Existe una fuerza capaz de lograr cambios importantes en la vida de toda la población, esa fuerza sin duda es la de los jóvenes, quienes tienen toda la capacidad para lograr transformar lo que se propongan.
Ellos, sumados, forman una avalancha que moldea todo lo que tocan. Esa fuerza no es algo nuevo: la historia ha demostrado que cuando la juventud se organiza, se educa y lucha, logra la conquista de sus sueños.
Es un desperdicio el ser joven y no luchar, pues cuando se es joven se tienen todas las fuerzas, actitud, coraje, anhelo por algo mejor; no se es conformista.
Esa gran fuerza transformadora poco a poco va despertando, poco a poco se va convirtiendo en una fuerza revolucionaria, pero no bajo el estigma que le han querido dar.
Hemos vivido en una sociedad donde al revolucionario se le estigmatiza; es una cuestión histórica, cultural y social que lo asocia a la guerrilla, a ser rebelde o a traer el pelo largo, pero hoy en día, ser revolucionario implica luchar por transformar pequeñas cosas como organizarse para mejorar las condiciones de un centro educativo, luchar por becas, transformar un plan de estudios, por laboratorios, etcétera.
En esas acciones va la fuerza revolucionaria de la juventud. Y la suma de esas acciones pequeñas da como resultado un cambio grande en beneficio de las mayorías.
Ya lo decía el expresidente chileno, Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, y esto se traduce, en el buen sentido y real de la palabra, que se debe ser crítico, alzar la voz ante lo que no se está de acuerdo, aportar ideas y acciones para cambiar lo que, se considera, está mal.
Es un desperdicio el ser joven y no luchar, pues cuando se es joven se tienen todas las fuerzas, actitud, coraje, anhelo por algo mejor, no se es conformista, además de que se tiene acceso a los medios necesarios para informarse.
Esta gran fuerza transformadora no la desconocen los dueños del capital y los políticos; por eso tratan por todos los medios de dividir, de maleducar, de imponer modas, música, de distraer a la juventud con vicios, programas grotescos en la televisión, con videojuegos, con placeres, tratan de alejarlos de la vida política, de que sean indiferentes a los problemas nacionales como la inseguridad, la corrupción, el mal sistema de salud, de educación, etcétera.
Es común salir a las calles a preguntarle a los jóvenes qué piensan de que el Gobierno no apoye al campo y en muchos casos les da igual, pero esa respuesta les ha sido sembrada, no es que no les importe, sino que las estrategias de los ideólogos burgueses han dado resultado, han logrado influir en ese ejército transformador y convertirlo en un ejército al servicio de ellos, dándoles dinero a cambio de su conciencia.
Por eso la tarea urgente es hablarles a los jóvenes de su papel transformador, de su tarea histórica y de que hoy más que nunca necesitan volver a tomar esa tarea, México los necesita para corregir el rumbo por el que nos está llevando la 4T, la juventud debe tomar conciencia ya que de ellos será el futuro de nuestro país.
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