Datos recientes en materia de obra pública revelan que Morelos tiene un rezago de casi 10 años. Esto quiere decir que los gobiernos anteriores incluido el presente han disminuido las inversiones en infraestructura urbana y rural lo que repercute directamente en el bienestar de los morelenses y de rebote el estado se vuelve menos atractivo para los turistas nacionales y extranjeros sin obras ni servicios o si se llegan a tener de muy mala calidad puentes peatonales, la plaza de armas o que decir de socavón y los puentes sin fin.
Mientras no se tienen obras y servicios, podemos decir que en el país hay menos trabajo y los salarios no suben, mientras los precios de la canasta básica están al alza afectando cada vez más la economía familiar golpeando a los pobres y más ahora con el regreso a clases. Por esta razón hay un aumento en el comercio ambulante, en la pobreza y delincuencia de todo tipo, por la falta de oportunidades de trabajo y educación.
Además, es drástico el recorte del presupuesto al campo, a tal grado que casi todo se va en la burocracia y los escasos recursos dedicados a este sector prácticamente no se ven por ningún lado.
Otro sector que no se le ha dado prioridad es el campo que está en el olvido: ni programas tecnológicos, cero apoyos a la comercialización u obtención de financiamiento accesible, tampoco insumos o proyectos para paliar la grave crisis por la que atraviesa el sector rural; esto lo vemos reflejado en que diariamente la inflación de la canasta básica se va al alza
Imagine el lector, cuántas obras se podrían hacer con estos recursos (escuelas, caminos, arreglo de calles, electrificaciones, etcétera), está claro que un exceso de gasto en propaganda del gobierno solo busca exagerar lo muy poco que ha realizado en infraestructura social
Sin embargo, el destino de los recursos no se ha modificado y priorizado hacia el enorme rezago social que existe en el estado de Morelos.
Imagine el lector, cuántas obras se podrían hacer con estos recursos (escuelas, caminos, arreglo de calles, electrificaciones, etcétera), está claro que un exceso de gasto en propaganda del gobierno solo busca exagerar lo muy poco que ha realizado en infraestructura social.
Mientras los funcionarios disfrutan del poder, la población sufre no sólo de hambre sino de bienestar elemental en sus comunidades y colonias, pues no cuentan con los servicios ni obras indispensables para una vida mejor.
Tampoco hay programas y apoyos que palien un poco la grave situación en la que se debaten cientos de miles de familias pobres, dejando además a miles de jóvenes al servicio de la delincuencia por la falta de oportunidades de estudio y de trabajo.
Por tales razones y otras, que sería prolijo detallar aquí por falta de espacio, los antorchistas morelenses estamos en pie de lucha ante la falta de solución a nuestras demandas. Exijamos nuestro derecho a una vida mejor, más digna y en paz como la merecemos todas y todos los morelenses.
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