Día a día el discurso del presidente López Obrador se desmorona ante la terca realidad que espera pacientemente para mostrarse tal cual es. En los últimos días hemos sido testigos que una a una las banderas que llevaron al poder a AMLO se han venido derrumbando con el paso del tiempo y en este año, en el 2022, la crisis comienza a complicarse para el mandatario, ya que nuevamente su familia cercana se vuelve a ver impregnada con el olor de la corrupción, recordemos que ya pasaron por ahí su hermano Pio, su otro hermano Martinazo, recibiendo efectivo en sobres; su prima Felipa con los contratos millonarios en Pemex y ahora su hijo José Ramón, que se ve envuelto en un posible conflicto de interes, al vivir en una casa en Houston, Texas., que era propiedad de un socio de una empresa contratista de Pemex.

Pero ¿qué tiene de distinto estos hechos con lo que los anteriores presidentes de la república hicieron durante todos los años en que gobernaron? Simple, como decía arriba, una de las banderas del presidente López Obrador, para llegar donde esta y gozar de la popularidad de la que goza, fue precisamente que su gobierno era distinto, que el era distinto, que su familia también lo era, que el combate a la corrupción seria una de sus prioridades y que, además, no permitiría el influyentísmo, el amiguismo, el que su familia se viera beneficiada de alguna manera por el gobierno, etc, etc.

Y ¿qué hemos visto hasta ahora? Precisamente eso, corrupción y más corrupción y no solo en su familia, sino que en gran parte de su gabinete se han visto envuelto en escándalos de corrupción, mismos que se ha apurado a desmentir el mandatario, descalificarlos como el sabe: ataques a su gobierno, neoliberales enojados con su gobierno, campañas mediáticas para detener a la 4t pero sin mostrar una sola prueba de la inocencia de cada acusación. Queda derrumbado entonces sus máximas “Honestidad y Austeridad”.

¿Cuáles fueron las reacciones del presidente ante el hecho de hacerse publica la información de su hijo? La misma que ha venido apareciendo con cada uno de los escándalos que han perjudicado a su gobierno, la descalificación del medio, del periodista, la estigmatización de la profesión informativa, ataques directos contra los periodistas y en últimos días, con uno en particular, con Carlos Loret de Mola, que sin meternos en el terreno de lo que hizo bien o hizo mal, de quien financia las investigaciones, los reportajes, sus programas, etc., un hecho es claro y reprochable, utilizar la fuerza del Estado para atacar a quien resulta incomodo al gobierno en turno. Y también en este hecho miente si nos apegamos a la definición mas realista de lo que resulta ser el Estado, este no es como lo afirma la ideología burguesa: un aparato que sirve para conciliar los intereses contradictorios de los diversos grupos sociales sino, por el contrario, es un aparato destinado a asegurar la dominación de una clase sobre otra. Así lo definió una de las pensadoras mas reconocidas de nuestro tiempo, Martha Harnecker y que viene a dar toda la razón y se puede comprobar con los hechos que el que ostenta el poder del gobierno realiza contra la clase que no comulga con sus ideas, intentar mantener a raya a todos ellos.

¿Por qué digo esto? Porque fuimos testigos también de como el presidente de la republica utilizó los instrumentos que la burocracia le otorga para obtener información confidencial y mostrarla en cadena nacional, exponiendo la intimidad de un ciudadano, haciendo de dominio público la información personal, que independientemente de que sea falsa o verdadera, el hecho está, ocurrió, lo que representa un presidente importantísimo en la forma en la que el presidente combate o intenta contrarrestar los datos que se han hecho públicos. Y el asunto se vuelve un tanto mas complicado por el clima de ataques y amenazas de las que se ha visto envuelto la profesión del periodismo, como ya lo dejaba por sentado en una de mis participaciones anteriores, donde daba cuenta de la cantidad de periodistas que han sido asesinados por ejercer su profesión, y que como dije también, nunca es tarde para levantar la voz en contra de estos terribles actos y más aun cuando el día 11 fue asesinado un periodista más, Heber López Vázquez, en su domicilio en Salina Cruz, Oaxaca.

Es lamentable que la persona que ostenta el poder en nuestro país, como lo es el presidente de la republica utilice la tribuna que goza de mas audiencia a nivel nacional para atacar de esa manera a los periodistas, porque al gozar de tanta atención abre la puerta a que se emule el mismo comportamiento y eso, posiblemente contribuya al clima de inseguridad para el periodismo en general que se empieza a agudizar en nuestro país y para muestra un botón: El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, que en su copia de mañanera a nivel estatal arremetió contra una periodista por más de 20 minutos por hacerle una pregunta incomoda sobre el delito de ultrajes a la autoridad, que por cierto le ha causado muchos dolores de cabeza al gobernador. Pero, ¿qué se puede esperar entonces, de la actitud de la gente fiel al presidente?

A nosotros, solo nos queda seguir con atención como se desarrolla este pleito, que a todas luces hay una gran diferencia de fuerzas, y que una de las partes, abiertamente lo anunció, utilizará a las dependencias a las que tiene sometidas el gobierno para obtener información y le den ventaja sobre la otra parte, lo que claramente presupone una violación fragante a las leyes que se dice respetar y proteger.

Mantengámonos atentos y alcemos la voz cuando creamos que se han cometido estas violaciones a los derechos fundamentales de todo ser vivo, que en este gobierno abundan, por cierto. Y como dijo el mismo presidente de la república: la calumnia, cuando no mancha, tizna.