en Emiliano Zapata, y es para mí un honor darles a conocer esta noticia pues a contracorriente y en la medida de nuestro alcance, el Movimiento Antorchista de Morelos va sentando un precedente de que también nos interesa, a la par del mejoramiento en el nivel de vida de la población, la cultura para el pueblo, en particular para los niños y jóvenes que son el futuro del país poniendo un granito de arena para el cultivo de las Bellas Artes, entre ellas la poesía, la danza, el teatro y la música. Cabe resaltar que dicha obra fue una gestión de nuestros diputados federales, quienes en la pasada legislatura etiquetaron 2.7 millones de pesos para una primera etapa del proyecto.
En estos momentos en que se vive una situación tan complicada en el municipio, esta magnífica obra es como la gotita de aliento, como el regalo, para quienes tenemos confianza que las cosas pueden cambiar en corto tiempo. En hora buena.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario