La cifra de pobres en la Ciudad de México bajo el mandato de Morena, se elevó de 2.7 a 3.9 millones. Sin más preámbulo éste es un dato que desnuda la triste realidad, no los datos vacíos que presenta el gobernante de esta ciudad, que en nada corresponden con lo que padecemos todos los que aquí vivimos.
Hoy, tras seis años del Gobierno morenista, nos podemos dar cuenta que sólo cambiaron de color pero su esencia sigue siendo la misma, pues los resultados son muy pobres y a la ciudad no han podido sacar del rezago en la que la han venido sumiendo.
Un metro siempre lleno por los constantes retrasos, con el peligro latente de que ocurra un accidente grave y hasta mortal, ya nada de eso queda en una posibilidad lejana porque es algo que ya pasa de manera constante (fallas eléctricas, humaredas por cortos circuitos, intoxicados por el humo, choques de trenes, inundaciones y hasta caída de trenes), el miedo es constante.
Y qué decir de la inseguridad, desbordada, aunque en su campaña de publicidad el actual jefe de Gobierno, Martí Batres, diga lo contrario y presente claramente datos falsos, que asegure que en su gestión y la de Claudia Sheinbaum la inseguridad bajó significativamente, la realidad nuevamente les golpea el rostro para demostrar que esto no es verdad y que nuevamente están tratando de manipular las cifras, como es su costumbre, para que los citadinos sigan engañados pensando en que eligieron bien al representante del poder en la ciudad y que las cosas van viento en popa.
Esto no debería de sorprendernos, pues estos desatinos han sido recurrentes entre la corriente que ha gobernado la ciudad casi 30 años, esa que se dice de izquierda pero que despacha con la derecha, porque pueden decir misa, pero aquí lo que importa son los datos claros, éstos hablan por sí solos, datos pésimos que demuestran que Morena no sabe gobernar.
Todos sabemos que en 2018 lo único que hizo el partido que ondeaba banderas amarillas fue ponerse un traje guinda y salir a pregonar como merolico a las calles que ya estaba renovado, que era otro y que con él todos gozarían del bienestar que proporcionaría el buen Gobierno, que se erradicaría la corrupción.
Hoy, tras seis años del Gobierno morenista, nos podemos dar cuenta que sólo cambiaron de color pero que su esencia sigue siendo la misma, pues como desde el principio de su Gobierno los resultados son muy pobres y a la ciudad no han podido sacar del rezago en la que la han venido sumiendo.
El sexenio del Gobierno morenista está a punto de concluir y Martí Batres se promociona en distintos medios de comunicación, ya parece parte del panorama ver cómo en el metro, que es el punto de encuentro de millones de capitalinos, Batres haya colocado su publicidad engañosa con datos que parecen sacados de un cuento, de la fantasía, él presenta una ciudad de derechos y avanzando, sin tener un poco de pudor al mentir con descaro hasta el último segundo de su gestión.
Y un ejemplo muy significativo de toda esta calamidad, es la problemática que están padeciendo los campesinos de San Andrés Mixquic en Tláhuac, quienes perdieron sus cosechas debido a las fuertes precipitaciones que se han venido presentando desde mediados del mes de junio en la ciudad, que inundaron sus campos y los sumió en más pobreza.
Según relatan los propios campesinos, para sobrevivir han tenido que malbaratar los pocos animales que poseen, o se han tenido que endeudar con familiares; sin embargo, esto ya es imposible de seguir aguantando y continuar con el mismo ritmo, la situación se ha vuelto sumamente complicada para ellos, pues de la actividad del campo dependía su economía al cien por ciento, y de la siembra de hortalizas salía su sustento para alimentar a sus familias, algo que ya no han podido realizar.
Ante esta problemática los trabajadores adheridos al Movimiento Antorchista acudieron, en primer lugar, a la alcaldía Tláhuac para solicitar un apoyo por desempleo, sin embargo, a falta de empatía de los funcionarios que aquí despachen, fueron ignorados, por lo que acudieron al Gobierno de la Ciudad de México, sin embargo, la misma política fue aplicada, pues ambos Gobiernos parecen estar cortados con la misma tijera.
Ante la negativa y la urgencia de sus planteamientos realizaron una numerosa marcha que partió del Hemiciclo a Juárez con destino al Zócalo de la Ciudad de México, en cuyo trayecto denunciaron la situación tan complicada que están padeciendo y solicitaron apoyo moral de la ciudadanía.
Al llegar a las inmediaciones del Zócalo capitalino, fueron bloqueados por granaderos enviados por la jefatura de Gobierno, quienes, con vallas y a punta de golpes, trataron de impedirles el paso.
A pesar de ello, y por el número de los manifestantes lograron llegar hasta su destino, las afueras de las oficinas de Martí Batres, en donde realizaron un mitin para ser atendidos por funcionarios que despachan aquí, sin embargo, sólo fueron escuchados porque al terminar su discurso se les informó que el Gobierno de la ciudad casi casi estaba quebrado y que no tiene recursos para apoyarlos.
Quisiera que hiciéramos una reflexión muy sencilla. A mi parecer y seguro al de muchos que analizan un poco la realidad, será posible que el poderoso Gobierno de la CDMX, que es el estado más importante de todo el país, porque aquí convergen las oficinas gubernamentales más importantes y el propio Gobierno de la república, no vaya a contar con recursos para atender a los más pobres.
No tiene mucho que pasaron las campañas electorales, recordemos cómo la ex-Jefa de Gobierno, para empezar, inició su campaña desde mucho antes que sus contrincantes, en un claro abuso y violación de la ley electoral por un lado, y el gran derroche de recursos que a todas luces y con todo grado de cinismo se gastaban a manos llenas para promocionar su imagen y pagarle todas sus giras por el país, aunado a las constantes denuncias de subejercicios millonarios en los que se vio envuelta, dinero que nunca volvió a aparecer.
Con todos estos argumentos, es posible que este estado tan poderoso en cuanto a la gran carga de recursos que le asigna el Gobierno del país, no en la inversión de los mismos, porque al parecer ahí es donde está el problema, no tenga para apoyar a un grupo de humildes campesinos.
Es aquí donde se ve a leguas la insensibilidad para atender los problemas de los más pobres, la falta de empatía, el desinterés, y no conformes con esto, el autoritarismo al querer negarles el derecho hasta a la manifestación pública.
Por nuestro lado, Antorcha seguirá enarbolando la solución de la necesidades apremiantes del pueblo pobre de México, seguiremos insistiendo por todos los medios legales que el Gobierno de la ciudad les brinde un apoyo a nuestros compañeros campesinos.
Sin embargo, es importante y urgente que los mexicanos en todo el país estén atentos a todos los problemas que se derivan de un Gobierno ineficiente de oídos sordos, y sobre todo antipopular, y entiendan la necesidad de cambiar de clase en el poder, porque esta que ahora está enquistada en la silla del poder no es nada afín al pueblo, pues sólo vela por los intereses de los ricos y a los pobres los hace de lado, los ignora, para muestra aquí están nuestros compañeros campesinos de San Andrés Mixquic.
Ojalá el pueblo muy pronto entienda esto y se disponga a luchar para cambiar las cosas, que ya no siga confiando los destinos del país en los mismos de siempre, los que a la menor oportunidad les pondrán la bota en el cuello, es urgente que el pueblo de México abra los ojos.
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