MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Guacamaya, hacktivismo y los verdaderos crímenes

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El grupo Guacamaya es un conjunto de hackers centroamericanos, definidos por el siguiente lema: "No somos defensoras de la naturaleza, somos la naturaleza". El colectivo está enfocado en infiltrarse en empresas mineras, petroleras, policías y diversas agencias reguladoras latinoamericanas desde principios de 2022.

Para más precisión, los ataques de Guacamaya iniciaron el seis de marzo de este año con un hackeo a los sistemas de comunicación del Proyecto Minero Fénix en Guatemala. El 1 de agosto filtraron una serie de documentos de empresas mineras y petroleras de Chile, Ecuador y Colombia. Apenas una semana después filtraron cinco mil gigabytes de correos pertenecientes a la Fiscalía de Colombia. Más recientemente, el 19 de septiembre publicaron cerca de cuatrocientos mil correos del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas chilenas.

En México, fue a Carlos Loret de Mola, a quien compartieron diversos documentos, mismos que fueron presentados por el portal de noticias Latinus, con la intención de revelar información del Ejército en Chile, además de la vulneración de los servidores de la milicia de El Salvador, Colombia, México y Perú. Las filtraciones de Guacamaya que han recibido el nombre de Sedena leaks, equivalen a aproximadamente seis terabytes de información, y han sido difundidas desde hace varios días por medios como Latinus, Proceso y Animal Político.

Entre las revelaciones más sobresalientes de los últimos días han destacado documentos relativos a la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, el caso Ayotzinapa, los vínculos del Gobierno de México y el narcotráfico. Son millones de documentos que, en algunos casos, ponen contra las cuerdas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El presidente salió a decir que, de ser posible, incrementaría su mañanera a los fines de semana en vista de que los medios de comunicación le están ganando la narrativa.

De la histórica filtración de información, por parte de los hackers latinoamericanos, podemos extraer muchas lecturas, una de ellas es, sin duda, la más retomada por los medios tanto nacionales como internacionales, y es la postura de criminalizar sin ningún tapujo las acciones de Guacamaya. Criminales, ciber piratas, entre otros calificativos, son los que abundan en la redacción de los portales de noticias donde a pesar del señalamiento se sigue difundiendo la información.

Tratar al hacktivismo como un acto de criminalidad, sin detenerse a ver el génesis de la inconformidad de los manifestantes, es un acto de irracionalidad, igual o más criminal que los juicios a las brujas de Salem.

Hay entre los hackers un manifiesto escrito en 1986 por el experto en seguridad informática, Loyd Blankenship, un texto que además de sintetizar muy bien la personalidad llena de rebeldía y cierta vanidad del autor, deja claros varios puntos relativos a cómo el hacktivismo se ha ido conformando, esencialmente indicando las intenciones de un hacker dedicado al activismo, pues este debe “sobrepasar sus deseos egoístas de explotar o dañar a otras personas, y utilizar la tecnología para ampliar nuestros horizontes y tratar de mantener el mundo libre”.

“Mi crimen es ser más inteligente que tú, cosa que nunca me perdonarás”, reza al final el manifiesto de Blankenship, algo que aplica totalmente si tomamos en cuenta el descuido tan absurdo con que las autoridades mexicanas han tratado el tema de la ciberseguridad de la información del Estado.

Según la National Cyber Security Index 2022, México está en el lugar 84 de 160 de los países y sus medidas de seguridad implementadas por los gobiernos centrales, de las naciones. La compañía de ciberseguridad Fortinet reveló que al primer semestre del año los países de América Latina y el Caribe sufrieron 137 mil millones de intentos de ciberataques, de los que México recibió 85 mil millones, convirtiéndose en el país con más intentos de quebrantamiento.

Guacamaya ejerce una manifestación catalogada por algunos como crimen, algo que convendría discutir por la tremenda complejidad del asunto. Pero hay un crimen también por parte de algunos gobiernos latinoamericanos y también de la 4T al descuidar tanto la información y los intereses de nuestro país, además, a eso se le suma el sacar provecho de exclusivas herramientas de inteligencia y espionaje para atacar a luchadores sociales, periodistas y activistas. 

Claro, al crimen de vulneración de información personal se sumarán todos los escándalos que llegarán no solo a poner sobre las cuerdas al presidente de nuestro país, sino que, estoy seguro lo pondrán en problemas más que serios, pero de momento no quisiera perder mi punto, el hacktivismo de Guacamaya, tiene un trasfondo interesante, la oposición a proyectos de daño ambiental como lo es el criminal tren maya del presidente, que conllevará a la destrucción de hectáreas de reservas naturales y cenotes, un daño irreparable al patrimonio natural de todos los mexicanos por el beneficio de unos cuantos.

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