Ya no sorprende escuchar al presidente de México, arremeter contra todo lo que no le guste, ya sea el INE, el CIDE, la lista es interminable. Los antorchistas también hemos recibido los ataques del presidente desde el inicio de su gestión. Muchos de sus ataques son sin fundamento como el último pronunciamiento que hizo de China.
“No permitamos que China se convierta en una hegemonía”, fue lo que dijo el presidente, aunque ya los chinos han planteado desde hace muchos años, un futuro compartido, y lo han demostrado en particular, con el continente Africano. Que es donde más inversión y trabajo han invertido los chinos, ellos han planteado el ganar-ganar, en sus relaciones internacionales. Y si el presidente los quisiera detener ¿con qué los detendría?
Si China o cualquier otro país busca convertirse en el amo y señor del mundo. Podría ser sólo una amenaza premeditada, para anteponernos a sus intereses. Ya en su momento, otros han intentado ser amos y señores del mundo y, lo lograron por un tiempo. Inglaterra, España, Francia, que fundaron imperios y que no fueron propiamente los dueños del mundo, pero aspiraban a ello. De 1945 a la fecha, hay otro que se considera amo y señor de todo el orbe.
Veamos nuestra realidad. Las empresas chinas solo han traído y cada día más productos de alta calidad a nuestro país. Ahora podemos comprar un celular a precio económico proveniente de china, y miles de productos más que vienen de ese país. Pero hasta el momento, no nos han quitado un pedazo de nuestro territorio; querían construir un tren de Querétaro a México, pero se los impidieron. En fin, a los mexicanos no nos ha hecho nada, y, por tanto, no tenemos elementos suficientes para atacar a ese país.
Las denuncias del presidente pueden ser interpretadas con el anuncio de un huracán. Gracias a los avances tecnológicos y científicos, ahora ya se puede saber la capacidad, velocidad y la ruta que puede seguir un fenómeno meteorológico de esa magnitud. Podemos saber que el huracán pasará por nuestra casa, y tenemos que valorar si nuestra casa, puede resistir ese huracán, de no ser así debemos tomar las medidas para reforzarla o en un momento dado, huir antes de que llegue el fenómeno. Una tormenta no se detiene con gritos.
Y aquí es donde podríamos preguntarnos. ¿Qué está haciendo el presidente por fortalecer a México? Nada, muy al contrario parece que quiere destruirlo; todo lo que había, antes de su llegada fue destruido con la promesa de construir algo mejor, pero han pasado más de tres años y, por el momento no se ve en horizonte que algo se esté construyendo o, al menos que sea de mejor calidad de todo lo que se había hecho anteriormente.
Parece que regresamos a la época de Juárez, no tanto por el caudillo, sino por las similitudes que se pueden encontrar con la situación económica y política. El gobierno dividido, el pueblo cada día más pobre (la inflación 7.4%), la delincuencia asolando todo el territorio. Y eso permitió que nos arrebataran más de la mitad de nuestro territorio.
La historia moderna china, tiene similitudes con el continente americano. China fue invadida por los ingleses, franceses, portugueses y españoles. Lo mismo nos pasó a nosotros. China tiene cerca un país imperial, que les quitó muchos territorios (con la lucha decidida del pueblo chino, han recuperado la mayoría), y ahora siguen luchando por reunificar a todo su país. En ese sentido y muchos otros, son un ejemplo.
Los reiterados ataques del presidente a China, demuestran que no entiende que el mundo ya cambió, y él, si sabe que no está haciendo las cosas bien, que 1.6 millones de negocios cerraron en México, y con ello, millones de hombres quedaron desempleados. Y ahora, miles buscan ganarse la vida en el comercio informal, y ni eso quieren dejar los morenistas o sus gobiernos aliados como sucedió en San Luis Potosí recientemente. El presidente, con tal de mantenerse en el poder, se alía con el vecino del norte, para que lo siga manteniendo en el puesto y así se explica el trato denigrante a los migrantes, por eso permitió que la DEA entre y haga en México lo que le de la gana.
Cada estado es libre de decidir su propio camino, pero como mexicanos deberíamos preocuparnos el rumbo que está tomando nuestro país y participar activamente para definir el rumbo de nuestro estado. Y, en este sentido, lo que vemos en las altas esferas de poder, con honrosas excepciones, que se someten al poder, después de criticarlo. Es momento que una nueva clase ocupe el protagonismo para construir un México fuerte y decidido. Los trabajadores están llamados a ello. México necesita ser fuerte, pero para eso necesitamos que cientos de miles de mexicanos se unan a nuestra causa, Antorcha tiene un proyecto para México, que no busca pelearse con ningún otro país, sino que, antes de criticar a los demás, construyamos una casa hecha con solidos cimientos que le dé cobijo a todos sus hijos. Ocupamos, dijo nuestro dirigente nacional, que nuestra patria realmente sea madre y no madrastra como ha sido hasta el momento.
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