Se podría decir que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le debe el primer favor a los legisladores de la oposición, porque es falso que hayan aplastado a la maquinaria del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en San Lázaro, más bien se trató de un manejo político para que el promotor de la cuarta transformación saliera airoso del problema en el que se había metido al enviar su Reforma Energética tal como la había plasmado, una vez que generó el encono del gobierno de Estados Unidos que en repetidas ocasiones lo conminó a dar marcha atrás en sus intenciones.
De esa manera, López Obrador se lavó las manos en plena Semana Santa, porque en esa fingida derrota en la Cámara de Diputados, una vez que se desechó la reforma por diputados pertenecientes al PRI, PAN, MC y PRD, él salió airoso del conflicto que había generado con los gringos, no quedó como un presidente sometido al vecino país y se enderezó para condenar a los opositores llamándolos traidores a la patria.
Pero, ¿si esa medida fue hecha a propósito, quienes se prestaron a esa jugada política son capaces de soportar ahora ser llamados enemigos de la patria?, porque nadie ha dicho la verdad en torno a ese asunto, esa verdad donde al pueblo mexicano se le vuelve a mentir, a engañar, promoviendo una supuesta derrota legislativa a los morenistas, que no fue más que abrirle paso a la voluntad del Presidente.
La reforma de López Obrador planteaba reservar al menos 54% de la producción de energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), contra el 38% actual y el 62% que detentan los privados. También proponía un monopolio estatal sobre la explotación de litio.
Fue entonces que llegó la advertencia una vez que en declaraciones al diario Reforma, Kerry sostuvo que al mandatario mexicano se le advirtió que si la norma eraaprobada sin modificaciones, habría "una clara respuesta" de Washington en el terreno comercial.
De tal manera que dicha iniciativa enviada al Congreso por el Ejecutivo federal comenzó a recibir la presión de Estados Unidos para que no fuese aprobada, aunque la “recomendación” llegó tarde porque el documento ya se encontraba para ser votado, siendo por ello que el tiempo se alargó hasta el domingo 17 de abril, porque se requería planear la estrategia que no tan solo salvara a López Obrador, sino también al país que se vería afectado económicamente si se llegasen a cumplir las amenazas del gobierno de Joe Biden.
Las sospechas de que se trataba de una faramalla política, crecieron después de que los legisladores pertenecientes a Morena no se opusieron como acostumbradamente lo han hecho con otras iniciativas provenientes del mandatario mexicano, no hubo debate alguno, como si la orden presidencial fuese la de permitir la derrota por parte de los opositores, resultando con 275 votos del bloque Morena-PVEM-PT a favor y 223 del PAN, PRI, MC y PRD en contra, el proyecto se quedó a 57 de los 332 necesarios para ser avalado.
No fue entonces un logro de la oposición sobre los morenistas, fue un acto de complicidad permitido por López Obrador para salir airoso del problema en el que se había metido, porque ponerse a las patadas con Estados Unidos, prácticamente representaría un suicidio comercial para México.
Entonces que no vengan con el cuento de que los opositores fueron sumamente poderosos en San Lázaro, a otro perro con ese hueso, volvió a prevalecer la voluntad del presidente absolutista entendiendo perfectamente que la hoja del árbol únicamente se mueve con la voluntad del viento.
Por ello es que decimos que López Obrador le anda debiendo el primer favor a la oposición, no se sabe a cambio de qué, pero evidentemente que hicieron bien la tarea porque lograron engañar nuevamente a los mexicanos y dejaron a López Obrador a salvo del entreguismo al gobierno de Estados Unidos, aunque ahora tengan que soportar las acusaciones que él mismo se encarga de lanzarles tachándolos de antipatriotas, cosa que también forma parte de ese acuerdo pactado en lo oscurito.
Porque la Reforma Energética no pasó tal y como lo habían “recomendado” los legisladores gringos alentados desde su presidente, y de esa manera las aguas vuelven a calmarse mientras se da muestra una vez más que hacer política en México es una verdadera obra teatral y que López Obrador en adelante lo habrá de pensar dos veces, porque no hay borracho que coma lumbre.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario