Este fin de semana tuve la oportunidad de visitar a los compañeros del municipio de San Quintín, allá donde dice el presidente de la república que dejó el corazón, o donde se le quedó.
Esta visita fue muy oportuna, pues reunido con diferentes representantes de diversas comunidades, pude rectificar la lucha que ha venido haciendo Antorcha en este municipio, el más pobre por cierto.
Pero también escuché lo mucho que hace falta por luchar; las muchas necesidades que están pendientes en las comunidades, que no sólo son una, sino que muchas de ellas se encuentran en el olvido.
La llama de Antorcha está calentando corazones, compartiendo su lumbre con muchos otros que ven en esta lucha una esperanza y el único camino para el desarrollo de una nueva sociedad.
Antorcha cumple 50 años desde su fundación, tiene presencia en los 32 estados de la república y ha venido organizando y luchando por mejorar la calidad de vida de millones de mexicanos que se han beneficiado en esta lucha del pueblo trabajador por algún servicio, por alguna obra o por el simple hecho de conocer y entender mejor su realidad.
Durante todo este tiempo, hemos demostrado que Antorcha sabe cuál es el camino para el desarrollo de México. Hemos demostrado que la organización del pueblo es indispensable para poder transformar a nuestro país en uno que garantice una calidad de vida a todos.
Los mexicanos merecen trabajo, buenos salarios, educación, vivienda, servicios indispensables; tener a oportunidad de superarse sin importar las condiciones económicas y que sólo esté condicionado por la voluntad del mismo ser humano.
El proyecto del Movimiento Antorchista va más allá de sólo mejorar las condiciones de vida de los mexicanos; el proyecto de Antorcha es un todo, como lo explicó bien el maestro Aquiles en el 45 Aniversario de nuestra organización: es cambiar el modelo económico y social, en el que exista una política progresiva y una distribución equitativa de la riqueza nacional, en el que no sólo se beneficien algunos, sino todos en general.
En Baja California nuestra tarea sigue siendo grande, pero, como dicen algunos, las grandes tareas están hechas para los grandes hombres, para aquellos que luchan todos los días, para los que se levantan todos los días a buscar un taco, para los que todos los días tienen que velar por sus hijos y por su familia en general; de esos hombres y mujeres inquebrantables que hay en Antorcha, que no buscan más que el progreso y el bienestar social.
Particularmente en San Quintín, uno de los nuevos municipios de BC que nace con una pobreza extrema, tiene una enorme tarea; una tarea que está hecha para verdaderos guerreros y antorchistas, que entiendan esta necesidad de salir a las calles y exigir un cambio verdadero.
Se necesitan calles pavimentadas, un hospital que garantice salud, mejores salarios, servicios tan básicos y tan indispensables como el agua y la luz; de esos guerreros con banderas rojas está requiriendo esta lucha, y hoy podemos decir que tenemos este ejército.
La llama de Antorcha está calentando corazones, está compartiendo su lumbre con muchos otros que ven en nuestra lucha una llama de esperanza y que ven en esta organización el único camino para el desarrollo de una nueva sociedad.
Adelante, compañeros sanquintenses, con ustedes estamos demostrando que Antorcha está más viva, que su llama se mantiene encendida en sus corazones, pero, sobre todo, que está iluminando el camino del progreso, educación y organización.
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