Ya estamos a escasos ocho meses de que termine el mandato de Andrés Manuel López Obrador, que asumió la Presidencia de México en 2018 e hizo un replanteamiento de las políticas públicas porque sostenía que la corrupción era la causa de los problemas, y por lo tanto había que quitar a los funcionarios mañosos que le daban moche a los recursos, al igual que a todas las organizaciones que tachó de intermediarias.
La lucha contra el intermediarismo fue el pretexto perfecto que usaron los gobernadores de los estados, los presidentes municipales y los delegados federales para no recibir, atender ni resolver ninguna demanda social que fuera enarbolada por los grupos sociales, satanizando a los líderes de común acuerdo con el presidente.
Lo que estos gobernantes no sabían entonces era que también sufrirían el recorte presupuestal, lo que dejó a los municipios sin dinero para resolver temas elementales de su propio funcionamiento; había carencias hasta para pagar su propio recibo de luz o cubrir su propia nómina, no se diga ya para otorgar apoyos o construir obras públicas.
Programas que ayudaban mucho como el Ramo 23, el 3x1, el Fondo Minero, las Estancias Infantiles y el Fonden demostraron cuán útiles eran, pero con la 4T dejaron de existir.
La acusación ha sido la misma, no había medicamentos ni insumos en hospitales por la corrupción, los problemas de inseguridad eran por el mal actuar de los mandos policiacos; no había obra pública debido al desvío de recursos o moches. La conclusión lógica es que todo esto terminaría una vez que llegara y actuara el Gobierno de Morena, quien se asumió como ejemplo de la moral pública para purificar a la nación.
Como dije, eso dio como resultado la coartada perfecta para negar la atención de las demandas ciudadanas totalmente justificadas, tanto en el campo como en la ciudad, sobre todo del grupo poblacional que no cuenta con empleo fijo, que carece de vivienda y que padece las carreteras destruidas porque no han recibido mantenimiento.
Las obligaciones de los alcaldes están contempladas en el Artículo 115 de la Constitución y enumera una a una las obligaciones de las autoridades municipales a fin de atender las necesidades de servicios públicos, a lo que no pueden renunciar aunque se enfrenten a la carencia de recursos que decidió López Obrador.
En el último año del sexenio son muy evidentes los problemas en las alcaldías, que han provocado inconformidad y reclamos de la población por la mala decisión de copiar la política del presidente.
En efecto, había programas presupuestales que ayudaban mucho al desarrollo regional y de respaldo a la gente como el Ramo 23, el 3x1, el Fondo Minero, las Estancias Infantiles y el Fonden, que al paso de los años han demostrado cuán útiles eran, pero ya no existen.
Como la mayoría acepta, el país se cae a pedazos por la inseguridad que al día de hoy ya ha rebasado los 181 mil asesinatos; no hay obra pública en los estados; no se emprenden acciones para revertir los efectos de la sequía; no se ve maquinaria limpiando los bordos y presas para el almacenamiento del agua; las carreteras están destruidas, etcétera.
¿Y qué respuesta dan a eso?, que hay obras muy importantes como el AIFA, pero se ha documentado que resultó un fraude; se presume la refinería Dos Bocas, pero les reviran que no hay un solo litro de gasolina producida en la planta; se destaca el Tren Maya, pero han evidenciado fallas inadmisibles y destrucción del ecosistema en medio de la crisis medioambiental de México.
Estamos a meses de que concluya el mandato de AMLO y en plena campaña electoral para que los mexicanos decidamos quién seguirá en la Presidencia; se ve el ejército de siervos de la nación calle por calle checando a los beneficiarios de los programas sociales, mientras que los municipios instalan calentadores solares y reparten tinacos para asegurar el voto.
Por su lado, los candidatos de Morena difunden propaganda, recorren los municipios y afirman que debe seguir la transformación con Claudia Sheinbaum, pero ya vimos algunos datos duros que demuestran a los votantes incautos que no se acabó la corrupción con la 4T en el poder, que no hay gasolina a diez pesos; por el contrario, lo que lograron fue que crecieran los problemas y el empobrecimiento del pueblo de México.
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