Inflación y descontento social es la amenaza más grande que se aproxima es la crisis del costo de vida en el mundo, lo que da lugar a que más sectores de la sociedad se queden a la deriva sin acceso a necesidades básicas y se genere un descontento social, alertó el Reporte de Riesgos Globales de 2023, elaborado con el apoyo del Global Risks Advisory Board del Foro Económico Mundial y Zurich Insurance Group.
El informe advirtió que el costo de las necesidades básicas ya iba en aumento, incluso antes de la pandemia, pero se incrementaron aún más en 2022, principalmente por las continuas interrupciones en los flujos de energía y alimentos a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Los conocedores del tema anticipan que estas interrupciones en las cadenas de suministro conducirán a una inflación subyacente – la que marca la tendencia a mediano plazo- y provocarán mayores alzas en las tasas de interés, aumentando el riesgo de sobreendeudamiento, recesión económica prolongada y limitaciones para una planificación fiscal, con efectos preocupantes, sobre todo, en algunos países en desarrollo.
Las tasas hipotecarias globales, por ejemplo, han alcanzado ya su nivel más alto en más de una década; la inflación del arrendamiento inmobiliario ha seguido esta tendencia y se pronostica que, incluso, las pensiones de los jubilados se verán cada vez más afectadas.
El reporte precisó que, además, los hogares se enfrentan a mayores costos en alimentos y energía. En este sentido, “la persistencia de un crisis mundial del costo de la vida amenaza con dar lugar a que más sectores vulnerables de la sociedad se queden sin acceso a necesidades básicas, lo que provocaría a su vez inestabilidad política y disturbios sociales”. (Clara Zepeda. Diario La Jornada, 26/02/2023)
La escasez de energía, así como daños naturales y humanos, accidentales o intencionales, podrían causar apagones generalizados e incluso pérdidas humanas si se combina con el clima extremo estacional.
“Esta combinación de fenómenos metereológicos extremos y un suministro limitado de energía, podría llevar a la actual crisis del costo de la vida a un escenario catastrófico de hambre para millones de personas en países dependientes de las importaciones, o convertir la crisis energética en una crisis humanitaria particularmente en los mercados emergentes más pobres”.
Asimismo, existe la posibilidad de que ocurra una crisis mundial de suministro de alimentos en 2023, debido a la guerra en Europa, el efecto retardado del aumento de los precios de fertilizantes y el impacto de las condiciones climáticas extremas en la producción de alimentos en regiones clave.
De igual manera, en algunos países, las sequías y la escasez de agua ocasionarían una disminución de las cosechas y agravarían el problema. Los efectos catastróficos de la hambruna y la pérdida de vidas también tendrían efectos indirectos más profundos, a medida que aumenta el riesgo de violencia generalizada y de migración involuntaria.
Y más pobreza, como limitación de recursos financieros que impide a los hogares satisfacer sus necesidades básicas. Madres de familia que por salir a trabajar tienen que dejar a sus hijos solos en la casa, incluso, alguno de ellos amarrado, al no contar con nadie que los cuide. Pobreza de tiempo además.
Los instrumentos financieros no están al alcance de toda la población en México, particularmente de las personas con menores ingresos, quienes son los que menos se pueden proteger de la inflación.
“Se dice que la inflación es el impuesto más regresivo, porque le pega más a los que menos tienen, porque no tienen cómo protegerse”, enfatiza Adrián Muñiz, analista de Vector Casa de Bolsa.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, cerca de 56.7 millones de personas de 18 a 70 años en México (67.8 por ciento) tenían algún tipo de producto financiero formal (cuenta de ahorro, crédito, seguro o Afore), mientras 49.1 por ciento (41.1 millones de personas) tenía una cuenta en un banco o institución financiera.
La inflación del alquiler, la renta y el uso de vivienda en el país se elevó en la primera quincena de enero de 2023 a nivel récord.
El costo de uso de vivienda se aceleró de 3.41 por ciento a 3.50 por ciento en la última quincena de diciembre a la primera de enero. Ante todo esto, urge que el gobierno implemente una reforma fiscal progresiva, mejore los salarios de los trabajadores, trabajo para todos e invertir en infraestructura.
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