Fueron cerca de 49 millones de ciudadanos mexicanos los que acudieron a las urnas el pasado 6 de junio de 2021, ahí hicieron uso de su derecho a elegir a quienes los representaran en los próximos tres o seis años según sea el caso, pues se eligieron diputados federales, diputados locales, gobernadores y ayuntamientos.
Sin embargo, lo que nos dejó claro esta elección es que una vez más se ofreció a los electores una campaña superflua, vacía, sin propuestas claras para curar los verdaderos males que aquejan a nuestro país, así, quienes aspiraban a un puesto de elección popular, ostentando la marca y el color que los lanzaba, ofrecían como lo más importante su imagen personal para agradar a sus posibles simpatizantes y su honradez personal como la garantía para acabar con los males que aquejan a la inmensa mayoría de los mexicanos, así, con su honradez a cuestas y el trabajo que han realizado el día a día por su familia ahora están dispuestos a poner esas cualidades al servicio de aquellos que serán sus representados.
Otra característica es que se aplicaron con todo, y en la medida de la importancia del partido que representaban para inyectarle al pueblo su respectiva dosis de degradación, que, anqué por ley está prohibido ofrecer dinero, despensas o cualquier chuchería, no dudaron en ejercer la compra de líderes y la compra de votos.
Otro aspecto de esta elección fue que se recrudeció la descalificación y la campaña negra de unos contrincantes contra otros y la agresión violenta que dejo un total de 35 asesinatos de aspirantes a algún cargo de elección popular.
Ningún candidato le habló al pueblo de sus propuestas para resolver el mal principal que padece nuestro país, nadie le habló de las medidas que tomaría para acabar con la lacerante pobreza en que viven más de 90 millones de mexicanos, nadie le habló de las medidas económicas para que la economía crezca, nadie le habló de cómo hacer para garantizar trabajo bien remunerado para las familias de los trabajadores, nadie le habló de garantizarle el servicio de salud que tanta falta le hace al anémico pueblo de México, nadie le habló al pueblo de garantizarle los servicios básicos en sus colonias y comunidades, nadie le habló de qué y cómo hacer para que sus hijos tengan garantizada su educación, nadie le dijo al pueblo que la corrupción mayor está dentro de las empresas que hacen que sus trabajadores laboren hasta 12 horas diarias de las que por lo menos 10 no les son pagadas, o de aquellas empresas que contratan verdaderos especialistas que logran que éstas no paguen impuestos, nadie le dijo al pueblo que nuestros gobernantes permiten que gran parte de los capitales de México se fugan a los grandes paraísos fiscales para esquivar al fisco.
Por lo tanto la tarea inmediata de todos aquellos que queremos un México que ofrezca mejores condiciones de vida para todos sus hijos es trabajar, organizar y educar al pueblo para que aprenda a distinguir entre aquellos que le ofrecen superficialidades y cambios cosméticos y aquellos que le ofrecen cambios de fondo que los lleven a salir de su situación de marginalidad.
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