México enfrenta una emergencia educativa causada por el abandono escolar; el tamaño del problema equivale a medio millón de estudiantes que no regresaron a sus aulas.
Durante el ciclo escolar 2021-2022, el Sistema Educativo Nacional (SEN), registró una disminución de matrícula a nivel nacional de 512,000 estudiantes, lo que representa el 1.5 por ciento con respecto al periodo anterior. De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), la mayor parte corresponde a personas inscritas en educación básica y media superior, mientras que el nivel superior tuvo un incremento en deserción de 1.7 por ciento (85,000 alumnos adicionales con respecto al periodo anterior).
La asociación Educación con Rumbo realizó un estudio sobre el abandono y rezago escolar durante la pandemia; Patricia Ganem, vocera, expresó que, en América Latina, México ocupa el segundo lugar de los países con mayor abandono escolar, entre los que destacan también Panamá, Costa Rica y Bolivia.
En contraste, China, país que desde 2012 y hasta el año pasado ha trabajado para resolver la deserción escolar en áreas profundamente empobrecidas lograron que esta llegue a cero y tienen por objetivo que ninguna familia quede atrás, así lo aseguró Lyu Yugang, director del Departamento de Educación básica del Ministerio de Educación de China, de igual manera expresó que la prefectura de Liangshan Yi, de la provincia de Sichuam, más de 60,000 desertores regresaron a las escuelas. Para la etapa de educación obligatoria de nueve años, China cuenta con 207,000 escuelas y 10 millones y medio de maestros que enseñan a 158 millones de estudiantes. El gasto por estudiante en primaria y secundaria aumentó de 7.4 yuanes a 14.4 yuanes (de 1,112 dólares a 2,159 dólares por estudiante de primaria) y de 10.2 yuanes a 20.7 yuanes por estudiante de secundaria. En México López Obrador presume que por cada alumno de educación básica anualmente se invierte 23,900 pesos (1,173 dólares); en preparatoria 28,400 (1,394 dólares), ni siquiera la mitad de lo que el gobierno chino invierte tan solo en estudiantes de primaria. Aunado a lo anterior, en 2022 se destinó para el gasto público en educación, solo el 3.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, el nivel más bajo a partir de 2010, según cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Otro problema que enfrenta la educación en México son las pésimas condiciones en las que se encuentra la infraestructura educativa: pocas escuelas en el territorio nacional y donde hay escuelas las aulas no son suficientes por lo que, existe hacinamiento, escuelas sin agua, no cuentan con electricidad, talleres, laboratorios, mobiliario. Cuatro de cada diez estudiantes no cuentan con internet para fines educativos (Endutih, Inegi 2019), de acuerdo con EY-Parthenon, el 94 por ciento de los estudiantes de universidades privadas tiene conexión a internet de banda ancha, mientras que en las universidades públicas solo el 72 por ciento.
El gobierno de la 4T, en lugar de usar los recursos que todos aportamos con el pago de nuestros impuestos para invertir en infraestructura escolar y consolidar las instituciones existentes, ha improvisado sus grises universidades Benito Juárez. El raquítico incremento que autorizó Morena al presupuesto educativo apenas si compensa la inflación. No olvidemos que funcionarios de la 4T amagaron con reducir recursos a la UNAM y al Conacyt, pero lograron desaparecer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
Con autorización del presidente Andrés Manuel López Obrador y diputados de Morena, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) subió el precio de la electricidad. Autorizaron quitar recursos a los municipios y de esta manera los incapacitaron para atender escuelas. Aunque es imposible cuantificar por anticipado su alcance y magnitud, el deterioro educativo acarreará consecuencias previsibles.
El conocimiento juega un papel fundamental en la productividad, en creación de nuevas tecnologías y preparación laboral, por lo que, ahora opera como factor de freno al crecimiento y ahondará nuestra dependencia tecnológica. Se espera también una caída mayor en el nivel de ingresos, que están estrechamente asociados con la educación, pobreza y delincuencia, en consecuencia, aumentará la desigualdad educativa entre las clases sociales.
Cuando parecía que a la educación en México no le podía ir peor, funcionarios educativos de la 4T presentan un nuevo plan de estudios, prácticamente a dos semanas de haber iniciado el ciclo escolar 2022-2023. Este nuevo plan, sin lugar a duda obstaculiza que las autoridades educativas atiendan el enorme rezago académico que necesita atención inmediata.
El gran reto que tiene la nueva responsable de la SEP, Leticia Ramírez, es implementar esta iniciativa, con el inconveniente de que ella no participó en su diseño. Distintos medios de comunicación mencionan que el sistema escolar de México presenta un rezago educativo de al menos tres años. En reiteradas ocasiones se culpa al magisterio mexicano por esta problemática pero en realidad el gobierno de la 4T carece de una política para solucionarla. También se habla mucho de que el rezago y deserción escolar fue ocasionada por la pandemia, es importante reconocer que el gobierno de López Obrador no garantizó los medios para asegurar la educación a distancia de todos los estudiantes, en cambio con el programa "Aprende en Casa" otorgó contratos millonarios a televisoras.
La indolencia y austeridad perjudican la educación, por lo que es importante revertir esto, se debe atender con esmero, sin regateos de avara austeridad, que niega al aprendizaje recursos para desperdiciarlo en inversiones chifladas.
Estos problemas reclaman una solución integral que atienda las escuelas y el orden socioeconómico, pero esto no sucederá mientras gobierne la 4T. El país se cae a pedazos, mientras AMLO no cumple con su deber, ignora los problemas reales y está arruinando no solo el presente, sino el futuro de México.
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