La situación por la que atraviesa el país, en los últimos años, es alarmante, debido a diversos problemas que los mexicanos han tenido que enfrentar, como la pandemia, la recesión económica o la inflación, la inseguridad, violencia por las acciones del crimen organizado, el rezago educativo o las deficiencias del sistema de salud, los cuales son consecuencias de las decisiones políticas que se han tomado por el actual gobierno y la clase política que dirigen al país, la situación se torna más difícil y los daños se hacen presentes de diferentes formas, pero finalmente abonando a la madre de todos los problemas de nuestro país, la pobreza, consecuencia de un reparto injusto de la riqueza social, lo preocupante de esta situación es que quien termina pagando el costo de los malos manejos, del incremento de la pobreza y marginación, son los grupos vulnerables.
Los recientes resultados de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) pronostican para este año que la cantidad de pobres, en nuestro país, aumente a 58.1 millones de pobres, lo que equivaldría a 2.5 millones más que en el 2020 y 6.1 millones más que al inicio del gobierno de AMLO.
Dicha situación golpea seria y atrozmente a los jóvenes, pues pareciera que sobre esa generación hubiese caído la maldición de las siete plagas, los jóvenes no tienen garantizada la vida y la igualdad de oportunidades. De acuerdo con información ofrecida por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el año pasado la principal causa de la muerte de jóvenes entre 15 y 34 años, fue el homicidio y entre los adultos de 35 a 44 años, los homicidios fueron la segunda causa principal, rebasados por la covid-19. Situación que convierte a los jóvenes en una población de riesgo y de alta vulnerabilidad con respecto a materia de seguridad.
Por otro lado, con respecto al tema de educación también ha sido la juventud gravemente afectada, desde el ciclo escolar 2020-2021, 5.2 millones de niños, adolescentes y jóvenes del país, entre 3 y 29 años de edad, no se inscribieron a la escuela, de ellos 3.6 millones tampoco se inscribieron en el reciente ciclo escolar y el 25.3 por ciento de ellos abandonaron sus estudios a causa de la pérdida del empleo de sus padres, lo que refleja que se dificulta el regreso a las aulas, pues hay que agregar que gran parte del pago del mantenimiento y servicios públicos de los que regresan es costeado por los padres de familia de las instituciones. Y aunque a varios se les beneficie con las becas Benito Juárez o el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro eso no genera que la igualdad de oportunidades de los jóvenes sea mejores a las de sus padres o que se viva en un contexto de justicia social, pues a pesar de que dichas becas se incluyeron dentro de los proyectos prioritarios del actual gobierno, han generado recortes que afectan la posibilidad de dotar a la población del acceso a servicios básicos.
En este terreno, muchos jóvenes que están en edad de cursar sus estudios universitarios, se enfrentan a que hay poca accesibilidad, por ejemplo en el ciclo escolar 2020-2021 uno de cada tres jóvenes estaba inscrito en alguna universidad, razón por la que henchidos de ilusiones veían como opción las tan pregonadas universidades Benito Juárez de la 4T, pero que en su intento por superarse son defraudados por las mismas, ya que estas instituciones pese a la gran inversión económica que se les ha destinado, no se ve reflejado ni en la infraestructura como en la funcionalidad de éstas, ya que no cuentan con el reconocimiento de validez oficial de estudios que emite la SEP, razón por la que no se les puede otorgar un título universitario, lo que generará que no sean aceptados en cualquier empleo formal, en donde tengan que comprobar su preparación profesional, sus conocimientos son de nivel técnico y ellos los ofrecerán como profesionales, sin embargo no será culpa de los jóvenes, sino del gobierno de la 4T que son quienes los han engañado, jugado con sus anhelos de tener un futuro mejor.
Y como si esto no fuera suficiente, en el primer trimestre de este año, 8.9 millones de personas jóvenes poseían algún empleo, sin embargo a pesar de la cifra se manifestó una baja del 2.3 por ciento, en comparación a los años pasados, lo que equivale en números fríos a 205,649 jóvenes sin empleo, situación que a varios los lleva en el mejor de los casos a convertirse en jóvenes sin oportunidad de emplearse o de estudiar y en otras ocasiones, en el peor de los casos, en formar parte del crimen organizado o en delinquir.
Ante tal panorama, a los jóvenes no les queda más camino que la organización popular, sumar esfuerzos y trabajar conjuntamente por labrarse un futuro mejor, el tiempo y las condiciones que tiene el país, los obliga a asumir responsabilidad para conseguir un futuro próspero, renunciar a intereses individuales y a esa ideología de que sólo se saldrá adelante por esfuerzo y mérito propio, es hora de trabajar solidariamente, sumar su inteligencia y capacidad para engendrar una generación nueva, que anule la condena a la que la 4T le sentencia.
La mejor opción para trabajar organizadamente para construir una sociedad nueva es la FNERRR y Antorcha Revolucionaria, que con su orientación y experiencia podrá llevar a puerto seguro a los millones de jóvenes de nuestro país. No deben dejarse engañar por el señuelo de las becas que se otorgan, cuya finalidad es mantener su atracción y simpatía con el actual gobierno para utilizarlos en las elecciones que se avecinan y hacerlos caer en la trampa, para que contribuyan en perpetuar en el poder al actual grupo.
Es hora de que se unan todos los jóvenes en un movimiento serio y consolidado fuerte y unido que genere el cambio que su generación necesita, como dijo Mario Benedetti: “¿Qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo? ¿Vértigo? ¿Asaltos? ¿Discotecas? también les queda discutir con dios tanto si existe como si no existe, tender manos que ayudan, abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno, sobre todo les queda hacer futuro a pesar de los ruines de pasado y los sabios granujas del presente”.
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