El término “inmunidad colectiva” (también llamada “inmunidad de grupo o de rebaño”) se refiere a la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune, ya sea como resultado de la vacunación o de haber presentado la infección con anterioridad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) apoya la postura de lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación, no permitiendo que una enfermedad se propague en un grupo demográfico, ya que ello daría como resultado que se presentaran casos y defunciones innecesarias. La inmunidad colectiva contra la covid-19 debe lograrse protegiendo a las personas a través de la vacunación, no exponiéndolas al agente patógeno que causa la enfermedad.
A pesar de las recomendaciones de la OMS, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su caterva de funcionarios, implementaron otras medidas, con la intención de que miles de mexicanos contrajeran el mortal virus, que, según ellos, era el camino más rápido (y económico) para alcanzar la inmunidad pero no mencionaron que eso incluía enfermedad y muerte entre la población. Recomendaron abrazarse, comer en fondas, salir, minimizaron la seriedad de la enfermedad por lo que, miles de ciudadanos se confiaron, incitaron a la población a no usar cubreboca, cuestionando su eficacia y dando ejemplo en terquedad para no usarlo. Durante el periodo de emergencia sanitaria no apoyaron con programas económicos a grupos vulnerables, (personas con discapacidad, migrantes, mujeres e indígenas), de haber apoyado directamente a estas personas como sí lo hicieron otros países, les habría permitido quedarse en casa pero nada como el hambre para obligar a la población a salir a buscar el sustento, para lo cual tenían que trasladarse y apretujarse en transporte público, laborar en espacios poco ventilados y luego retornar a casa para contagiar a la familia. AMLO no se preocupó por comprar vacunas con anticipación, mucho menos en ampliar la capacidad de los hospitales y optaron por invertir esos recursos en proyectos insignias inútiles como Dos Bocas, Tren Maya y aeropuerto, estas malas determinaciones trajeron como consecuencia que al 22 de mayo existan 221,256 defunciones a causa de la Covid-19 y que solo se hayan vacunado a 17,386,061 (13. 7% de la población total ); 11,584,756 con esquema completo ( 9.1% de la población) y 5,801,305 cuenten con medio esquema. A este ritmo de vacunación la población estará protegida hasta dentro de cuatro años. En conferencia, el subsecretario Hugo López-Gatell dijo que de acuerdo con el programa del plan nacional de vacunación las aplicaciones terminarían en marzo de 2022, cuando se alcanzara la cobertura universal definida como alcance a un 70% de la población; sin embargo, en ningún momento han cumplido con las fechas del plan nacional de vacunación, mientras tanto las cifras de muertos a causa de este virus aumentan día tras día debido a la lentitud con la que están inmunizando a la ciudadanía.
El negro panorama que se ha descrito en nuestro país está por empeorar y esto es debido a la mala decisión que autoridades educativas morenistas implementarán en pocos días, la reapertura de escuelas a las clases presenciales. ¿Cuál es la prisa de abrir las escuelas cuando faltan 7 semanas para que termine el ciclo escolar? ¿A qué se regresa? Pareciera una excelente determinación el regreso a las aulas ya que no todos los estudiantes tienen las posibilidades de poder conectarse a las clases en línea, lo que ha ocasionado que alrededor de 5.2 millones de alumnos hayan desertado en el ciclo escolar 2020-21 debido a diversas causas (por considerar la educación a distancia poco funcional, porque los padres perdieron su empleo o porque no cuentan con dispositivos electrónicos e internet para las clases virtuales, otros por no contar con recurso, datos del Inegi); sin embargo, así como las autoridades federales y estatales abandonaron a la población adulta a su suerte, ahora lo implementarán con la niñez y juventud, todo con el único fin de obligarlos a adquirir la inmunidad de rebaño y no invertir recursos en vacunas para protegerlos contra la covid-19.
Las vacunas disponibles están autorizadas para personas a partir de los 16 años con el biológico de Pfizer y para mayores de 18 años con la vacuna de AstraZeneca, Moderna y Johnson & Johnson. Esto es debido a que inicialmente, los ensayos solo se han realizado en personas mayores y por tanto, solo han autorizado la aplicación de la vacuna a los grupos estudiados.
Pfizer/BionNTech, la más adelantada, a fines de marzo anunciaba datos de su ensayo en fase 3 en 2,260 individuos: la vacuna tiene una efectividad demostrada del 100% en adolescentes de entre 12 y 15 años con o sin evidencia previa de infección por SARS-CoV-2. Con estos resultados, los de mayor eficacia (del 94.5%), ya han presentado los resultados a la FDA de Estados Unidos y en breve lo harán ante la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para solicitar que se amplíe el uso de la vacuna entre jóvenes de 12 a 15 años de edad.
Pfizer está realizando ensayos para valorar la efectividad de la vacuna en niños entre 5 y 11 años, de entre 2 y 5 años y en bebés desde los 6 meses hasta los dos años. Esta farmacéutica prevé contar con resultados preliminares en la segunda mitad de este año 2021.
Al inmunizar a niños y adolescentes se lograría por tanto, un doble objetivo: la primera es protegerlos a ellos de esta terrible enfermedad ya que más de un centenar de niños han necesitado ser ingresados a una unidad de cuidados intensivos y un 8% de ellos han fallecido por esta infección y la segunda es la protección añadida de otras personas vulnerables de su entorno, entre ellos sus abuelos y familiares.
El Gobierno morenista debe esperar a que las vacunas para jóvenes y niños sean autorizadas para inmunizarlos y posterior a esto dar la indicación de reapertura de escuelas, ya que lo único que está asegurando es poner en riesgo a más de 25 millones de estudiantes. De ignorar estas advertencias y no invertir recurso en vacunas para estudiantes quedará demostrado que el mandatario mexicano es un indolente e insensible, al no escuchar ni atender al pueblo que gobierna.
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