Los tiempos del Instituto Nacional Electoral (INE) son infalibles. Desde las últimas semanas del año que terminó iniciaron los preparativos para el relevo de aproximadamente 21,368 cargos públicos. Destaca la elección de 15 gobernadores, 500 legisladores; 300 por mayoría relativa y 200 por la vía plurinominal. Sólo en Jalisco se elegirán 20 diputados federales, 20 diputados locales de mayoría relativa, 18 de representación proporcional, 125 presidentes municipales, 125 sindicaturas y 1,464 regidurías.
En estos días los militantes de los diferentes partidos políticos que creen contar con el suficiente capital político para aspirar a cualquiera de los cargos de elección mencionados alzan la mano y se apuntan como precandidatos para representar a sus respectivos partidos en la elección, según el INE, más grande en la historia de México.
En las próximas semanas las cúpulas partidistas decidirán quienes de sus militantes es el que les garantiza el mayor número de votos, que los posicione satisfactoriamente en el terreno político local y aleje de sus institutos políticos el fantasma de la cancelación de sus registros por no ser capaces de representar ni a su familia en las próximas elecciones.
En el lapso que va desde la última elección en el 2018 a la elección del próximo 6 de junio del presente año, hay tiempo suficiente para establecer referencias y orientarnos en cómo ejercer nuestro derecho de elegir a nuestras próximas autoridades. La elección que se avecina no será una elección más.
En lo que va de la presente administración, hemos leído puntualmente los diferentes cuestionamientos que se han hecho a las autoridades federales por las decisiones que las diferentes circunstancias los han obligado tomar, los resultados de esas decisiones las conocemos y una inmensa mayoría las padece. El territorio mexicano es lo suficientemente inmenso como para conocer detalladamente cada uno de los problemas que se les presentan a los ciudadanos de a pie en cada uno de los rincones de nuestra geografía nacional, por eso no pecare de ingenuo, no generalizaré las circunstancias que se nos presentaron en los últimos años y que en alguna medida aceleran o retrasan el progreso, me limito a mencionar que lo que aquí digo corresponde a características propias de nuestra región: las costas del Estado de Jalisco, lugar que conozco muy bien, sin embargo, algún parecido con la realidad de otras regiones del país, no es pura coincidencia.
Los mexicanos tenemos la oportunidad de reactivar el progreso de nuestros pueblos. Como todos nos damos cuenta, el esfuerzo que realizan las autoridades locales no es suficiente para continuar con la construcción de las obras trascendentales que toda la vida hemos tenido pendientes aquí.
Desde hace ya casi tres años, varias obras de infraestructura carretera, edificios escolares, nuevos hospitales, apoyo para la construcción de vivienda y sustanciales apoyos al campo se redujeron drásticamente, si en el pasado iniciaron su construcción, ahora simplemente ahí están abandonados sin que nadie dé una explicación del porqué de su abandono a pesar de la importancia de su terminación y la necesidad que hay de ellas. Las obras a las que me refiero son las que en un inicio se propusieron para que se contemplara su construcción, por su importancia y trascendencia, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), para garantizar de esa manera, sin detrimento del raquítico presupuesto local, su construcción con recursos federales. La historia de cómo se aprobaron los últimos tres PEF ya lo hemos comentado, no hay nada nuevo que decir, sólo prevenirnos para afrontar las consecuencias por falta de obra pública durante el presente año, gracias a esas malas decisiones tomadas por el bloque mayoritario de diputados federales.
¿Qué podemos hacer para volver a reactivar la construcción a tan importantes obras y aumentar significativamente los apoyos para nuestra gente? Como sabemos, la cancelación de recursos públicos para la continuación de estas obras se dio en la Cama de Diputados, ahí donde se reúnen los supuestos 500 representantes del pueblo a legislar y aprobar leyes en beneficio de sus representados; en las últimas tres discusiones y aprobaciones del PEF no ha sido así.
Por esta razón desde hace rato, el Movimiento Antorchista Nacional ha llamado a fortalecer la unidad del pueblo organizado, con el fin de garantizar que en la próxima LXV Legislatura federal lleguen auténticos representantes populares. Para nadie es desconocido que la actual Legislatura está controlada por la mayoría del bloque oficial encabezado por morena y que se ha convertido solo en un poder incondicional para hacer camino fácil a los intereses del titular del poder ejecutivo, olvidándose por completo de sus responsabilidades históricas que tienen de velar por los intereses de sus representados desde el Poder Legislativo Federal, su responsabilidad se ha reducido solamente a aprobar obras faraónicas que poco o nada tienen que ver con el bienestar del pueblo trabajador, pero que son negocios muy lucrativos que representan enormes ganancias para los dueños de siempre del capital mexicano.
La oportunidad es única y se limita a que el pueblo organizado tenga representantes con voz y voto a la hora de decidir en qué se van a invertir los recursos que día a día, todos los meses, durante todo el año, aporta como impuestos y que, por lo tanto, tiene derecho a disfrutar de ellos materializados en obra pública, servicios de calidad y apoyos necesarios para vivir dignamente. Esta vez nuestro voto debe ser más razonado. Tenemos tiempo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario