MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La alianza que requiere México para detener a Morena

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Es cada vez más aceptado por los distintos sectores de nuestra sociedad, que el gobierno de Morena, cuyo motor es el fanatismo del presidente, es un colosal error político que ha desembocado en una increíble ineficiencia administrativa y un peligroso autoritarismo. Ante esta situación que anuncia convulsiones sociales, políticas y económicas aún más agudas, tanto a nivel nacional como estatal, los distintos partidos se preparan a conformar una "gran alianza” por México.

En el ámbito estatal, se sabe que ésta gira en torno al PRI, con la adhesión del PAN y del PRD. Se comenta en los corrillos de la política local que las dificultades para encontrar el punto de equilibrio radican, por un lado, en la lucha en el primero, entre quienes detentan el poder al interior y/o en el gobierno estatal y que, por tanto, deben hacer espacio a las fuerzas que se sumarán; y por el otro, quienes, una vez librada la misma batalla en sus respectivos partidos, entran a la alianza intentando obtener más espacios.

Esta situación debe ser motivo de preocupación para quienes coincidimos en que hay que poner un alto al autoritarismo de la 4T, porque la falta de autocrítica de los partidos que han gobernado en los últimos tiempos, no les permite ver que perdieron su influencia por privilegiar intereses personales o de grupo, por sobre la solución a las legítimas demandas de los distintos sectores oaxaqueños. Por lo tanto, la alianza que se construye no contará con el apoyo de los electores que no se sentirán representados por los políticos de siempre.

Es decir, no aprendieron la lección y con ello se pone en peligro el éxito de la empresa que se debe garantizar en la situación actual, que no es otra que la defensa verdadera de los derechos y necesidades de los oaxaqueños. Y esto es así porque se cometen dos errores de vital importancia: en primer lugar, la construcción de la alianza sobre la base de las presiones y condicionamientos de cada uno de los miembros no garantiza que los candidatos a los distintos puestos de representación, sean los más idóneos ni los más aceptados por la ciudadanía; en segundo, que se está ignorando a la presencia de los líderes de los distintos sectores de la sociedad civil, y sobre todo los intereses y demandas genuinas de éstos. Ambas cosas van a ser, de nueva cuenta, el caldo de cultivo perfecto para el discurso de los morenistas que, con el espejismo de un gobierno de nuevo tipo, intentarán engañar de nueva cuenta a los votantes en el próximo proceso electoral.

¿Qué procede entonces en el actual contexto de la necesidad de la alianza para detener a la 4T? Lo que procede es la aplicación de la ciencia a la solución de los fenómenos que se nos presentan, es decir la aplicación de la ciencia social por excelencia: la Historia.

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La experiencia nos dice que en los pueblos del mundo en que se instauraron regímenes autoritarios, que en aras de la "justicia y la democracia&rdquo, modificaron sus constituciones para imponer su particular punto de vista e intereses y encarcelaron o asesinaron a sus enemigos o a quienes se opusieron a sus fanatismos y experimentos sociales, sólo pudo combatirse exitosamente con la participación de los grandes sectores sociales, para lo cual se tomó en primer lugar como eje central de sus programas de gobierno, las demandas legítimas de una vida más justa, digna y decorosa.

Y eso es lo que deben hacer quienes construyen la alianza electoral contra Morena, cuya existencia no podría concebirse sin que se ponga como base de esta unión, en primer lugar, a las mayorías empobrecidas, con propuestas serias de atención a sus demandas de obras y servicios y de implementación de programas que promuevan el verdadero desarrollo y la creación de empleos bien remunerados, para convencerlas del engaño que significan las transferencias monetarias directas con que el gobierno obradorista ha sustituido la inversión en infraestructura básica; y en segundo, a los sectores empresariales, artísticos y demás gremios afectados por la falta de apoyos a las fuentes de empleo que generan y a los importantes aspectos sociales que con su labor atienden, ofreciendo alternativas de solución a la falta de subsidios y a los efectos que los recortes presupuestales provocaron en el funcionamiento de sus instituciones.

Finalmente, la advertencia de que de no permitir que liderazgos genuinos y bien posicionados en la sociedad, sean los que accedan a las candidaturas a los puestos de representación en juego, el autoritarismo de la 4T se afianzará en el poder, poder que en una primera etapa se justificaba en la legitimidad que su demagogia le permitió obtener, pero que ahora, una vez perdida, se empieza a sostener en el poder ilimitado que ha venido adquiriendo con los cambios constitucionales y el dominio de las instituciones de los tres poderes que han perdido su autonomía.

Por tanto, si Morena vuelve a ganar el Congreso de la Unión, se consumará la segunda etapa, la del autoritarismo institucionalizado, con lo que podrá no sólo desatar una guerra frontal a quienes se oponen a sus políticas de gobierno, sino contra los aliados incómodos que ya no serán necesarios en su proyecto. Ahí está para prueba la guerra contra los que se sabe pactaron el tránsito del anterior gobierno al de la 4T. Toca entonces a los partidos de oposición tomar las decisiones correctas con miras al 2021.

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