No se necesita ser experto para entender que las agresiones que están poniendo en práctica los gobiernos pertenecientes al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en contra de los mexicanos que no están de acuerdo con la forma de hacer política en el país, tienen a un principal responsable, pretendiendo acallar las voces del pueblo mediante la represión y delitos inventados, siendo éste el presidente de la república y promotor de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo a la información de Marcos Pérez García, los dirigentes antorchistas de los estados de Oaxaca y Veracruz, Dimas Romero González y Samuel Aguirre Ochoa, respectivamente, son objeto de amenazas contra su vida y su libertad, por la simple y sencilla razón de que representan digna y valientemente, los intereses de decenas de miles de colonos, campesinos, estudiantes, amas de casa y trabajadores, en sus respectivos estados.
Esta violación al Estado de Derecho en la aplicación facciosa de la ley contra los críticos de su gobierno y la conculcación de las Garantías Constitucionales por parte del gobierno de López Obrador y sus gobernadores afines, como es el caso de Alejandro Murat y Cuitláhuac García, constituye un paso más, hacia el Estado Totalitario que la Cuarta Transformación ha venido trazando como ruta para el país.
En el caso de Oaxaca, los antorchistas han venido exigiendo cumplimiento a los compromisos de obras y servicios para colonias y comunidades contraídos por parte del gobierno del estado sin obtener respuesta favorable, a lo que se suma, en los últimos meses la lucha solidaria con más de dos mil trabajadores de la salud, entre médicos, enfermeras y otros empleados, que demandan la reinstalación inmediata en sus fuentes de trabajo, tras el despido injustificado de que fueron víctimas por los Servicios de Salud de Oaxaca.
La lucha ha sido muy intensa y desgastante por la política de los gobiernos estatal y federal, que también aquí han incumplido los compromisos hechos por López Obrador y Alejandro Murat, quienes han preferido el menosprecio y la indiferencia para desanimar a los trabajadores, pero ante la resistencia combativa y la solidaridad del antorchismo, ahora pasan a la represión abierta y franca, mediante panfletos soeces, que buscan intimidar con amenazas de muerte y cárcel.
Lejos de atender los justos reclamos del pueblo, la 4T ha decidido emprender acciones persecutorias en contra de quienes piensan diferente, que no creen en la falsa “esperanza” del gobierno federal.
La gran mayoría de mexicanos no creemos en López Obrador, porque desde su llegada al poder se ha encargado de sepultar programas y fideicomisos que de alguna manera servían para aminorar la miseria o pobreza de muchas familias de diversos sectores de población.
No creemos en él, porque desde la llegada de la pandemia Covid-19 abandonó a su suerte a sus compatriotas dejándolos a merced de ese terrible mal que cobró miles y miles de vidas que con la atención del gobierno de la 4T se hubiesen logrado salvar.
No creemos en él porque ha incurrido en garrafales errores que mantienen al país al borde del colapso tanto en materia de salud, como de educación, seguridad, economía, falta de empleo, entre otros.
No creemos en él porque se ha dedicado desde sus acostumbradas “mañaneras” a perseguir y denostar a su propio pueblo en aras de mantener vigente un ficticio combate a la corrupción que le ha permitido alimentar un populismo que ya se está agotando.
En el mandatario mexicano no creemos porque nunca ha cumplido su mandato de velar de forma permanente por los mexicanos, dejando crecer la ola de inseguridad en todos los rincones de la patria, donde las bandas criminales parecen tener impunidad o permiso para hacer lo que se les pega su regalada gana.
El caso de Veracruz es igualmente represivo, las razones son, la lucha consecuente de los antorchistas de aquel estado dirigidos por el Ingeniero Samuel Aguirre Ochoa y las críticas fundadas por el mal desempeño del gobernador morenista Cuitláhuac García, que tiene al estado en condiciones deplorables de pobreza, inseguridad, salud y sin atención a los problemas de obras de infraestructura para los veracruzanos, pero, con subejercicio presupuestal, que ha regresado a la TESOFE, para que el Presidente de la República lo utilice discrecionalmente en sus obras insignia.
En este caso se orquestó una burda maniobra leguleya, utilizando a un vil delincuente de nombre Eduardo “N”, a quien le extendieron un poder notarial falso emitido por el licenciado Octavio Escobar Pérez, titular de la Notaría Pública número 21 ubicada en Naolinco, Ver., utilizando una credencial de elector falsa, en la que fue alterado el nombre y la fotografía de Samuel Aguirre Ochoa para involucrarlo en el delito de fraude, cometido por este sujeto inescrupuloso, en agravio al parecer de varios ciudadanos, armar una carpeta penal con este delito prefabricado y encarcelar a nuestro compañero.
Esta y otras formas de persecución y represión políticas contra sus críticos, están marcando al presidente Andrés Manuel López Obrador y a su gobierno, que están llevando aceleradamente al país a una dictadura. Sólo así se explica que México sea un país con uno de los índices mayores de muertes de periodistas, pues son ya 43 comunicadores críticos los que han perdido la vida y según los especialistas, esto ha sido alentado por las declaraciones y ataques constantes del presidente en los distintos foros que utiliza para denostar a sus adversarios políticos.
Por todo eso y más, los mexicanos no creemos en López Obrador, quien por un lado dice estar en contra de los corruptos pero que ha engrosado la riqueza de sus familiares con propiedades diversas en todo el país, que mantiene en su gabinete a verdaderos ladrones de cuello blanco que siguen llenándose los bolsillos con los recursos que le han sido arrebatados a gobiernos estatales y municipales, a universidades y otras instancias.
Los antorchistas de Coahuila nos sumamos a la indignación por esa artera persecución en contra de nuestros compañeros y anunciamos medidas mucho más precisas para frenar a todos aquellos que investidos por la Cuarta Transformación insistan en acallar la voz ciudadana mediante la agresión gubernamental.
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