Chalco, Estado de México. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece que una persona de la tercera edad es aquella que ha cumplido los 60 años; sin embargo, en México el rango de la tercera edad para recibir programas sociales empieza a partir de los 65 años de edad.
En el país las condiciones económicas para la tercera edad no están garantizadas, lo cual los orilla, en la gran mayoría de los casos, a buscar un empleo para poder alimentarse o hacer frente a los gastos de la casa.
Según datos del INEGI, el 99 por ciento de los adultos mayores se encuentran laborando: el 49 por ciento dice que trabaja por propia cuenta, de tal manera que, contrario a lo que dice el gobierno federal, aún hay una gran parte del sector de la tercera edad que, a pesar de que reciben ayuda del gobierno, se ven en la necesidad de buscar otras fuentes de ingreso.
Lamentablemente, las personas de la tercera edad no tienen cubiertas al 100 por ciento sus garantías laborales, orillándolos a trabajar de manera temporal y en mucho de los casos sin un contrato o seguro que garantice su solvencia económica o médica.
A diferencia de una persona en edad de laborar, los de la tercera edad se ven violentados en las horas que trabajan, pues se ven obligados a cubrir más horas para completar un salario mínimo.
El Centro de Investigación de Política Pública manifiesta que el 35 por ciento de personas de 65 años y más cubren una jornada completa de 48 horas a la semana, mientras el 21 por ciento de ellos se emplearon en jornadas extendidas, lo que trae como resultadox una sobre explotación de ese sector de la población. Hay que considerar que muchos de ellos ya no tienen ni la agilidad motora, ni las energías suficientes y que la inmensa mayoría sufre ya de una enfermedad crónica.
Todo eso hace que sean víctimas de la explotación laboral por la necesidad que tienen de seguir obteniendo ingresos. Por esa razón, aceptan empleos aunque la jornada sea extensa y la paga sea raquítica.
El mismo Centro de Investigación de Política Pública refiere que más de la mitad percibe un bajo salario de 6 mil 223 pesos mensuales; o sea, el 45 por ciento de los adultos mayores que tienen un empleo perciben un salario insuficiente para vivir.
En los empleos en que son más fácilmente contratados son: limpieza en casas particulares, en centros comerciales, o los famosos “cerillitos” que ayudan a embolsar los productos adquiridos en los centros comerciales, pero este trabajo es el más castigado debido a que las personas que se emplean de “cerillo” sólo ganan lo que los consumidores deciden darles de propina.
Según el testimonio de la señora Catalina González, “cerillito” en una Bodega Aurrera, manifiesta que “lamentablemente, para una persona como yo que tengo 67 años, no es fácil encontrar empleo: en casas ya no me contratan porque hacer la limpieza es pesado; si una busca empleo en una cocina tampoco nos aceptan, no nos queda más que estar de “cerillos”, pero es muy cansado porque hay que estar de pie, recibir a veces groserías de los compradores o de las mismas cajeras porque hay que embolsar rápido, y son muchas las horas de trabajo, a veces cinco horas continuas para juntar 400 o 500 pesos. Desde luego hay gente que a veces no nos da ni las gracias, pero tenemos que aguantar porque si no trabajamos simplemente no tendremos para comer. Ser de la tercera edad es difícil, aún tenemos que pagar servicios básicos, como agua, luz, teléfono, o simplemente cubrir nuestros gastos médicos”.
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