Como ya sabemos, el primero de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió su cuarto informe de gobierno al pueblo de México, con el que informó la situación en que se encuentra el país en los diferentes rubros de la administración.
El país se cae a pedazos por los graves problemas que se presentan en inseguridad, educación, salud, vivienda, servicios; llama la atención en el informe presidencial la ausencia de autocrítica, y el hábito de resaltar avances que no son reales con un mensaje sobado de echarle la culpa de todo a los gobiernos anteriores.
En la realidad tenemos dos cosas: el mundo fantástico donde todo está bien, al que AMLO machaca una y otra vez para que se acepte, y la descarnada realidad en que vivimos todos los mexicanos y que no coincide con lo dicho por él.
Creo que es importante que la ciudadanía comience a juzgar a los gobernantes no por su forma de vestir, ni por sus discursos labiosos y vacíos que pueden convencer a un oyente ingenuo y fácil de manipular, sino por sus hechos, por sus resultados concretos en beneficio de la sociedad que lo llevó al poder.
Veamos dos o tres puntos del informe de gobierno que por lo que a nosotros nos consta no corresponde con la realidad, pero el presidente los presume como éxitos.
Dice López Obrador que “en México ya no domina la oligarquía, sino que existe un gobierno democrático cuya prioridad son los pobres", esta frase es para ganar a ingenuos. La democracia existe en la cabeza del presidente, en los hechos es bien sabido que en nuestro país quien verdaderamente gobierna, quien tiene la sartén por el mango no es el pueblo pobre sino la clase del poder económico, la dueña de los medios de producción y algunos integrantes de ésta se han vista cerca del presidente.
“La corrupción no sé tolera ni hay impunidad para nadie”. No vamos ir tan lejos, la tragedia de los mineros que llevan ya casi un mes enterrados sin que se les pueda rescatar en la mina de El Pinabete en el municipio de Sabinas Coahuila en gran medida se explica por la corrupción que hay en el gobierno al permitir que la mina esté trabajando aunque estuviera considerada en riesgo de inundación, sin estar registrada, sin conocerse quién es el verdadero dueño y a la existencia de tanta opacidad que dificulta esclarecer la situación y hacer justicia. Destacan también aquí los escándalos donde se involucra a Pío, Felipa y hasta el hijo del presidente, que han sido señalados en actos de corrupción y tráfico de influencias y donde la justicia nomás no llega porque el presidente dice que son honestos y que los ataques se deben a que los conservadores aun no asimilan la derrota.
“Está por convertirse en realidad el principio de que la educación y la salud no son privilegios, sino derechos del pueblo”. Si se respetara el derecho de los mexicanos a la educación no se dejaría de invertir cada año más dinero a la educación, no se permitiría que hubiera deserción escolar en millones de niños y jóvenes, ni que hubiera muchas escuelas que trabajen en malas condiciones materiales, ni tampoco se le robaría el dinero (20 mil millones de pesos) al Conacyt, dinero que estaba destinado a los proyectos de investigación de científicos mexicanos. Muy mala es la situación de la educación que vemos hoy día, ¿De qué derecho habla el presidente?
En salud la situación está igual. Los padres de niños con cáncer no se cansan de manifestar que no hay medicamentos para esta enfermedad y el gobierno en vez de rectificar y surtir las medicinas necesarias, niega que haya problemas.
Tampoco aquí se respeta el derecho a la salud, ya lo vimos que la administración morenista dejó morir por covid-19 a más de 300 mil mexicanos, una tragedia; muchos mexicanos se hubieran salvado si se hubiera respetado el derecho a la salud y por esta actitud negligente algún día los involucrados tendrán que rendir cuentas.
“Se ha reducido la incidencia delictiva dijo el presidente”. Nada más falso y alejado de la realidad, ahora y en solo 4 años del actual gobierno hay 132 mil 547 homicidios, superando en 51 mil 248 homicidios las cifras del gobierno de Enrique Peña Nieto hasta el 2018. Estas son las espantosas cifras de la generalidad del cuarto informe.
De lo anterior se puede ver que el presidente anda muy lejos de la realidad, y mal hace en echar humo en los ojos a la gente para que no vea su situación real.
¿Qué gana López Obrador con creerse que porque tiene un 55 por ciento de confianza de la gente todo está bien? Los problemas ahí están y lo delatan, el mejor espejo para decir si algo está bien o mal son los hechos de la realidad mexicana, y esta dice que las cosas no están bien.
Los mexicanos no debemos cerrar los ojos intencionalmente y negar que el sistema está en crisis, por eso, hay que organizarse y luchar por tener otro sistema social más justo para todos los mexicanos.
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