Contento, mostrando su mejor semblante ante los reflectores de su mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador ondeó su pañuelo ya no muy blanco de tanto que lo usa, para destacar el término de la corrupción en su gobierno con la formula “austeridad republicana”. Importante noticia para sus seguidores y el público que aún le concede el beneficio de la duda, de si funciona o no la llamada transformación tan prometida.
En contraste el pasado 22 de enero, Transparencia Internacional, organización no gubernamental que promueve medidas contra crímenes corporativos y corrupción política en el ámbito internacional, con oficinas en Berlín, Alemania, que no se le puede llamar “adversaria de la 4T”, presentó la edición 2021 del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), que registra la opinión de especialistas, analistas de riesgo financiero, mujeres y hombres de academia y los negocios, sobre la situación que guarda la corrupción en cada una de las 180 naciones que evalúa. En la que México mantuvo una calificación de 31 puntos, en una escala que va de cero a 100, y en la que 100 sería la mejor calificación posible.
En ella, México se ubica en la posición 124 de 180 países evaluados; es decir, el 68.8% de la población mexicana considera que es falso que ha terminado la corrupción como afirma López Obrador. Además, México sigue siendo el país peor evaluado en términos de corrupción de los 38 países que integran la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE) y en el Grupo de los 20 (G20) en la posición 18.
A ello se añade que los casos más emblemáticos de la lucha anticorrupción, los funcionarios involucrados en la Estafa Maestra, Odebrecht, Agronitrogenados, entre otros, no han sido sancionados penalmente y no han sido recuperados los recursos generados por la corrupción y mucho menos ha reparado el daño a las víctimas. El Instituto para devolverle al pueblo lo robado es un elefante blanco creado por la 4T.
El análisis de Transparencia Internacional concluye en que, pese a que la lucha contra la corrupción es el eje central del actual gobierno, en las fiscalías mexicanas no se ven órganos independientes, y su actuación es favorable o negativa dependiendo del grupo político al que se investiga, generando una gran preocupación al respecto.
Los mexicanos esperarían que el gobierno enmendará sus desvíos políticos y económicos para bien del país. Sin embargo, sucede todo lo contrario, ataca con más ferocidad a quienes publican y denuncian los escándalos de corrupción que involucran a su círculo más cercano de colaboradores, como Delfina Gómez, célebre funcionaria por las” aportaciones” que les quitó a los trabajadores municipales, como “diezmos”, cuotas para Morena; por proponer como embajador a Pedro Salmerón en Panamá, acusado por acosador de alumnas durante su desempeño como catedrático.
Como el exdiputado Martín Huerta, acusado de violador de menores, cuyas imágenes grotescas de su conducta personal circularon en todo México a través de los medios de comunicación, o defender a ultranza al subsecretario de Salud López-Gatell, acusado de genocidio por la muerte de mexicanos por coronavirus, agregando a la lista, el escándalo de su hijo José Ramón López Beltrán, cuya vida de lujos y derroche en Houston, Texas, quedó al descubierto en una investigación realizada por LatinUs en colaboración con Mexicanos contra la Corrupción, y no se diga Bartlett, Pío y José Martín López Obrador, entre muchos otros.
Y aún más, hay rumores en el sentido de que como AMLO es garantía de honestidad, prepara una iniciativa para desaparecer la secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) con el pretexto de la “austeridad republicana”, organismo de apoyo técnico que mide y evalúa los avances del país para combatir verdaderamente la corrupción. ¿Será que AMLO adelantó el “año del Hidalgo” durante todo su sexenio?
0 Comentarios:
Dejar un Comentario